El peso del turismo para la economía española se incrementó en 2014, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) a través de la Cuenta Satélite. En total, la demanda de servicios turísticos alcanzó los 113.690 millones de euros en 2014, un 10,9% del PIB del país mediterráneo. La cifra da buena muestra de que el turismo, como actividad que arrastra a muchas otras (hostelería y ocio, por ejemplo) es uno de los pilares básicos de la economía española. Cuestión diferente es cómo se usa este potencial.
Por ejemplo, en el empleo. Las cifras de la Cuenta Satélite del INE muestran que el turismo da trabajo a 2,36 millones de personas al año, casi un 12,7% de todo el mercado laboral en España (que se sitúa por encima de los 16 millones de empleados). Sin embargo, la calidad del empleo que se crea deja mucho que desear, con salarios bajos, sobre todo en el sector de la hotelería y de la restauración.
Que el turismo español funcione con esta energía es consecuencia del atractivo del país mediterráneo para los extranjeros, sobre todo británicos y alemanes, que suponen más de un cuarto de las visitas a España. Esta importancia se refleja en el hecho de que el turismo receptor, es decir, el de las personas que vienen de otros países a España, supone el 48,5% de la demanda turística final. El dato contrasta con el 42,8% que suponía en 2010 y es consecuencia directa de la crisis y de la inestabilidad geopolítica en el Mediterráneo. Durante los peores años de la crisis, los españoles no han dejado de viajar, pero sí de consumir servicios turísticos, lo que ha llevado a un crecimiento del peso de la demanda extranjera. Además, los problemas de destinos competidores para España, como Túnez o Egipto, han provocado que muchos turistas foráneos hayan elegido el país mediterráneo como destino para sus vacaciones.
El peligro en este caso se encuentra en que la oferta turística española no sea capaz de fidelizar al visitante extranjero, de tal forma que cuando países como Egipto, Turquía o Túnez presenten mayor seguridad, el turista decida irse a los mismos. El negocio turístico español sufriría un frenazo. Y los datos indican que el turista que está afluyendo a España en los últimos años viene por la seguridad.
Otro dato que señala el INE es que la aportación del turismo a la riqueza del país ha crecido un 3,9% en 2014, el primer año desde 2011, cuando empezó a caer. Es un hecho significativo, ya que en 2012 y 2013, la aportación económica del turismo a España descendió un 1,7% y un 0,2%, debido al parón en la venta de viaje y en la demanda de servicios turísticos entre los españoles, porque la demanda de turismo internacional no ha dejado de crecer. Las cifras del INE se sostienen sobre los datos de actividad de diferentes industrias relacionadas con el turismo, entre las que se incluyen servicios inmobiliarios, culturales, deportivos y de entretenimiento. En estos últimos es difícil diferenciar qué es turismo y qué no lo es, por lo que los datos podrían no ser del todo exactos.
Otro de los desafíos para España es dar la vuelta a esta demanda turística, muy enfocada a la oferta de sol y playa y concentrada en los meses de verano (de junio a septiembre). Por un lado, el turismo de interior e incluso el urbano están desaprovechados, con una demanda muy baja con respecto al de sol y playa. El turista que debe atraer esta oferta es completamente diferente del que busca la costa y, hasta 2015, los destinos del interior han vivido del viajero español, con los problemas de rentabilidad que la crisis económica en España les ha supuesto.
Un turista diferente y más cualificado, interesado por la cultura y el valor añadido de destinos de interior que basan su oferta en las experiencias supondrá un gasto turístico más elevado y permitirá generar empleo de mayor calidad. A este respecto, la alta concentración de la llegada de turistas extranjeros en los meses de verano provoca que muchas contrataciones se realicen en ese periodo, pero que, al finalizar el mismo, los puestos de trabajo no se mantengan. Como señala Exceltur, la asociación que aglutina a las grandes empresas turísticas españolas, el ingreso medio por turista extranjero ha sido de 692,8 euros en los últimos seis meses, un 7,4% menos que hace un año.
España es una potencia turística, con más de 68 millones de turistas internacionales al año, con 160 millones de viajes de los españoles dentro de su propio país y con unos ingresos por turismo de 50.947 millones de euros en 2015. Pero el modelo económico del turismo sigue sin resolver sus principales problemas para convertirse en virtuoso.