El año pasado, el número de turistas que llegaron a California en vuelos domésticos, es decir, dentro de EEUU, ascendió a 36,9 millones, un 7,2% más. Es curioso ver las cifras de contribución del turismo a la economía californiana, sobre todo en lo que se refiere a impuestos, ya que esta es la partida que más repercusión tiene en la sociedad. En 2016, se ingresaron 10.300 millones de dólares por impuestos relacionados con el turismo, el 60% se pagaron por los turistas (por ejemplo, la tasa por alojarse en un hotel o el IVA), mientras que el resto fue abonado por los trabajadores (a través del IRPF) y las empresas (por cotizaciones sociales e Impuesto de Sociedades). Así, por cada residente en California se ingresaron 780 dólares en impuestos.
Con todo, los datos también muestran otra peculiaridad: el turismo californiano depende en gran medida del turista nacional. Un 78% del gasto turístico que se produce en el estado proviene del visitante estadounidense (41% de turistas del propio estado; y el 37% restante de otros turistas de EEUU). Sólo un 22% del gasto se realiza por visitantes internacionales.
A pesar de que California es un foco turístico, con atractivos como Los Ángeles o San Francisco, el estado tiene que crear un producto turístico que consiga atraer a turistas internacionales. En cualquier caso, la afluencia de visitantes extranjeros está en línea con el resto de los EEUU, donde históricamente no ha existido un plan de turismo hasta la creación de Brand USA bajo el mandato del presidente Barack Obama. El actual mandatario, Donald Trump, ha previsto hacer desaparecer este organismo que se encargaba de promocionar EEUU en el exterior restringiendo su presupuesto.