MADRID.- A grandes males, grandes remedios. Esto es lo que deben de haber pensado en la aerolínea estadounidense Delta, que ha adquirido una refinería de petróleo para suministrar queroseno más barato a sus aviones. El precio del petróleo está poniendo en serios aprietos al sector aéreo, que ve como los costes de combustible no dejan de crecer en un panorama de tarifas bajas y poco demanda que les impide generar beneficios y crecer.
Por este motivo, Delta ha decidido comprar la refinería Trainer, de la compañía petrolera Phillips 66, al sur de Filadelfia. La compra, que se ha cerrado por un importe de 150 millones de dólares (113,87 millones de euros), se realizará a través de Monroe Energy, una subsidiaria de Delta, según ha explicado la aerolínea en un comunicado. No obstante, la operación no será tan sencilla, ya que Delta, a través de Monroe, tendrá que invertir otros 100 millones de dólares para adaptar la infraestructura de la refinería con el objetivo de que genere combustible para aviones.
Según los cálculos de la compañía aérea, la producción en la refinería con acuerdos para el intercambio de gasolina, diesel y otros productos refinados para las aerolíneas proveerá el 80% de las necesidades de combustible de Delta en los EEUU. Richard Anderson, CEO de Delta, asegura que “esta modesta inversión permitirá a la compañía reducir sus gastos de combustible en 300 millones de dólares al año”. Bajo un acuerdo de tres año, la petrolera BP proveerá de crudo para ser refinado en la nueva infraestructura de Delta.
La operación de Delta parece lógica en un contexto de altos precios del petróleo, aunque tiene sus riesgos. Primero, la firma debe conseguir amortizar la inversión. Además, si el precio del petróleo vuelve a bajar (algo que parece improbable debido a la inestable situación en Oriente Próximo y a la crisis financiera) la inversión sería difícilmente rentable.