MADRID.- Bruselas, capital de Bélgica y su ciudad más grande, es un municipio famoso por muchas cosas, por ejemplo por el chocolate, por la cerveza, por los comics y por los gofres. Hay tópicos tan típicos que cansan, pero también hay muchas curiosidades de esta ciudad que resultan encantadoras a la hora de viajar y que pueden ser muy sorprendentes.
Muchas son las razones que nos invitan a escaparnos y recorrer la ciudad en busca de sus novedades y secretos. Sigamos el rastro de lo desconocido, por ejemplo, la Exposición de Henry Van de Velde, un pintor y arquitecto de cuyo nacimiento se celebra el 150 aniversario. Entre sus edificios más destacados está la villa “Bloemenwerf” en Uccle, varias casas modernistas en Weimar y la “Boekentoren” o torre de los libros, en Gante. Es la primera exposición retrospectiva que le dedican. Otra opción es visitar el nuevo Museo Fin de Siècle, en el centro de la ciudad y que acaba de abrir sus puertas con más de 10.000 obras de arte europeo que van desde el siglo XV hasta la actualidad. Pongamos énfasis en que se trata de un museo multidisciplinar y en los muchos y fantásticos objetos modernistas que expone.
Pero no todo va a ser visitar museos. ¿Quién no conoce al más que famoso Manneken-Pis? la estatua del niño meón bruselense… pero ¿y la Janneken-Pis? ¿alguien conoce a la niña? Se trata de una estatua y fuente, moderna, que está en la Plaza Mayor. Una niña con el pelo recogido en dos coletitas, orinando en cuclillas y con aspecto burlón. Es el contrapunto femenino de la estatua que es el símbolo de la ciudad y que se encuentra a la misma distancia de la Plaza Mayor, pero en dirección opuesta. Se considera que ambos monumentos son hermanos. Y no es la única, porque también está “el perro meón”, que está enfrente de la Bolsa, muy cerca de la Grand Place.
Y hablando del Manneken-Pis, también conocido como “PetitJulien”, al parecer es costumbre que las personalidades ilustres que visitan la ciudad agasajen al “pequeño Julián” con un traje, cuanto más rico y lujoso mejor. Esta costumbre data del siglo XVIII, con lo que la colección a día de hoy es bastante amplia, y se puede contemplar en el Maison du Roi (la casa del rey), donde en realidad nunca ha vivido ningún rey, pero cuyo edificio es realmente bonito.
Otra cosa que, seguramente no conocéis, es la razón por la que se dice que Bruselas es la capital de la gastronomía europea, título achacado s su exquisita cocina, pero no sólo debido a ello. Y es que si uno pasea por la Grand Place y se pone a callejear, se va encontrando con la calle de las Hierbas, la de la Mantequilla, la de la Carne y el Pan, la del Arenque, la de la Pimienta, la de la Verdura, los Nabos, el Perejil, el Queso, la Col, el Potaje… y así casi infinitamente. Eso dice mucho de su estricto compromiso con la buena mesa y de ahí a la ruta del chocolate, del gofre o de la cerveza, hay sólo un pequeño y delicioso paso. Razones más que sobradas para emprender el viaje o la escapada.