Cuatro empresas acaparan el 40% de las reservas de apartamentos en Internet

Airbnb, no siempre abierto | Foto: Airbnb

A muchos hoteleros les gustaría volver a la era pre-Internet. Sólo tenían que lidiar con los turoperadores y las agencias de viajes. Los huéspedes les llamaban por teléfono para reservar sus habitaciones y los márgenes de beneficio eran mayores. Sin embargo, la irrupción de Internet trajo consigo nuevos intermediarios (agencias de viajes online, portales que comparan alojamientos, webs de listados de hoteles) que incrementaron los canales de venta y el reparto de los ingresos. Y la última puntilla vino con los comparadores de apartamentos y pisos turísticos, como Airbnb o Homeaway, que han hecho despegar el negocio del alquiler vacacional que estaba aletargado. Otra fuente de competencia en el sector del alojamiento.

La consultora Phocuswright estima que en 2012 los intermediarios online de alquileres vacacionales sólo acaparaban el 10% de las reservas. Seis años después, la cuota de mercado ha crecido hasta el 40%, tanto en Europa como en EEUU. La irrupción de Airbnb en el mercado ha supuesto un empuje enorme para el negocio del alquiler de apartamentos, que siempre ha existido, pero no contaba con la visibilidad que proporcionan Internet y empresas que invierten millones de dólares para llegar a los usuarios.

Douglas Quinby, vicepresidente de investigación de Phocuswright, señala que unas pocas compañías (Airbnb, Homeaway, Booking.com y Tripadvisor) han conseguido una oferta suficiente de apartamentos y otras propiedades para ofrecer a sus usuarios, a la vez que han creado una potente demanda por este tipo de servicios. Quinby explica que el mercado del alojamiento está muy fragmentado, lo que ha ayudado al nacimiento de estos portales, que aglutinan la oferta, facilitan su comparación y su reserva. “Es cuestión de tiempo que un conjunto de marcas se haga con la mayoría de las reservas”, sostiene el analista de Phocuswright.

Antes de la aparición de webs como Airbnb, el mercado del alquiler vacacional se movía en un plano local. Los propietarios anunciaban sus apartamentos en periódicos o en inmobiliarias. Alguna agencia de viajes también podía intermediar en su venta. Los portales especializados concentraron toda esta oferta, dándole más visibilidad y centralizándola en un lugar para facilitar su comparación y reserva.

Después vino el dinero. Cuando olieron el negocio potencial de los millones de usuarios que danzaban por Internet, los fondos de capital riesgo inyectaron millones de dólares en esta empresas con dos objetivos. El primero era promocionar esta oferta usando como canal Google y otros buscadores similares. El segundo: comprar a los posibles competidores que tuviesen mejor tecnología para eliminar la competencia y aumentar las cuotas de mercado sin invertir más dinero en publicidad. El negocio es tan redondo que portales como Booking, especializado durante años en la venta de noches de hotel, se ha sumado al carro de los apartamentos.

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