La ruta de las ciudades hanseáticas por la Costa Norte alemana une cinco estados: Baja Sajonia, Schleswig-Holstein, Mecklemburgo-Pomerania Occidental y las ciudades-estado de Bremen (que incluye el enclave portuario de Bremerhaven) y Hamburgo. Esta región es famosa por su clima, su larga historia y la hospitalidad de sus habitantes: orgullosos y aguerridos, pero acogedores. Además, la zona está preñada de románticos paisajes litorales, genuinas ciudades portuarias Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, museos y una cocina creativa y muy característica.
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Qué es la Liga Hanseática
El significado de la “Hansa” o “Liga Hanseática” hace referencia a una organización de comerciantes del Norte de Alemania a la que pertenecieron cerca de 70 grandes ciudades y entre 100 y 130 municipios de menor tamaño. Estas localidades cubrían una región que hoy abarca siete países europeos: desde el mar de Zuider, en Holanda; por el oeste hasta Estonia, en el Báltico; al este y desde Visby, en Suecia, al norte hasta la línea Könin-Erfurt-Breslau-Krakau, al sur. Dentro de la costa alemana, las ciudades hanseáticas son Greifswald, Rostock, Stralsund, Wismar, Wolgast, Lübeck, Bremen, Hamburgo, Buxtehude, Stade, Osnabrück, Hamelín y Luneburgo.
Hamburgo, la puerta al mundo
Con 1,8 millones de habitantes Hamburgo no sólo es la segunda ciudad más grande de Alemania, sino también estado federal y ofrece una variedad de arte, cultura, musicales y teatros.
La vida y la economía de la ciudad ha girado alrededor de su puerto, que recibe cerca de 13.000 barcos y naves de todo el mundo. No en vano, el puerto de Hamburgo es el segundo más grande de Europa. En el mismo se encuentra el mercado de pescado, que funciona desde 1703 y merece una visita. Allí se puede tomar un panecillo de pescado y café. En el pabellón de subasta de pescado se puede oír música jazz, country y western todos los domingos.
Por su lado, la Speicherstadt es el mayor complejo cohesionado de almacenes del mundo con un estilo gótico de ladrillo único, extravagantes frontones y torres, así como callejuelas angulosas. Una de sus singularidades son los recorridos inolvidables en barco por los canales. Otra opción es San Pauli y la calle Reeperbahn (o Ruta de los Beatles). Este barrio ya no es solo “la zona pescadora”, porque además de prostitución, espectáculos de striptease y sexshops, hoy disfruta de una atmósfera cultural alternativa, donde los teatros musicales han encontrado ubicación y jóvenes emprendedores con nuevas ideas descubren esta zona. El barrio de la moda es el Schanzenvierte, junto con Ottensen y San Georg, donde se puede encontrar las creaciones más originales de jóvenes diseñadores.
Hamburgo cuenta con numerosas actividades. El puerto y el distrito Speicherstadt pueden ser admirados en miniatura en la mayor maqueta de unas instalaciones ferroviarias del mundo. También el aeropuerto de Hamburgo está representado con despegues y aterrizajes “reales” a escala para vivirlo de cerca. Asimismo podemos ir de paseo por Jungfernstieg, la calle señorial de la ciudad por definición, desde los tiempos en que socializaban en ella las familias más poderosas de Hamburgo, allá por el siglo XIX. Ocupa la orilla sur del río Alster y se encuentran allí llamativos hoteles y edificios históricos, además de tiendas de lujo y restaurantes de alta cocina. Asimsmo, Hamburgo se ha convertido en uno de los grandes epicentros del teatro musical del Viejo Continente. Cada año acuden a ella millones de espectadores para disfrutar de los espectáculos que se representan en alguno de sus tres teatros mayores (TheaterimHafenHamburg, Neue Flora y Operettenhaus) o en escenarios más modestos, la mayoría de ellos situados en la zona de San Pauli.
Bremen y Bremerhaven
Bremen es la capital del estado federado de mismo nombre y una ciudad comercial con un gran pasado marinero. Por su lado, Bremerhaven concentra mucha historia con muchas leyendas que contar a pesar de ser 1.000 años más joven que la primera. Las dos juntas conforman el estado federado más pequeño de toda Alemania. Estos dos municipios son cosmopolitas, hospitalarios, agradables, abiertos a lo nuevo a la par que preservadores de las viejas tradiciones.
Uno de los puntos más destacables es el Ayuntamiento de Bremen, construido entre los años 1405 y 1408 en el mismo centro del casco antiguo de la ciudad, es uno de los edificios más relevantes del Gótico y del Renacimiento del Weser en Europa, una joya de la historia arquitectónica y artística y un representativo lugar de celebraciones. Ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en el 2004. Por otro lado, desde hace diez años la ciudad de Bremen ha ido evolucionando con rapidez en un barrio nuevo y vivo. La avenida que se prolonga a orillas del río, denominada Schlachte, invita a un distendido paseo a lo largo del río Weser a través del barrio Stephanviertel hasta el barrio Hansa de esta ciudad de ultramar. En el Puerto de Europa (Europahafen) tienen constantemente lugar festivales al aire libre en torno al almacén XI junto al muelle Holzhafen y Fabrikhafen, así como mercados con regularidad.
En el caso de Bremerheaven, el floreciente trasiego de barcos hacia ultramar de principios del siglo XIX condujo a la fundación de la ciudad en 1827. Hoy funciona como emplazamiento de astilleros, puerto de ultramar y sede de importantes museos. Por ejemplo, la Casa Alemana del Emigrante (DeutschesAuswandererhaus), galardonada como el museo europeo del año 2007, los visitantes siguen las huellas de los más de siete millones de personas que han emigrado a ultramar desde Bremerhaven. Y en la histórica zona portuaria de Bremerhaven, justo entre la zona peatonal y el Museo Alemán de la Navegación, se pueden admirar numerosos barcos-museo. Las instalaciones dispuestas a modo de parque con grandes objetos marítimos colocados en tierra y diez antigüedades de la flota del museo forman junto a las colecciones de la exposición del DSM y el histórico entorno marítimo.
Lübeck
Lübeck es la tercera joya de la corona de ciudades de la Liga Hanseática. Una urbe que, aparte de albergar uno de los monumentos más reconocidos por todos los alemanes (la Holstentor), muestra numerosas iglesias y edificios civiles de gran valor artístico. Además, en 1800 se estableció el sello de calidad “Mazapán de Lübeck” y hoy en día es un reputado producto conocido en todo el mundo. Se puede pasar por el museo literario Buddenbrookhaus, abierto en 1993 y situado en el corazón del centro histórico conduce a sus invitados hacia el mundo sumergido de los “Buddenbrooks” y de la familia Mann. La exposición permanente recorre la vida y obra de los escritores Thomas y Heinrich Mann.
Rostock
Esta encantadora ciudad es la más grande e importante de Mecklemburgo-Pomerancia Occidental, urbe antigua y joven al mismo tiempo, situada en la desembocadura del río Warnow. La playa de Warnemünde es uno de los lugares más destacados de la costa del Báltico. Esta playa, distinguida con “bandera azul”, mide cerca 15 kilómetros de largo y más de 100 metros. Cuenta con diferentes tipos de espacios: playas convencionales, nudistas y playas para perros. Hasta para los surfistas se ha reservado en la playa una zona propia para acceder al agua.
Otro enclave característico de Rostock es el Ayuntamiento, construido alrededor del 1270 como un edificio de dos plantas con dos frontones y sótano abovedado. Funcionó en la época medieval también como grandes almacenes. El ayuntamiento reúne en sí distintos estilos arquitectónicos. La Iglesia Marienkirche, de tipo gótico es la más hermosa e importante de Rostock. Dispone de tesoros de todos los siglos, entre otros, un reloj astronómico, una pila bautismal de bronce y un púlpito en el estilo del Renacimiento. Y la Iglesia Petrikirche dispone de una torre de 117 metros de altura, que fue durante siglos la señal de tierra adentro para marineros y pescadores. La plataforma panorámica a 44 metros de altura es accesible sin barreras mediante ascensor. Por último, el zoológico de Rostock es el jardín más grande litoral alemán, con 1.700 animales de 250 especies provenientes de todas partes del mundo que viven en un singular paisaje de parques y bosques que se extiende por 56 hectáreas.
Lüneburgo
La ciudad de Luneburgo es histórica por su comercio de la sal y, por otro, su encantador entorno convierten cada visita en puro disfrute. La urbe cuenta con más de 1.000 años de historia y superó intacta la Segunda Guerra Mundial, de forma que ha conservado su hermoso aspecto medieval. Al mismo tiempo, Lüneburgo es una ciudad universitaria y miles de estudiantes despliegan en ella su encanto y alegría de vivir. Incluso es posible que Lüneburgo cuente con la densidad de tabernas más alta de Alemania.
En todas partes, el visitante puede percibir todavía la historia “salada” de la ciudad. Durante más de mil años se hirvió sal en la salina y, gracias al comercio de este valioso “oro blanco”, la ciudad alcanzó un gran prestigio. Junto a Bergen, Visby y Lübeck, Luneburgo creció como la espuma hasta convertirse en una de las ciudades más representativas y ricas de la Hansa. En el Museo Alemán de la Sal, ubicado en la antigua salina, las obras expuestas se pueden tocar y probar y muestra todo lo que hay que saber sobre la sal, desde la Edad Media hasta la época actual.
El casco histórico hace que Luneburgo parezca casi un museo al aire libre, pero hay también algunos interiores que merece la pena visitar. Por ejemplo el OstpreußischeLandesmuseum, que exhibe la cultura y la historia de la Prusia Oriental desde la prehistoria hasta 1945 o, justo al lado, el Museo de la Cerveza del Norte de Alemania, que dispone de una extraordinaria galería de valiosos recipientes para beber, fabricados en los últimos 1.200 años. Para evitar posibles desencantos, entre estos recipientes no se incluyen las calaveras en las que los vikingos solían beber el hidromiel.
Es posible encontrar sosiego en el parque-balneario situado en el extremo sur del centro de la ciudad, un parque configurado siguiendo el modelo inglés. Este parque colinda con «SaLü», las termas salinas de Luneburgo, en las que aún hoy continúa burbujeando el agua salina. Cuando este agua salina gotea por las ramas de la salina y se respira, pulverizada en forma de fina neblina, resulta un bálsamo para los pulmones y para todo el cuerpo. Con ello se cierra el círculo: en Luneburgo todo gira alrededor de la sal.