Aena, la empresa pública que gestiona los aeropuertos españoles, empieza a cotizar en la Bolsa, lo que implicará su semiprivatización, ya que se han vendido el 49% de sus acciones a diferentes inversores. El 51% restante del accionariado sigue en manos del Estado, un modelo mixto del que reniegan determinados analistas y que no ha funcionado en otros países donde se ha aplicado. En cualquier caso, la cotización de Aena ha provocado entusiasmo entre los inversores y el Gobierno ha decidido fijar el precio de la acción en 58 euros. Esto significa que la totalidad de la empresa que gestiona la red aeroportuaria está valorada en 8.700 millones de euros. ¿Por qué este apetito por Aena?
Millones de clientes
No hay que perder de vista que los inversores tienen un objetivo claro: obtener rendimientos por su inversión en una empresa a través de dividendos, es decir, del reparto de parte de los beneficios que obtenga la compañía. A cambio, depositan su confianza y su dinero en la empresa para que lo use en el desarrollo de su negocio y con la vista puesta en devolvérselo a sus accionistas multiplicado. La ventaja de Aena es que se encuentra en un sector estratégico de un país tan dependiente del turismo como España. Una de las vías de ingresos de Aena es el cobro de tasas a los viajeros que usan sus instalaciones. En 2014, el número de pasajeros que se movieron por los aeropuertos españoles llegó a los 195,86 millones, un 4,5% más que en el año precedente.
Además de los clientes en forma de pasajeros, otra línea de ingreso de Aena es el cobro de tasas a las aerolíneas por el uso de los aeropuertos. En este punto existe una relación directa entre el número de viajeros y la facturación que se puede conseguir de las aerolíneas, ya que, cuanto más se incrementen los pasajeros, más vuelos habrá en los aeropuertos españoles y mayor ingreso por tasas.
Resultados saneados, pero con deuda
Uno de los logros de Ana Pastor al frente del Ministerio de Fomento ha sido conseguir que Aena entre en rentabilidad viniendo de una situación de pérdidas millonarias. En 2013, último año completo del que se tiene información, Aena ganó 596,65 millones de euros. La cifra es significativa si se compara con las pérdidas de 2012 (63,53 millones) y las de 2011 (214,52 millones).
Este resultado ha sido posible gracias a que el Gobierno, por recomendación de Pastor, subió las tasas aeroportuarias en 2011 y 2012, lo que generó más ingresos para la empresa. En 2013, Aena llegó a ingresar 2.883,93 millones de euros, frente a los 2.418,83 millones de 2011.
Si se mantiene el ritmo de llegadas de turistas extranjeros a España (casi 65 millones en 2014, el 79,7% a través de aeropuertos) y los españoles se animan a viajar más por una progrsiva recuperación de la economía nacional, los resultados de Aena están garantizados e incluso pueden incrementarse si se idean otras formas negocio.
Sin embargo, sobre la empresa semipública pesa un lastre muy pesado: 10.914,47 millones de euros de deuda a 30 de septiembre de 2014. Esta cifra, aunque la empresa no tiene que devolverla de una vez, supera en más de tres veces los ingresos anuales y en más de 18 veces los beneficios de Aena. En cualquier caso, mientras la empresa siga generando resultados positivos no tendrá problema en devolver una deuda que es consecuencia de las políticas de ampliación y construcción de aeropuertos en los años previos a la crisis económica. La devolución de la deuda restó en 2013 un total de 244 millones de euros.
Oferta comercial
Otra vía de negocio para Aena son los comercios en los grandes aeropuertos, como los de Madrid o Barcelona. Pero también en otros que son turísticos: Málaga, Tenerife, Las Palmas, Alicante, Valencia, etcétera. En total, por servicios comerciales, Aena ingresó 243,87 millones de euros en 2013, entre alquileres y cánones. En realidad, la empresa no gestiona las tiendas libres de impuestos y las tiendas normales del interior de los aeropuertos, sino que cobra un canon a las empresas y marcas que venden allí sus productos.
La posibilidad de Aena es modificar el precio del canon o bien habilitar más espacios comerciales en los aeródromos nacionales para obtener mayor beneficio de esta actividad. Otra línea de negocio son los aparcamientos exteriores del aeropuerto, de donde Aena obtuvo unos 89,15 millones de euros en 2013. La restauración, con 92,42 millones, y el alquiler de coches, con 98,53 millones, son las otras posibilidades de Aena para hacer negocio con actividades comerciales.
Aeropuertos deficitarios
Antes de que una empresa comience a cotizar en bolsa, y sus acciones se puedan comprar y vender, realiza un sondeo en el mercado durante varias semanas para saber con qué interés será recibida por los inversores. Con esta impresión fija un precio para su acción el día de la cotización. El caso de Aena, que es la primera gran salida a bolsa de 2015 en Europa, ha sido un éxito y ha provocado la modificación del núcleo duro del accionariado. En principio, el Ministerio de Fomento había firmado tres contratos con tres inversores (Banca March, TCI y Ferrovial) para que comprasen el 21% del capital de la empresa. Esto se hizo con una salvaguarda, si el precio por acción era superior al que habían ofrecido estos compradores (51 euros de media), los contratos no serían válidos y las acciones que habían adquirido se liberarían en el mercado. Esto último es lo que ha sucedido, ya que el precio por acción se ha situado en 58 euros y, de momento, Aena se ha quedado sin un núcleo estable de inversores de referencia.
A pesar del innegable actractivo de Aena, la compañía también tiene puntos oscuros. El principal es que de los 49 aeropuertos que gestiona, sólo 15 eran rentables en 2013, es decir, tienen beneficios. Casualmente, estos 15 aeródromos rentables son los más turísticos, entre los que se encuentran los dos grandes distribuidores de tráfico en España: Adolfo Suárez-Barajas (Madrid) y Barcelona-El Prat. El resto de aeropuertos en números negros son: Alicante-Elche, Bilbao, Fuerteventura, Girona, Ibiza, Lanzarote, La Palma, Gran Canaria, Palma de Mallorca, Tenerife Sur, Tenerife Norte, Sevilla y Valencia. ¿Qué planes tiene Fomento para el resto? Hay casos sangrantes, como el aeropuerto de Málaga, con 4,96 millones de pérdidas en 2013 y una deuda de 924 millones de euros. O el de Madrid, con una deuda de 5.374 millones, la mayor parte por la construcción de la Terminal 4.
Trabajadores descontentos
Y no por situarlo en último lugar es menos importante: la mayor oposición a la semiprivatización de Aena ha venido de sus trabajadores. El mismo 11 de febrero, cuando se inicie la cotización en Bolsa de la compañía, un grupo de trabajadores de la empresa convocados por el sindicato CGT, se manifestarán frente a la Bolsa de Madrid. Con ello quieren “alertar a la ciudadanía del expolio social que significa la privatización de Aena, la red pública de aeropuertos de interés general, por un precio ridículo, menos de la mitad de las inversiones realizadas en el último decenio”, según un comunicado.
Si los gestores de Aena no son capaces de convencer a sus trabajadores de las bondades del nuevo modelo semiprivado, la conflictividad laboral está asegurada, con la posibilidad de huelgas y protestas. Ello dañaría los resultados de la compañía y la rentabilidad de los accionistas, que es la única finalidad que buscan los mismos en la empresa. Además, el Gobierno de Canarias ha recurrido ante la justicia el proceso de privatización porque el Gobierno español no le ha trasladado suficiente información, por lo que una sentencia favorable podría anular el acuerdo del Consejo de Ministros que autorizó la salida a bolsa.
Detrás de este recurso judicial se encuentra una petición no satisfecha a las comunidades autónomas, sobre todo las más turísticas, que deseaban intervenir en la gestión de los aeropuertos en su territorio. El anterior gobierno socialista de José Luis Rodríguez, que inició los trámites en 2011 para una primera privatización, prometió a las regiones españolas que así sería, pero el actual gobierno del Partido Popular ha seguido otro camino. En Canarias, la dependencia del transporte aéreo de pasajeros es máxima, ya que se trata de un archipiélago de islas y la única manera de llegar al mismo es por avión, junto con el barco. Es por ello que la mayoría de turistas que recalan en Canarias lo hacen por vía aérea, lo que implica crear muchos puestos de trabajo en el sector aeroportuario y unos ingresos elevados por tasas.