MADRID.- Se acaba el verano y queda la última parte del año. Hay que volver a la rutina del trabajo y otras obligaciones, pero el aterrizaje siempre puede ser más suave si sabemos tomárnoslo con filosofía. Aquí algunos buenos consejos para afrontar los últimos meses del año con energía y positivimo.
Prepara tus próximas vacaciones
Vamos a elegir un destino de en sueño y vamos: La Rivera Maya. La idea es buscar un rincón paradisíaco y entregarnos a la Naturaleza con todos los sentidos, para disfrutar de la relajación, del mar, de la gastronomía… coger un buen libro y sentarnos en una playa a leer disfrutando del sol y del silencio, apuntarnos a una excursión arqueológica y redescubrir las ruinas mayas de Chichen Itzá y Ek-Balam, bucear en el segundo arrecife más grande del mundo haciendo amigos acuáticos que nunca habríamos imaginado.
En cualquier caso, lo que hace falta es desconectar de nuestra rutina y pensar que nos merecemos un lujo. Navegad por internet hasta encontrar el qué y el dónde, pero sobre todo, la mejor oferta.
Una escapadita
Claro que tampoco hace falta irse al otro lado del mundo para relajarse y descubrir un rinconcito del mundo que nos haga sentir especialmente bien. Para eso basta con echar un ojito a nuestro alrededor, hacernos con una de esas ofertas exclusivas que decíamos antes y salir corriendo. Eso sí, siempre es mejor ir bien acompañado, pero tampoco está mal eso de coger la maleta y alejarse del mundanal ruido buscando el más absoluto silencio. Una playita mallorquina, un alojamiento rural en Ávila, un hotel con encanto en Cádiz, un hostal en París o un albergue en Londres… da igual. El caso es mantener la ilusión y recompensarnos con unos días libres exclusivamente para disfrutar de las cosas que nos gustan.
Un buen café
Cuando los bolsillos están igual que si estuvieran rotos y nos sale caro incluso pensar en vacaciones, podemos reducir nuestra escapada mágica a sólo unas horas. Para esto podemos recurrir a visitar un museo que nos guste, uno nuevo, unirnos a una visita guiada, a una visita teatralizada, asistir a un espectáculo… o simplemente sentarnos en uno de nuestros cafés favoritos, durante unas horas y darnos el lujo de evadirnos completamente. Por ejemplo, el mítico Café Gijón de Madrid. Un establecimiento con solera y mucha, mucha historia, en el que podemos viajar un poco con nuestra imaginación, quizá en el tiempo, y revivir ese Madrid encantador del siglo XIX. Cafelito en ristre, mesita de madera y nuestra mejor sonrisa. Todo listo.
Un buen libro
Desde luego, uno de los grandes placeres de la vida y además una de las formas más apasionantes de viajar y evadirse es a través de un buen libro. Más aún si se trata de un libro de viajes. Como ejemplo, un botón: Hacia el trono de los dioses, del austriaco Herbert Tichy. Un libro que nos lleva a través de caminos y senderos de Afganistán, La India o el Tibet, el retrato de un área geográfica que ha cambiado tanto en los últimos cien años que sorprende y, si bien es un buen libro de viajes, es una auténtica joya para los amantes de las motos. Pero desde luego, este libro es sólo un ejemplo entre el infinito número de posibilidades que podéis encontrar, empezando por nuestra biblioteca.
La hora del Vermut
Esta es una de las mejores formas de disfrutar de la vida y enfocar el otoño de una forma positiva. Sobre todo si se hace en buena compañía. Creo que en este caso, la compañía es fundamental. Bien sea haciendo la ruta de la tapa, disfrutando de la semana de la verdura de Tudela, haciendo catas de vinos o simple y sencillamente tomando algo en el bar de al lado de casa, con nuestros amigos, un día cualquiera por la mañana. A esa mágica hora justo antes de comer. Lo importante es disfrutar de la vida y buscar una excusa para salir de la rutina y divertirnos lo más posible.