MADRID.- Las maniobras de Caja Madrid para vender Iberia a British Airaways (BA) han quedado al descubierto tras la publicación que el Eldiario.es está realizando de los correos de Miguel Blesa, presidente de la caja durante la fusión de ambas aerolíneas. En 2010, cuando se produce la unión de ambas compañías aéreas para dar a luz el grupo IAG, Blesa era presidente de la caja de ahorros, que a su vez era uno de los accionistas de referencia en Iberia. Por su lado, BA también era accionista de la compañía española. Hasta 2011 las dos compañías no empezarían a operar de forma conjunta bajo el nuevo holding empresarial.
En noviembre de 2007, Caja Madrid decide comprar una participación superior al 13% en el accionariado de Iberia. Para ello, la caja de ahorros compra los títulos de Logista (6,42%) y BBVA (6,99%), hasta ese momento accionistas de la aerolínea. La intención de esta compra era eviar que la caja vasca BBK, Juan José Hidalgo, presidente del grupo Globalia, Manuel Jove, la familia Del Pino y Alicia Koplowitz se pudiesen hacer con el 100% de Iberia. Estas personas tenían intención de presentar una oferta para comprar Iberia. En este punto aparece Rafael Sánchez-Lozano, el que fue consejero delegado de Iberia, y que en 2007 ocupaba el cargo de director de inversiones en Caja Madrid, a las órdenes de Blesa.
En un correo del 12 de noviembre de 2007, publicado por Eldiario.es, Sánchez-Lozano explica a Blesa que Gala Capital, una empresa de inversiones, tenía pensado pedir acceso a los libros contables de Iberia para lanzar una oferta por la compañía aérea. Entre el grupo de inversores se encontraban los mencionados en el párrafo anterior y la oferta excluía a BA de la gestión. Según Eldiario.es, cuando este grupo presenta la oferta, la misma es remitida directamente a Blesa. Para defender la entrada de inversores españoles se indicaba en la misma que “aumentar la presencia accionarial en Iberia por parte de una de las grandes aerolíneas europeas [British Airways, aunque no se cita] podría a corto plazo afectar de manera negativa a Iberia y al propio aeropuerto de Madrid-Barajas”.
Después de esto, Caja Madrid compró el 13% de Iberia a Logista y BBVA, rechazando la oferta del grupo de empresarios españoles, pero también la posibilidad de que BA pudiese hacerse con el control de la compañía. Sin embargo, a partir de febrero de 2008 se empieza a negociar con British Airways para fusionar ambas compañías aéreas. El primer paso será sustitui a Fernando Conte, entonces presidente ejecutivo de Iberia, que dejará el cargo en 2010. Uno de los planteamientos que realiza Sánchez-Lozano en sus correos a Blesa es que la cúpula de Iberia debía dividirse en dos: una presidencia y un consejero delegado. Al final este es el esquema que se adopta, eligiendo a Antonio Vázquez como presidente y al propio Sánchez-Lozano como consejero delegado.
Con la llegada de los nuevos ejecutivos el camino para la fusión con BA se abrió. En marzo de 2010 se firmó la unión de ambas compañías, tras conocerse que en 2009 Iberia había perdido más de 200 millones de euros, y en 2011 las dos aerolíneas, manteniendo sus respectivas marcas, iniciaron las operaciones conjuntas bajo IAG. Desde ese momento, las pérdidas de Iberia han sido un lastre para el grupo y Willie Walsh, consejero delegado de IAG, no dudó en imponer un plan de reestructuración para llevar a Iberia a los beneficios: despido de 3.100 trabajadores en Iberia (con huelgas y conflictos previos), el abandono de rutas no rentables hacia Latinoamérica y la creación de nuevas tarifas de bajo coste para aumentar los ingresos. La consecuencia de todo ello es que Iberia ha perdido pasajeros en su principal aeropuerto, Madrid-Barajas, y también ha perdido importancia en el mercado.
La fusión entre Iberia y British Airways ha sido muy polémica, generando varias huelgas entre sus trabajadores. Además, la Asociación de Afectados por el Desmantelamiento de Iberia (Addiberia) ha demandado a los anteriores ejecutivos de la compañía imputándoles presuntos delitos societarios y contra los derechos de los trabajadores. La última actuación de esta asociación, constituida por accionistas de Iberia y extrabajadores, ha sido impuganar los acuerdos de la última junta extraordinaria de IAG en la que se aprobó la compra de diversos aviones para British Airways, pero no para Iberia.