MADRID.- La Copa Confederaciones ha dejado en Brasil 251 millones de euros a través del turismo en los 15 días en que se han celebrado los 16 partidos de esta competición pevia al Mundial de Fútbol, según ha informado el Instituto Brasileiro de Turismo (Embratur) en una nota de prensa.
El gasto por parte de los turistas (brasileños y extranjeros) se ha situado en los 109 millones de euros y la FIFA ha desembolsado entre selecciones y delegaciones casi 24 millones de euros.
La próxima cita deportiva en Brasil serán los partidos del Mundial de Fútbol, que se celebra en 2014 en doce ciudades brasileñas. Embratur piensa aprovechar esta cita para dar a conocer la variedad de destinos de Brasil.
No obstante, durante la celebración de la Copa Confederaciones han ocurrido otras cosas en Brasil. La más importante es el movimiento ciudadano de protesta contra la clase política, que empezó con una marcha contra la subida del precio de los transportes y que se convirtió en un desafío a la presidenta, Dilma Rousef. Tras varias jorandas de incidentes en ciudades como Río de Janeiro y Sao Paulo, Rousef cedió y prometió reformas políticas.
La economía brasileña no va todo lo bien que querrían sus ciudadanos, que ven como sus sueldos no suben, mientras el nivel de vida se encarece por una inflación elevada. Además, los casos de corrupción que han salpicado a miembros del Gobierno (incluida la propia presidenta) y a políticos de los diferentes Estados han venido caldeando el ambiente en los últimos meses. Por ello, la celebración de la Copa Confederaciones también ha servido como altavoz de estas reivindicaciones por la cantidad de medios que estaban pendientes del país durante el mes de junio.
En especial, los braileños se quejaban de las ingentes inversiones que se están realizando en la construcción y remodelación de los estadios para la Copa del Mundo de Fútbol, mientras que en partidas como sanidad o educación las inversiones son mínimas.
