Los conflictos empiezan a surgir en uno de los eslabones que peor está pasando la crisis: las aerolíneas. En los últimos meses se ha producido el cierre de varias líneas aéreas en nuestro país, aunque ninguna de gran envergadura. Lo que sucede ahora en Air Comet (que esperamos no tenga que recurrir a la drástica decisión de dar cerrojazo) es una constante en casi todos los ámbitos de la economía: la falta de liquidez, que imposibilita hacer frente a muchas obligaciones. Y, al final, los perjudicados siempre acaban siendo los mismos: los empleados, que se encuentran en una situación personal difícil al no poder hacer frente a sus pagos.
Si no hay acuerdo antes, el jueves 6 de agosto los trabajadores de handling de la aerolínea propiedad de Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual realizarán una huelga de cuatro horas diarias, que seguirá en días sucesivos. Como medida de presión es entendible, máxime cuando existe un acuerdo firmado en mayo por el que Air Comet se comprometía a pagar los salarios a sus trabajadores los cinco primeros días de cada mes, que no se está cumpliendo. El contencioso en Air Comet se puede endurecer aún más, puesto que los pilotos, los TCP (personal de cabina) y los trabajadores de los servicios generales (administración) están en la misma situación y llevan meses sin cobrar. Y una huelga de estos colectivos afectaría a los pasajeros sin ninguna duda.
Sin embargo, el problema es más de fondo, ya que conseguir liquidez a través de un préstamo bancario en los tiempos que corren es complicado, incluso para Díaz Ferrán, presidente de la CEOE, patronal de los empresarios. Y es que las cosas no van bien en la aerolínea del Grupo Marsans. En diciembre de 2008 la filial chilena de Air Comet se sumió en la quiebra y tuvo que ceder los vuelos que operaba en el país latinoamericano a una firma con la que estaba asociada. Por su lado, en febrero, la IATA, patronal de las aerolíneas a nivel internacional, expulsaba a Air Comet de la organización por impago de 2,93 millones de euros.
Díaz Ferrán, interlocutor con el Gobierno en nombre de los empresarios, debería exigirle al ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero que los bancos abran la espita del circulante para poder financiar los desfases de tesorería que todas las empresas solventes llevan a cuestas. Además Díaz Ferrán y Pascual tendrían que revisar la política de inversiones que han realizado con respecto a Air Comet y otras empresas del grupo en los últimos años y que puede estar ahogando a la aerolínea en estos momentos. Y, desde luego, tienen que pagar a sus empleados y no esperar a que la baza de Aerolíneas Argentinas y el crédito que Rodríguez Zapatero ha concedido a la República Argentina llenen las arcas de Air Comet.
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