El Gobierno se ha retrasado, pero finalmente ha decidido habilitar un crédito de 600 millones de euros, a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO), para intentar salvar a algunas compañías del sector aéreo. Es una medida más de un gabinete que se ha caracterizado por ir improvisando los parches que ponía en marcha para paliar los efectos de la crisis en la economía nacional. Cabe preguntarse por qué no se aprobó esta iniciativa en el reciente Consejo de Ministros sobre turismo que se celebró en Palma de Mallorca.
A falta de conocer concretamente los términos de la línea de financiación, hay que resaltar que la misma se va a pagar con dinero público, de todos los contribuyentes. Y nos preguntamos por qué se habilita un crédito extraordinario para dotar de liquidez al sector aéreo y no para el de alojamientos o el de agencias de viajes, golpeados de igual manera por la recesión. En estos sectores, el Gobierno ha optado por no intervenir y dejar que sea la marcha del mercado quien regule su tamaño. Miles de agencias han cerrado desde primeros de año y muchos hoteles no han abierto ni contratado a personal en temporada baja. Quizá porque hay que ajustarse a la demanda cuando ésta ha caído de forma considerable.
Lo mismo sucede en el sector aéreo: la demanda de vuelos ha descendido (para los próximos meses se han reservado un 15% menos de derechos de vuelo en los aeropuertos que hace un año). Ello ha llevado a las principales aerolíneas a ajustar sus gastos y sus operaciones. Y aún así hay firmas que se ven “ahogadas” y con problemas de liquidez, como Air Comet, una de las compañías para las que se ha preparado esta línea de crédito. Muchos de los problemas de estas firmas vienen de los compromisos de inversión que habían alcanzado meses antes de la irrupción de la crisis, cuando el mercado todavía permitía vivir por encima de las posibilidades. Ahora, las obligaciones a las que tienen que hacer frente les llevan a dejar de abonar los salarios de sus empleados, incluso.
Aunque estos problemas de liquidez son consecuencia de la crisis, también lo son por una mala política de inversiones. Por ello nos parece equivocado y un despropósito que estos desmanes se financien con el dinero público. A pesar de que sea en forma de créditos blandos que tengan que ser devueltos. Los únicos por los que nos podemos alegar son los empleados de estas líneas aéreas, económicamente más ahogados que ellas. Es posible que vean su situación regularizada en las próximas semanas, pero ¿a qué precio?
Esperamos que el Gobierno articule, a través del ICO, unos mecanismos suficientes para controlar a qué se dedica el dinero prestado. Eso como mínimo. Aunque con los desmanes que hemos visto en el sector bancario…
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