Las empresas hoteleras son más proclives a quebrar si mantienen una escasa rentabilidad, una elevada deuda, baja capacidad de autofinanciarse y reducidas posibilidades de generar ingresos recurrentes. Estas conclusiones las han obtenido los profesores Antonio Álvarez-Ferrer y Fernando Campa-Planas de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, que han publicado en su estudio “La predicción del fracaso empresarial en el sector hotelero“, aparecido en la revista Cuadernos del Turismo.
En realidad, estas pautas se pueden aplicar a cualquier empresa, pero el principal aporte del trabajo de Álvarez y Campa es la posibilidad de predecir la quiebra de una empresa hotelera con 5 años de antelación. Ello beneficiará a dos actores fundamentales. En primer lugar, a la propia hotelera, que aplicando una fórmula podrá conocer si se halla cerca del concurso de acreedores, lo que le permitirá tomar las medidas necesarias para corregir su situación patrimonial y sobrevivir. En segundo lugar, las empresas de riesgo y los bancos cuentan con una herramienta para pronosticar la viabilidad de una empresa hotelera a la hora de afianzar sus préstamos o concederles nuevos créditos. Asimismo, la aplicación de este método permite saber si una inversión en determinada empresa es recomendable o no.
Los autores indican en su trabajo que la fórmula Z1 de Altman es la ideal para conocer con anterioridad la posibilidad que tiene una empresa hotelera de acabar quebrando. Esta fórmula, que fue creada por Eduard Altman en 1968, combina variables como el fondo de maniobra, los activos, los beneficios retenidos, los ingresos, el pasivo y el beneficio operativo. Usando los datos financieros de la empresa, este modelo permite predecir con un 95% la posibilidad de quiebra de una compañía. Aunque el método permite trabajar con datos financieros de los últimos cinco ejercicios, Altman reconoció en su momento que a medida que se ampliaba el plazo de los datos usados, el modelo acertaba menos en sus previsiones.
Otro aspecto que destacan los autores en su informe es que a mayor duración del concurso de acreedores (el procedimiento judicial de suspensión de pagos) mayor probabilidad de que la empresa hotelera acabe cerrando y disolviéndose, con el perjuicio que ello supone para empleados y acreedores. Los dos profesores indican que un proceso concursal en España puede llegar a durar hasta 7 años. Durante este tiempo, si la empresa cuenta con recursos o puede conseguirlos de forma externa, tendrá posibilidades de sobrevivir. En caso contrario, el cierre definitivo es la solución más común. Sólo el 7% de las empresas que entran en un concurso de acreedores concluyen con éxito el mismo, es decir, sin cerrar y dar por finalizada su actividad.