Bled, el pueblo más bonito de Eslovenia y uno de los más hermosos de toda Europa, es uno de esos lugares donde uno puede llegar a encontrarse a sí mismo. Será la atmósfera mágica que desprende el lugar, la tranquilidad que se respira o la simpática forma de tratarte que tienen los lugares, pero es, sin duda, un lugar extraordinario. Y ¿dónde se podría disfrutar más de la Navidad que en un lugar tan encantador? En ningún sitio. Bled es el mejor destino, tanto para disfrutar de las fiestas de diciembre, como para pasar un invierno repleto de actividades y buenas ideas.
Bled: un cuento de Navidad
Desde el 3 de diciembre y hasta el 2 de enero, el paseo del lago de este rinconcito esloveno transforma su estética de cuento de hadas, en un cuento invernal. Simplemente, verlo es ya un espectáculo, pero es que además su programa, invita a unirse inmeditamente porque está preparado y pensado para todos, no sólo para los peques de la casa. Seguiremos un recorrido a lo largo de un paseo flanqueado por diferentes cabañitas de madera, adornadas para la ocasión y en las que podremos encontrar todo tipo de regalos, adornos y artesanías varias, pero también es posible probar y disfrutar algunas de las recetas más tradicionales del invierno esloveno, especialmente pensadas para combatir el frío y recuperar las fuerzas. La gastronomía de la Alta Carniola es contundente y sabrosa, asi que dejaos sorprender y no dejéis de probar un poco de vino caliente, porque precisamente es lo mejor para entrar en calor y poder seguir recorriendo este cuento unos metros más.
La primera parada en nuestro periplo, por imprescindible, es la cabaña de los deseos, donde están Santa Claus, San Nicolás y el Grandfather Frost (el abuelo de hielo) que es el encargado de entregar regalos a los niños buenos en el norte de Europa y en Rusia. Viste de azul y lleva una especie de túnica, pero básicamente es un abuelito entrañable, dispuesto, igual que Papa Nöel a escuchar nuestros deseos y a llenar de regalos nuestro árbol la mañana del 25 de diciembre. No dejéis de visitar la cabaña y escribir vuestra carta de deseos, porque quién sabe… y uno nunca es demasiado mayor para soñar; además los fines de semana, si habéis sido buenos, os dejarán quedaros a escuchar uno de sus famosos cuentos.
Los enamorados también tienen sus lugares de obligada visita, empezando por The power of love on the wheel of romance, un par de bicicletas con cuyo pedaleo se genera energía, lo interesante es saber si la pareja es capaz de pedalear lo suficiente para iluminar los corazones del amor. La Super Silla, es una silla descomunal ubicada bajo el mayor árbol de Navidad natural del país. Es el lugar perfecto para hacerse una foto, divertida, grotesca… romántica, que nos sirva de recuerdo de una Navidad perfecta. Y el divertidísimo Bled ice rink with a view, donde es posible patinar sobre hielo e incluso bailar al ritmo de la música, que cada día será un tema diferente.
Empezar el año al ritmo de la música
Los eslovenos entran en el nuevo año de un salto, pero si además ese salto lo haces al ritmo de la mejor música, te garantizas que el año entero será un festival lleno de alegría y cosas buenas. Es importante saltar bien, con el pie derecho o con los dos pies juntos, para asegurarse la buena suerte. Eso y, como en casi toda Centroeuropa, el ruido para alejar a los malos espíritus que quieren colarse en nuestro nuevo año, justo en el momento de dar la última campanada. En algunos lugares lo hacen con tambores y petardos, pero lo más normal es hacerlo, con fuegos artificiales primero y con música inmeditamente después. La música es la protagonista de toda la fiesta.
En Bled, por ejemplo, la fiesta comienza a las 15:00 de la tarde. Ese es el momento en que comienza, oficialmente, la Nochevieja de los niños. Y es uno de los eventos más destacados y queridos por los turistas, que acuden cada año encantados, convirtiéndo esta celebración en toda una tradición. De hecho, durante esa fieta, se reparten más de 1000 regalos a los pequeños asistentes. Después hay varias actuaciones, en las que participan muchísimos voluntrios del propio puebleo y alrededores, para ofrecer la experiencia más positiva y divertida, para los peques y los no tan peques.
Después de esto, comienzan las celebraciones para los mayores de la casa. Y a las 22:00 de la noche se ofrece un concierto al aire libre antes de que den las campanadas y estalle el castillo de fuegos artificiales.
Para los más nostálgicos. El día 31 y el 1 a las 11:00 de la mañana… es posible, además bailar con el señor del castillo, gracias a un grupo de danza medieval que organiza una actuación en la terraza superior del castillo. ¿Qué mejor manera de empezar el año el día 1 de enero? Como una noble dama, bailando con el señor de un castillo tan bonito como el de Bled.
La buena mesa
Una de las mejores maneras de combatir el frío es comiendo y bebiendo, dos categorías casi olímpicas en Bled. Para ello, hay que adentrarse en las coquetas Gostilna, las tabernas típicas del país y abrir la mente, dejarse aconsejar y disfrutar de sabores fuertes y sabrosos. Pensad que la mayoría de los platos se basan en carne de cerdo, de cordero o de ave, queso, judías, trigo sarraceno y col. Naturalmente hay mucho más, pero con estos ingredientes se pueden hacer maravillas. Las comidas en Bled, sobre todo en invierno, suelen ser largas y copiosas, mejor si son rodeadas de amigos y es que los eslovenos son gente muy amistosa. En ese sentido se parecen a los españoles, saben disfrutar de lo bueno. Toda buena comida comienza con una sopa. Caliente y celiciosa. Os proponemos tres: Sopa Stajerska Kisla Jua, a base de cerdo con patatas y cebolla; la Sopa Jota con costillas, beicon y repollo y la consabida sopita de verduras que se llama Minestra. Y en la misma línea, podemos cambiar la sopa por el guiso, que es un poco más contundente, aunque en Bled… poco más. Normalmente llevan carne de cerdo y patatas, destaquemos el Zganci, que además lleva trigo sarraceno y cortezas de cerdo. Es sólo para estómagos resistentes… aunque también son recomendables los guisos de caza y el gulash esloveno que no tiene nada que envidiar al húngaro. Y como son vecinos de los italianos, la pasta también se les da muy bien, en algunos casos, yo diría que incluso mejor. De hecho, tienen una forma muy particular de hacer pizza que es algo que hay que probar. Lo mismo que los Idrijski Zlinkrofi, algo así como raviolis, o los Zlikrofi a secas, que son algo parecido a los gnocchis pero de patata.
También hay algo parecido a las tapas del aperitivo: Prosciutto del Carso y queso Tolminec (aunque este último es de Istria, no de Bled) o queso de Bovec o Nanoski Sir, siempre son buenas opciones. Y ningún banquete que se precie puede terminar sin algo dulce para rematar y en este sentido, la Navidad se pone imperativa en Bled. Hay galletas y bollos de frutos secos, canela, vainilla… o sus famosos brazos de gitano, mi favorito la Polica y un poco más afrutado y… empapado, el Struklji que es de esas cosas que cada uno hace de una forma. Si os gustan las semillas de amapola, os recomiendo la Gibanica, con nueces, queso y pasas todo envuelto en hojaldre. Pero si estáis en Bled, sería un pecado no coger dos kilos a bse de Kremma Rezina, un delicioso pastel de hojaldre, crema y nada que no se puede describir con palabras y que sólo es posible disfrutar con un café y quizá con un atrevido chupito de aguardiente.
Bled y los mil deportes
En Bled hay muchas formas de empezar el año, comiendo, bebiendo, bailando, con música, formando parte de algún festival, con el círculo de la amistad, aunque este es el 30 de diciembre… pero probablemente la mejor manera, la más original es formando parte de algún acontecimiento deportivo. Porque hay muchos. Especialmente en enero, que parece el mes más deportivo del año. Y es que Bled es, indudablemente, un lugar montañoso y eso significa, que la nieve juega un papel muy importante en lo que a deporte se refiere.
Por ejemplo, el Campeonato Mundial de Natación de Invierno, campeonato que ya se ha convertido en una institución desde 2010, aunque este año no es seguro que se celebre ni cuando, puesto que ha sido pospuesto, pero es uno de los acontecimientos más importantes en el mundo del deporte acuático de toda Europa. No sé si la prueba consiste en ser rápido, en nadar largas distancias o simplemente en resistir la temperatura del agua, en cualquier caso, el mero hecho de meterse en el agua a esa temperatura inhumanamente fría, es toda una proeza.
Pero eso no se nos va a exigir a los simples turistas que queremos acercarnos a la isla para disfrutar de su faceta natural y deportiva. Para nosotros, hay otras muchas opciones: esquí alpino y snowboard, en las pistas de Straza, que está a poca distancia del centro de Bled y cuenta además con iluminación nocturna, para los que no tienen nunca suficiente. Esquí de fondo, alpino, pero también nórdico… hay para todos los gustos. También se puede escalar paredes de hielo, resultantes de las cascadas congeladas durante el invierno o hacer descenso de trineos, que es una de las cosas más divertidas del mundo y que muy poquita gente ha probado. También se pueden hacer excursiones con raquetas sobre nieve virgen, toda una experiencia y de lo más relajante, es de hecho uno de los deportes más recomendados para el sistema cardiovascular. Opciones hay muchas, sólo hace falta tener ganas y llevar la ropa adecuada para no pasar demasiado frío. Bled está diseñada para que todo el mundo se lo pase bien.
Febrero: la escapada romántica
Febrero es un mes muy intenso en Bled, se celebran muchísimas cosas, como el Día de la Cultura y eso en Bled son palabras mayores, pero por encima de todo, el amor, es algo que hay que celebrar y sobre todo, disfrutar. Así que durante el mes de febrero hay un despliegue de opciones especialmente preparadas para los enamorados y orientadas para concederles un pequeño respiro de su vida laboral, que se convertirá en una experiencia mágica.
En Bled hay un gran número de opciones balnearias, sin embargo, sólo algunas de ellas ofrecen vistas inmejorables del lago y el castillo. Hay que descubrirlas y disfrutarlas. Lo mismo ocurre con las saunas, que además no sólo eliminan el estrés, sino que te hacen entrar en calor después de un frío paseo alrededor del lago. Y por último, no dejéis pasar los masajes en pareja, que son toda una experiencia y además, una delicia.
En muchos restaurantes existen menúes especiales para parejas, con degustaciones gourmet de los mejores platos y las recetas más tradicionales y deliciosas de todo el país. La comida es un afrodisíaco indudable, así que es necesario ponerse en manos de los mejores cocineros y dejarse llegar. Sin olvidar, en ningún caso, los extraordinarios postres eslovenos, con la kremsnita como reina absoluta.
Tal vez un romántico paseo en coche de caballos alrededor del lago hasta el castillo y allí, una panorámica de pareja con la isla de fondo. O mejor un paseo en barca al atardecer… o una excursión por los alrededores, desde donde se alcanzan las mejores vistas del lago. Patinar sobre hielo… la verdad es que cualquier deporte de invierno es divertido en pareja. No olvidéis preguntar por los trineos del tobogán, que también funcionan en verano y son super divertidos.
El broche de oro lo pone el mirador del corazón de Bled, desde dónde podréis hacer una foto para el recuerdo, con el marco de un corazón. Inolvidable.