El Hotel Ritz de Madrid se ha vendido por 130 millones de euros al grupo hotelero Mandarin, que gestionará el alojamiento, y al grupo árabe Olayan. Hasta esta transacción, el inmueble, que se inauguró el 3 de octubre de 1910, estaba controlado por Alicia Koplowitz y la empresa Belmond, aunque había pasado antes por diferentes manos.
El Ritz fue el primer hotel de lujo con el que contó Madrid, a pesar de que en la Puerta del Sol ya existía el Hotel París en lo que hoy es el edificio de la empresa tecnológica Apple, que en tiempo no era considerado un establecimiento de alta categoría. El impulso para construir el nuevo hotel vino del rey Alfonso XIII, que tras viajar por Europa se dio cuenta de que la capital de España no contaba con un alojamiento de máxima categoría para la realeza y los viajeros adinerados, al estilo del Ritz de Londres. El propio rey, junto con otros empresarios, puso dinero de su bolsillo para la construcción del inmueble.
El Ritz en la hemeroteca
En la edición del 3 de octubre de 1910 del diario ABC aparece una crónica en la que se detalla la fiesta de inauguración del hotel y detalles sobre el mismo. Su primer director fue Antonio Mella, que ya había pasado por los hoteles Ritz de París, Londres y Hamburgo. Su esposa actuaba como encargada del servicio de cuartos y ropa. El Hotel Ritz se abrió en una de las mejores zonas del Madrid de principios del siglo XX, cerca de la Bolsa, el Banco de España, el Parque del Retiro, el Congreso de los Diputados o el Museo del Prado. En este artículo se añade que la apertura del alojamiento “responde a una apremiante necesidad para evitar el retraimiento de touristas notado en Madrid y producir los consiguientes beneficios que la mayor afluencia de forasteros ha de reportar, no sólo a Madrid, sino al país en general”. Un problema que sigue enfrentando la capital española en la actualidad.
Tras una descripción de las zonas comunes del hotel, con jardines y ascensores eléctricos, el redactor de ABC comenta que el Ritz contaba con 180 habitaciones y unos 80 cuartos de baño con “tocadores, W. C. y todos los servicios necesarios”. Hoy, el baño es uno de los elementos más valorados en un hotel, pero hace más de 100 años, cuando el negocio de la hostelería arrancaba, contar con un servicio en la habitación suponía un verdadero lujo al alcance de muy pocos. Las costumbres higiénicas tampoco eran las de la actualidad.
El reportero de ABC da más detalles curiosos: luz eléctrica en las habitaciones, pero en convivencia con candiles de bronce. La ropa de cama y mesa, fabricada con hilo blanco, se compró a la casa irlandesa Robinson S. Cleaver; las mantas se trajeron de Palencia; la vajilla era de plata inglesa, estilo Luis XVI, con 15.000 piezas y, la porcelana, de 20.000 piezas, provenía de Limoges. Por su lado, la casa Loewe, que nació en Madrid, proporcionó las carpetas de piel para los escritorios.
Entre los primeros gestores de la empresa propietaria del Ritz se encontraban el marqués de Guadalmina, el marqués de Ivanrey o el conde de Albiz, entre otros representantes del mundo empresarial, industrial y de la nobleza española. La sociedad inglesa The Ritz Hotels Development también tenía participación por ser la propietaria de la marca.
Inversión hotelera en Madrid
La compra del Hotel Ritz por un fondo árabe muestra dos realidades. La primera es el apetito inversor por los alojamientos de Madrid, que tras varios años de letargo, vuelve a renacer. En la Plaza de España se abrirán en los próximos dos años hasta cuatro alojamientos de cinco estrellas, entre ellos el del Edificio España, comprado por el magnate chino Wang Jianlin. Por otro lado, el capital que está adquiriendo (o construyendo) estos inmuebles en Madrid es extranjero en su mayoría, proveniente de China y de los emiratos ricos en petróleo del Golfo Pérsico.
Antes de Koplowitz y Belmond (el grupo que explota el famoso tren Orient Express), el Hotel Ritz se encontraba en manos de la firma japonesa Nomura, que lo vendió por 122 millones de euros, y que lo habría comprado en 2001 al conglomerado Granada Compass.
Un reciente estudio de la consultora inmobiliaria Irea destaca que en 2014 se cerraron nueve operaciones hoteleras en Madrid por valor de 163 millones de euros, con un coste medio de 140.000 euros por habitación vendida. El año pasado, la venta hotelera más llamativa fue la del Hotel Intercontinental al grupo Katara Hospitality, del emirato de Qatar.