Booking ha invertido 200 millones de dólares en la aplicación de movilidad Grab, que cuenta con presencia en 235 ciudades de la región surasiática. El acuerdo implica que los usuarios de Grab podrán reservar en los hoteles, apartamentos y actividades que ofrece Booking. Por su lado, los clientes de la aplicación de reservas tienen la posibilidad de adquirir viajes en coche ofrecidos por Grab.
El movimiento del grupo estadounidense Booking, que gestiona marcas como Priceline, Agoda, Kayak o Momondo, entre otros, muestra la estrategia que están siguiendo las grandes agencias de viajes online (OTA, en sus siglas en ingles) en los últimos meses. Y es que estos operadores ya no se conforman con vender noches de hotel o vuelos, sino que también están entrando en el millonario negocio de la movilidad, así como en el segmento de los tours y actividades. La inversión en Grab se suma a la que Booking realizó en julio, por 500 millones de dólares, en la empresa china Didi, que también se dedica a la intermediación en el transporte de pasajeros en vehículos privados.
Con esta estrategia, gigantes como Booking quieren alcanzar tres objetivos. Primero, conseguir que el cliente encuentre en sus webs o aplicaciones móviles todos los servicios necesarios para configurar su viaje. En segundo lugar, diversificar las fuentes de ingresos y ampliar los márgenes de beneficio, más elevados en la reventa de actividades que en la de hoteles. Tercero, Booking quiere afianzar su posición en Asia, la región que experimentará un mayor crecimiento económico en los próximos años, con países protagonistas como China e India.
Por su lado, Grab también está haciendo los deberes. La compañía asiática centra su negocio en la intermediación entre clientes y conductores, poniéndolos en contacto para que concierten un transporte. La empresa que preside Ming Maa es la referencia de este tipo de servicios en los países del sur de Asia y su dominio del mercado le permitió comprar la división asiática de Uber en marzo por una cantidad no revelada. A cambio de esta adquisición, Uber consiguió una participación del 27,5% en el capital de Grab, valorada en 1.600 millones de dólares. La operación también fue bendecida por Softbank, el fondo de inversión japonés que se encuentra entre los accionistas de Uber y Grab.
Para 2018, Grab se ha fijado como objetivo conseguir inversiones por 3.000 millones de dólares y hasta el momento ha alcanzado dos tercios de esa cantidad. El último inversor en sumarse a la empresa presidida por Maa ha sido Microsoft, que no ha dado detalles de su inversión. Además, el fabricante de coches Hyundai ha aportado otros 250 millones de dólares a Grab, que se suman a los 25 millones que desembolsó en enero. Hyundai quiere usar la penetración de Grab en diversos países asiáticos para echar a rodar su estrategia de coche eléctrico entre los 8 millones de conductores dados de alta en la aplicación.
Pero Grab no quiere este dinero para quedarse sólo en la intermediación del transporte de viajeros. La empresa singapuresa, al igual que otros compañeros regionales como Alibaba, busca convertirse en un proveedor de servicios global. Esta es la explicación de su acuerdo con Booking, que le aporta millones de clientes sin necesidad de adquirirlos mediante la costosa publicidad en Internet. De esta manera, Grab podrá ofrecerles los servicios para los que ya se prepara: entrega de comida a domicilio, transferencia de dinero, microcréditos y pagos a través de móvil en los países donde opera
El interés por el mercado asiático se explica por su mayor desarrollo en los próximos años. La mejora de las condiciones de vida en los grandes países de esta región está ayudando a crear una clase media con dinero disponible para viajar y consumir en servicios. Por ejemplo, desde la Asociación de Viajes de Asia Pacífico (PATA ensus siglas inglesas) calculan que visitarán los países asiáticos 808 millones de turistas en 2022, frente a los 673 millones de este año. La mayoría de esos viajeros procederán de China.