MADRID.- ¿Poner en venta el patrimonio histórico? Eso es lo que está pensando el Gobierno egipcio, que estudia poner a disposición de inversores privados su arqueología y alquilar zonas turísticas a touroperadores internacionales, según el diario Al Arabiya. El objetivo detrás de esta estrategia sería solucionar los problemas de deuda y relanzar la economía del país, muy dependiente del turismo, pero que no acaba de asentarse debido a las frecuentes manifestaciones que todavía se realizan en el país.
El cálculo del Gobierno egipcio es que podría obtener un beneficio de 200.000 millones de dólares (153.938 millones de euros) por este servicio de alquiler de monumentos, en el que se incluirían las tres Pirámides de Guiza, la gran Esfinge y la zona de los templos de Abu Simbel y de Luxor. Asimismo, Adel Abdel Sattar, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, ha confirmado en una entrevista para OnTv que esta propuesta ha sido formulada por el Gobierno.
Abdel ha explicado que la propuesta ha sido lanzada por el Ministerio de Economía, aunque detrás de ella se encuentra el intelectual egipcio Abdallah Mahfouz. Según el plan, los sitios arqueológicos o la gestión de los mismos se subastarían en un concurso público.
Egipto se encuentra asentando su recién estrenada democracia, aún muy disfuncional, tras la caída del presidente Hosni Mubarak en febrero de 2011 como consecuencia de las masivas protestas que se produjeron en el país por la apertura del régimen. En ese momento, el Ejército egipcio tomó las riendas del poder para tutelar la transición hacia la democracia, se produjeron las primeras elecciones para la Presidencia de la República y para las cámaras legislativas. Los “Hermanos Musulmanes” ganaron estas elecciones y las cámaras constituyentes aprobaron una nueva Constitución, no sin polémica porque no cubría las expectativas de todos. La diversidad religiosa del país (con musulmanes y cristianos coptos, entre otras confesiones) ha provocado protestas y altercados.