MADRID.- Aunque el día 2 de mayo es una festividad propia de la Comunidad de Madrid, viene bien recordar que se trata de una fecha de especial trascendencia histórica para toda España. A través de la misma queremos hacer un repaso por los lugares más importantes que marcó en la Península ibérica la rebelión contra las tropas francesas de Napoleón Bonaparte que daría lugar a la Guerra de la Independencia. En efecto, el 2 de mayo de 1808 se inicia el levantamento popular contra la invasión francesa de España. Al contrario de lo que muchas películas muestran, este levantamiento en toda la nación se produjo de forma progresiva, puesto que su difusión fue relativamente lenta debido a que hace dos siglos no existían los avances en telecomunicaciones de los que disfrutamos en el siglo XXI.
Bonaparte había impuesto su poder en Europa tras su ascenso al gobierno en los estertores de la Revolución Francesa. Uno de los pocos impedimentos que encontraba el militar corso a su expansionismo era Gran Bretaña, que, dado su carácter aislado y su potencial naval, podía resisitir los embates del gobernante francés. En España, un país que en el siglo XIX todavía sufría retrasos en muchas áreas, la débil monarquía de Carlos IV facilitó un acuerdo con Napoléón para que las tropas francesas atravesasen el país y se dirigiesen a Portugal, aliado de Gran Bretaña. Sin embargo, Napoléón dejó claras sus intenciones muy pronto, ocupó más plazas españolas que las acordadas en el Tratado de Fontaineblau y obligó a Carlos IV y a Fernando VII, el rey vigente tras la abdicación de su padre, a ceder la corona en Bayona a José Bonaparte, el hermano de Napoleón. El pueblo de Madrid, al enterarse de que el infante Francisco de Paula, hijo de Carlos IV, era forzado a marcharse a Francia, se concentró el 2 de mayo de 1808 frente al Palacio Real de la ciudad, donde se inició el motín contra los franceses. Esta fue la espoleta, pero en realidad el pueblo español no había visto con buenos ojos la llegada de tropas francesas a su territorio desde la firma del tratado con Francia.
Breve recorrido por Madrid
Así que, la primera parada debe ser el Palacio Real de Madrid, en la Plaza de Oriente. Se trata de uno de los espacios más cuidados de la ciudad y que ha sufrido diversas remodelaciones, pero intentando mantener el espíritu de plaza regia. Frente al palacio se encuentra el Teatro Real y a la izquierda del mismo tenemos la catedral de la Almudena. Palacio y catedral forman un cojunto que se eleva sobre un cortado y que ofrece una de las vistas más románticas del Madrid antiguo, si se aprecia desde el río Manzanares. Como comentamos con mayor profundidad en Revista80dias VIP, Madrid nace como una comunidad religiosa y militar musulmana, denominada Mayrit. En la zona del palacio se construyó una fortaleza y en la calle Bailén, protagonista de los sucesos del 2 de mayo, se erigió una mezquita.
Las calles de la ciudad fueron los siguientes testigos de la rebelión madrileña contra los fraceses. Rebelión popular, porque hasta muy entrada la Guerra de Independencia el Ejército español no intervino en los enfrentamientos, salvo contadas excepciones, como los casos de los capitanes Daoíz y Velarde. De ellos se puede visitar una estatua conmemorativa en la plaza del 2 de mayo, situada en una de las zonas nobles de Madrid. El pintor Francisco de Goya inmortalizó otros hechos históricos en sus pinturas, como la carga de los temidos mamelucos del Ejército francés en la Puerta del Sol. Por ser el más representativo, el cuadro con los fusilamientos del 3 de mayo (que ilustra este artículo) nos transporta a la Montaña del Príncipe Pío. Hoy, este enclave es el conocido como parque del Templo de Debod, uno de los lugares desde el que obtener unas vistas privilegiadas del sur de Madrid, así como del Palacio Real y la catedral de la Almudena. Siguiendo este templo egipcio cedido a la ciudad podemos aprovechar para dar un paseo por el Parque del Oeste.
El 2 de mayo fuera de Madrid
El general francés Joaquín Murat, que era una especie de gobernador militar de Madrid impuesto por su cuñado Napoleón, se aplicó para reprimir la revuelta en la capital, fusilando a más de 400 personas. Sin embargo, diversos combatientes huyeron de Madrid, llegando en primer lugar a la localidad de Móstoles, en el suroeste de la actual comunidad autónoma. Allí, Andrés Torrejón y Simón Hernández, alcaldes del municipio, emitieron un bando en el que llamaban a la rebelión del pueblo español contra los franceses. Las noticias llegaron a Talavera de la Reina, en Toledo, y a Trujillo, en Cáceres, donde sus alcaldes prepararon alistamientos voluntarios. Se iniciaba la Guerra de la Independencia y el declive del poder de Napoléon en Europa tras la pérdida de esta contienda en 1814.
Talavera de la Reina es famosa por su cerámica. La ciudad se sitúa al borde del río Tajo y casi a los pies de la Sierra de Gredos, en una extensa vega. Además, la localidad ha sido lugar de conexión entre los puntos cardinales de España, lo que la ha configurado hasta tiempos muy modernos con un carácter muy comercial. Sin embargo, lo más destacable de Talavera son sus múltiples iglesias, como la de Nuestra Señora de Prado o la de Santa María la Mayor. Quedan restos históricos más antiguos, como los del Alcázar Real, destruido, las Torres Albarramas y la Puerta de Sevilla.
Por su lado, la reducida Trujillo ha sido un centro productor de conquistadores en los siglos XV y XVI, sobre todo para la América española tras los primeros años del descubirmiento. Nuevamente destacan sus múltiples iglesias, pero la ciudad conserva múltiples edificios civiles, como el Palacio de los Pizarro, de los Orellana Toledo, la casa fuerte de los Bejarano, la Alcazaba, la Alhóndiga o el aljibe hispanomusulmán, entre otros. Durante la Guerra de la Independencia la ciudad fue arrasada por las tropas francesas, aunque se han podido conservar buena parte de sus elementos históricos y hoy podemos disfrutar de ellos. Famosa también es su Plaza Mayor.