MADRID.- ¿Se independizará Cataluña de España? Este es el tema que recorre la política del país del Sur de Europa desde hace un año. Artur Mas, presidente de la comunidad autónoma (del partido político CiU), ha prometido que realizará un referendum el próximo 9 de noviembre para que los ciudadanos de esta región se pronuncien sobre la independencia del estado español. Por su lado, el Gobierno del presidente español Mariano Rajoy (PP) recuerda que este referendum sería ilegal y que la ley le ampara para perseguir a las personas que lo pongan en marcha. Más allá de todas estas idas y venidas políticas, que en muchos casos no son más que retórica, se esconden los intereses económicos y comerciales. También el turismo.
El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación español ha elaborado una “nota interna” de catorce páginas en la que estudia de forma sucinta las consecuencia económicas que tendría la independencia de Cataluña para el nuevo estado y que ha sido publicada por el diario El Periódico. Es un documento propagandístico, destinado a las embajadas españolas para que vendan el discurso que interesa al Gobierno de Rajoy, porque en el mismo no se contabilizan las pérdidas que sufriría España por la independencia de Cataluña. El turismo también se menciona y, según Asuntos Exteriores, por cada 100.000 turistas españoles que dejasen de viajar a Cataluña, esta región perdería 15,5 millones de euros. Por su lado, por cada 100.000 turistas extranjeros que no visitasen Cataluña, el nuevo estado perdería 90,3 millones de euros en ingresos. Como siempre, las cifras han sido escogidas a conveniencia: proceden de la encuesta Egatur, que contabiliza gasto del turista desde que sale de su país, pero no el que repercute efectivamente en España.
Perjuicios para España y Cataluña
La verdad que no refleja el documento elaborado por Asuntos Exteriores es que si se produjese una secesión, Cataluña y España perderían desde el punto de vista social, político y económico. Cataluña es la comunidad autónoma que mayor número de turistas recibe en España (15,59 millones en 2013, un 25,7% del total en todo el país), por lo que considerando los cálculos del Gobierno, y siempre que todos los turistas que visitan Cataluña decidiesen dejar de hacerlo, la región perdería 15.590 millones de euros. El Gobierno de Rajoy plantea un escenario en el que la escisión de Cataluña sacaría al nuevo estado de la Unión Europea, lo que provocaría que dejase de usar el euro como moneda común, por lo que los viajeros europeos (los que más visitan la comunidad autónoma) no verían apetecible visitar Cataluña por el cambio de divisa. Sin embargo, probablemente este sería uno de los atractivos del nuevo estado, que sufriría una devaluación de sus precios y una debilidad de su propia moneda, lo que abarataría los costes a ojos de los visitantes extranjeros.
Sin duda, el Gobierno español cuenta con informes en los que se cuantifican las pérdidas que sufriría España por una hipotética independencia de Cataluña. Este medio realizó su propia estimación a finales de 2012, cuando el presidente autonómico Artur Mas dio a conocer sus intenciones. Según nuestro cálculo, el turismo español sufriría un hachazo que le dejaría sin un cuarto de sus turistas (unos 15 millones), sin cerca de 12.000 millones de euros en ingresos por turismo y sin 890 millones al año por recaudación en la Seguridad Social de trabajos ligados al turismo. Y esto sin contabilizar la pérdida por impuestos ligados al consumo de los turistas en el nuevo estado catalán y que no repercutirían en la economía española.
En líneas generales, el documento elaborado por el Ministerio de Asuntos Exteriores cuantifica en una caída del 18,8% el PIB catalán (el español podría verse reducido en un 2,5% menos). Sin duda, desde el punto de vista económico, a Cataluña no le interesa separarse de España, ya que se podrían producir deslocalizaciones de empresas, huida de fondos por la inestabilidad inicial del nuevo estado y un empobrecimiento de sus ciudadanos. Sin embargo, es probable que lo que menos sufra es el turismo en Cataluña: sus atractivos seguirán ahí y las políticas de promoción y de imagen se mantendrán, por lo que los turistas seguirán llegando, siempre que se mantenga como un destino seguro.