MADRID.- La Sección 15 de la Audiencia Provincial de Madrid ha archivado la investigación penal que se inició hace cuatro años por el accidente del vuelo JK5022 de Spanair, ocurrido el 20 de agosto de 2008 en el aeropuerto madrileño de Barajas, en el que murieron 154 personas y otras 18 resultaron heridas.
En dos autos firmados y notificados hoy, de los que han sido ponentes los magistrados Pilar de Prada y Carlos Fraile, esta sección ha acordado cerrar la investigación al levantar las imputaciones a los técnicos Felipe G. y José Antonio V. acusados de 154 homicidios imprudentes y 18 lesiones. El juez Javier Pérez les responsabilizaba de la tragedia por desconectar el RAT, la sonda que mide la temperatura exterior, lo que habría desconfigurado el avión y los sistemas de alarmas.
Sin embargo, los jueces sí dejan abierta la vía civil, para que las víctimas reclamen los daños y perjuicios que crean convenientes, lo que les podría llevar a un proceso de más de tres años de duración.
Los jueces de la Audiencia han considerado que los responsables penales del accidente son los pilotos, que no desplegaron los flaps y slats que permiten mejorar la sustentabilidad del avión en el despegue y aterrizaje. Sin embargo, aunque a los pilotos se les pasó por alto este detalle tan importante, también es cierto que el sistema de alarmas no funcionó correctamente. Al haber fallecido ambos pilotos, la responsabilidad penal queda extinguida.
Por otro lado, si los familiares de las víctimas y los propios supervivientes deciden acudir al juicio civil, tendrán que pedir la indemnización a Spanair, compañía en quiebra y en proceso de liquidación. Ayer se conocía que la aerolínea sólo puede afrontar un 10% de su abultada deuda, por lo que el pago de indemnizaciones parece improbable. Otra posibilidad de los afectados sería demandar a las aseguradoras y al propio Estado.
El Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC) ha señalado en una nota que “esta decisión judicial supone dejar abiertas muchas de las grietas de seguridad que rodearon el accidente del JK5022 relacionadas con la gestión y supervisión de la compañía y con el fabricante de la aeronave”. En la misma ha especificado que achacar “únicamente la responsabilidad del siniestro a los pilotos fallecidos equivale a no querer indagar en la cadena de responsabilidades y malas prácticas que desembocó en el accidente”.
Asimismo, desde el COPAC consideran que “las dos vías de investigación que se abrieron tras el accidente de Spanair, la técnica y la judicial, suponen un rotundo fracaso desde el punto de vista de la seguridad aérea”. En un reciente informe, el COPAC criticaba duramente el informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC).