Cuando volar con una aerolínea de bajo coste puede salir caro

Esta es la conclusión a la que llega la Organización de Usuarios y Consumidores (OCU) en una guía que ha confeccionado con motivo de la próxima Semana Santa. Las firmas low cost juegan con el hecho de precios más baratos en sus billetes, pero a la hora de realizar la compra del vuelo aplican recargos por variados servicios que, en las aerolíneas tradicionales, entran en el precio del billete. Ello aumenta la tarifa final que el usuario pago y que no tiene nada que ver con la que atrajo su atencón.

Entre los aspectos más destacados por la OCU se encuentra que al comprar el billete por Internet y pagar con tarjeta, dependiendo de su tipo, las firmas de bajo coste pueden llegar a cobrar hasta 10 euros adicionales. Es lo que sucede con Ryanair, que aplica un recargo superior a 10 euros al adquirir el billete con una tarjeta Visa.

Otro punto en el que hay que tener cuidado es con aquellas firmas que cobran al viajero si no lleva impresa la tarjeta de embarque al aeropuerto. Ryanair también es un ejemplo en esto, ya que grava con 40 euros el “despiste” del pasajero que no llega al aeropuerto con su tarjeta de embarque. Una reciente sentencia ha declarado esta cláusula de aerolínea irlandesa nula, pero Ryanair la sigue aplicando.

Otros servicios como elegir asiento o entrar antes en el avión también suponen un coste adicional para el viajero, así como facturar la maleta, ya sea desde casa o en el aeropuerto. En este último caso, la cantidad que cobrará la compañía varía en función de si se realiza en un lugar u otro.

La OCU indica en su guía que “los abusos de las compañías pasan factura”, por lo que recomienda consultar en la página web de las aerolíneas en las que esté interesado el viajero las condiciones, exigencias y limitaciones de equipaje u otros servicios. También sugiere a los viajeros que no olviden imprimir sus tarjetas de embarque, así como comprobar que las maletas y la bolsa de mano cumplen las medidas y el peso permitido por la aerolínea.

A pesar de estos inconvenientes, no deja de ser cierto que la aparición de las aerolíneas de bajo coste ha ayudado a que los precios de los billetes bajasen, lo que ha permitido democratizar los viajes en avión.