Cataluña, de experiencia en experiencia

Muralla y ruinas medievales de Tossa de Mar | Foto: David Fernández


Cataluña es una de las comunidades españolas más visitadas y no es de extrañar, porque esta región mediterránea guarda en su corazón casi cualquier tipo de experiencia: mar, montaña, gastronomía, cultura o deporte, por citar algunos. Una buena opción es recorrer alguno de los pueblos de la costa gerundense, casi hasta la frontera con Francia. Algunos son municipios con mucha afluencia de visitantes extranjeros, como Tossa de Mar, pero desconocidos para el turista español.

Además de la Historia, las tradiciones son esenciales para comprender Cataluña y su aportación al resto de España. Por ejemplo, la famosa de los castellers de Vilafranca, esos castillos humanos. Es toda una aventura formar parte de la base que sustenta el castillo, sentir el esfuerzo, la tensión y la valentía de los que se atreven a erigir la columna que casi toca el cielo.

Y, para reponer fuerzas, lo mejor es probar los calçots, una cebolla asada que se moja en salsa romesco y que tiene un sabor delicioso. Toda una fiesta, que se puede ampliar si viajamos a la comarca del Bages para consumir el vino que elaboran las 14 bodegas que componen esta denominación de origen. Además, también tenemos la posibilidad de dar un paseo de hora y media por las parcelas boscosas de la bodega Abadal. E incluso catar otros productos, como el aceite o la miel, que también nacen de esta finca.

Podríamos seguir relatando opciones en Cataluña. Hay una que nos llama poderosamente la atención, porque nos devuelve la nostalgia de los viajes en ferrocarril. Se trata del Tren dels Llacs, o el tren de los lagos, un convoy que recorre el curso del río Noguera Pallaresa y nos ofrece una visión panorámica del Segrià, la Noguera y el Pallars Jussà. Valles y regiones casi recónditos de una Cataluña interior muy poco explorada. El tren parte de Lleida y acaba su recorrido en Pobla del Segur.

Esta línea de tren se planificó hace 100 años y su finalidad era atravesar los Pirineos para conectar con Francia. Sin embargo, en 1951 su recorrido se acabó en Pobla de Segur… Pero este no es el fin del viaje, porque en la provincia de Lleida, y en toda Cataluña, las posibilidades van unidas de la mano. Sólo hay que atreverse a experimentarlas.

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