MADRID.- China avisa: España está desaprovechando el potencial turístico de los viajeros chinos. La advertencia no se ha llevado a cabo en ese tono, pero la agencia oficial de noticias del país asiático, Xinhua, ha publicado un reportaje en el que aporta datos mezclados con una entrevista a Kurt Grötsch, presidente de la Asociación Chino Amistoso, realizada por la agencia española Europa Press. La Organización Mundial del Turismo (OMT) espera que los desplazamientos de turistas chinos a otros países alcance los 1.000 millones en 2020, con un crecimiento anual del 5%. Además, China recibirá 170 millones de visitantes en el mismo año, lo que la convertirá en el primer receptor y emisor turístico del mundo.
En el caso de España, Grötsch afirma en la entrevista que se esperan 300.000 visitantes chinos para final de 2014, siempre que se mantenga el ritmo de crecimiento de entre el 20% y el 25% anual, y cerca de un millón en 2020. La agencia oficial hace suyas las palabras de Grötsch y considera que España es una “asignatura pendiente” para el mercado chino, puesto que sólo el 0,33% de los 60 millones de turistas que reibe el país mediterráneo son de esta nacionalidad. Para apoyar sus datos, Xinhua también aporta cifras económicas. Los visitantes chinos desembolsarán 600 millones de euros en España durante 2014, con una media de gasto por viaje de 2.040 euros, “el doble que los alemanes”, recalca Xinhua. También se especifica que el gasto en compras es de entre 350 euros y 800 euros.
El Gobierno español estudia modificar su política de visados para facilitar la llegada del turista chino al país. Sin embargo, estos viajeros asiáticos se encuentran con una barrera casi infranqueable: el modelo turístico español. El país basa su atractivo en el sol y la playa, un paradigma que le ha reportado pingües beneficios desde los años sesenta del siglo XX, y que todavía hoy sigue rindiendo medianamente bien a causa de las crisis en competidores del Mediterráneo como Egipto o Túnez. Sin embargo, el turista chino busca otra cosa: cultura, lujo y compras, rasgos de los que carece la oferta española, no porque no existan o puedan existir, sino porque no se promocionan y adecúan.
Otro aspecto que deberá mejorar el sector turístico español es la atención al turista chino, con unas costumbres muy diferentes (sobre todo los viajeros que llegan al país, con alto poder adquisitivo), y un idioma que no predomina en España. En la costa mediterránea es fácil encontrar camareros, recepcionistas de hotel o casi cualquier tipo de trabajador turístico que hable inglés y francés, y en las Islas Baleares, alemán. Pero el chino es otra cosa: tiendas de lujo, hoteles e instituciones culturales deberán ponerse al día para tratar a este cliente de una forma adecuada.
La empresa Global Blue, especializada en turismo de compras, recomendaba en un reciente informe el incremento de la conectividad aérea con los mercados asiáticos. Hoy sólo un vuelo une la capital Madrid con China de forma directa. Global Blue calcula que si se pusiesen en marcha estas medidas, así como la flexibilización de visados, aumentarían un 183% las ventas en Madrid, con 38 millones de euros gastados sólo por chinos en sectores como la joyería, la marroquinería o los grandes almacenes.
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