Gustav Klimt tiene una fuerte relación con la ciudad imperial y es uno de los artistas más buscados en los museos de la capital de Austria cuando se realiza una visita a Viena en tres días. Uno de sus cuadros más famosos es El beso, que puedes contemplar comprando una entrada a la galería del Palacio Belvedere, donde se encuentra. Buscar las obras de Klimt es una de las actividades que ver y hacer en Viena.
¿Dónde se pueden ver los cuadros de Gustav Klimt?
Los dos museos en los que se pueden disfrutar los cuadros de Gustav Klimt en Viena son el Palacio Belvedere, en cuya sala de exposiciones se hallan algunas de las obras de Gustav Klimt más sobresalientes. Aquí encontrarás El beso, Judith, algunos de los mejores retratos y sus paisajes. Así hasta 24 cuadros del genial pintor.
El otro es el Leopold Museum, para el que también tendrás que comprar entrada. Aquí encontrarás los cuadros de Klimt Muerte y Vida, Attersee, Tormenta acercándose o Estudio para Judith.
Además, en los dos museos podrás disfrutar otro autor fetiche de este momento, Egon Schielle, con sus personajes geométricos y atormentados.
¿Quién es Gustav Klimt?
Klimt es mucho más que El beso, obra en la que condensó parte de su aprendizaje vital. El artista nació el 14 de julio de 1862 en Baumgarten, una localidad cercana a Viena y murió en 1918 en la capital a causa de un ictus. Desde los 14 hasta los 20 años, Klimt estudió en la Escuela de Artes Aplicadas de Viena. Después de este periodo de formación, y junto con su hermano y con Franz von Matsch, creó la Compañía de Artistas, con la que trabajaron en diferentes edificios decorando sus paredes y techos con frescos. Algunos de estos edificios fueron el teatro de Liberec, el teatro de Karlovy Vary o el Castillo de Peles en Rumanía.
En Viena, la Compañía de Artistas también decoró la Villa Imperial de Hermes, las escaleras del Teatro Nacional y el Museo de Bellas Artes. En 1894, Klimt recibe otro encargo: pintar, junto a Von Matsch, las alegorías del techo del gran salón de la Universidad de Viena. A Gustav Klimt le tocaron la “Filosofía”, la “Medicina” y la “Jurisprudencia”. En 1897, junto con otros artistas, Klimt había creado la Asociación “Secesión” de Artistas de Bellas Artes de Austria con el objetivo de promover una política de artes abiertas y exhibiciones que estuviesen guiadas por los movimientos internacionales de arte. En 1900, Gustav Klimt expone los cuadros elaborados para las alegorías y desató tal polémica, por salirse del estilo naturalista y académico de la época con sus figuras geométricas, que los profesores de la Universidad que debían aceptarlos para los techos del gran salón decidieron rechazarlos.
Con este palo a sus espaldas, Gustav Klimt emprende un viaje por Italia, visitando Venecia y Rávena. Allí queda admirado por los mosaicos dorados, que con toda probabilidad inspiraron su periodo dorado entre 1903 y 1910. De hecho, los cuadros de Gustav Klimt de esta etapa pictórica son los que le han hecho más reconocible en todo el mundo. De esta fase de creación vital salen obras de Klimt como El beso o Retrato de Adele Bloch-Bauer I, con ornamentaciones absolutamente geométricas.
Diferencias de opinión sobre el estilo y la forma de vender el arte llevan a Klimt y a otros artistas de la Secesión a abandonar este grupo. En 1909, el pintor viaja a Paris y Madrid y de su experiencia trae una nueva visión del color que incorporaría a sus obras con posterioridad. Además, desde 1900, Klimt había pasado los veranos en el Lago Attersee, donde fueron creadas la mayoría de sus pinturas de paisajes.