La renovación de Ángeles Alarcó como presidenta y consejera delegada de Paradores de Turismo es la decisión más lógica desde el punto de vista político y legal. En efecto, Alarcó fue renovada en su cargo el pasado 9 de junio, según consta en el Boletín Oficial del Registro Mercantil, ya que concluía su mandato al frente de la empresa pública. A pesar de las críticas, mientras el Gobierno de España siga en funciones, haber nombrado a otra persona para este cargo se habría visto como algo sospechoso.
Además, el nuevo presidente (o presidenta) habría tenido que aceptar un puesto en el que hubiera tenido poca vida. Y es que, cuando se forme un Gobierno en España, cosa que puede suceder antes de finales de octubre, si los partidos políticos se ponen de acuerdo, el nuevo presidente podría haber sido cesado. De todos es conocida la afición de los nuevos equipos gubernamentales por colocar en las empresas públicas a sus adláteres más cercanos.
Cuestión diferente es la gestión que Alarcó ha llevado en Paradores. Una cosa hay que reconocer a la presidenta -y al equipo gestor del que es responsable-: ha conseguido beneficios para una empresa que estuvo rozando la quiebra. A esto hay que añadir que la situación que se encontró Alarcó en Paradores no la había provocado ella misma, sino la actitud inepta de los anteriores presidentes, sobre todo en época de gobierno del PSOE de José Luis Rodrígez Zapatero, cuando llevaron a la compañía a un endeudamiento insostenible y a la apertura de establecimientos por mero interés político. Ya pagará el contribyente, debieron pensar.
Sin embargo, lo más criticable son los medios para reflotar Paradores y las consecuencias. En primer lugar, usando 157,5 millones de euros de dinero público para enjugar las pérdidas que la cadena iba obteniendo año tras año y para pagar su deuda bancaria. Una “golosina” a la que no puede acceder ningún competidor del sector privado. El Estado es el accionista de Paradores y el Estado, con su dinero, que no deja de ser el de todos, procedente de los impuestos, decidió recapitalizar la compañía.
En segundo lugar, rebajando el ingreso medio y la ocupación de la red de establecimientos. Lo primero es consecuencia del nuevo modelo tarifario de la red, con precios más baratos y ofertas que intentan atraer a un público con menor poder adquisitivo que el que ha sido tradicional en Paradores. El problema es que la calidad de los servicios se ha visto mermada en la misma medida. Por otro lado, seguir manteniendo una red de 95 establecimientos, muchos de ellos en lugares poco turísticos, conlleva cierres temporales y ocupaciones mínimas, lo que impide rentabilizarlos adecuadamente.
Angeles Alarcó se retirará de Paradores habiendo roto una regla no escrita: la de no repetir en la presidencia de la cadena de hoteles estatales. También dejará una compañía en números negros, pero con sombras sobre su potencialidad en el futuro.
2 comments
Comments are closed.
Add Comment