MADRID.- La lucha que el partido republicano de los EEUU mantiene con Barack Obama, presidente del país (y perteneciente al partido demócrata), afectará de lleno al turismo.
La administración federal de los EEUU cierra casi al completo desde el 1 de octubre debido al rechazo del partido repúblicano al presupuesto para el nuevo año fiscal (que va del 1 de octubre al 30 de septiembre) presentado por Obama en la Cámara de Representantes y en el Senado (ver análisis en español | ver análisis en inglés). Este cierre afectará a los monumentos y otras instituciones culturales que dependen del Gobierno de los EEUU, por lo que los visitantes y turistas se verán afectados de lleno por la estrategia política de ambos partidos.
Monumentos, parques y museos
La falta de aprobación del presupuesto supone que las actividades de la administración federal que no son esenciales dejen de prestarse. Esto mandará a su casa a cerca de 800.000 funcionarios federales, entre los que se encuentran los trabajadores de los parques nacionales o de monumentos como la Estatua de la Libertad. Es decir, si un turista quiere visitar desde el 1 de octubre el monumento más famoso de Nueva York (y posiblemente de todo los EEUU) no podrá hacerlo al encontrarlo cerrado y sin trabajadores.
Los museos de Washington también permanecerán cerrados, por ejemplo. Pero lo más grave es que la concesión de visados en las embajadas también se verán ralentizados, un servicio que no se considera esencial. Aquellos viajeros que hayan esperado hasta el último momento para tramitar su permiso de entrada a los EEUU se pueden ver en la situación de no obtenerlo porque el empleado encargado de ello no pueda trabajar y no cobre su salario.
Para entender por qué se produce esta situación es necesario saber que EEUU es un país con una estructura política federal. Esto significa que el mismo está compuesto por estados que aceptaron unirse y crear una federación, a la que transmitieron una serie de competencias exclusivas, reservándose los estados otras diferentes. El cierre del Gobierno federal supone que sólo dejen de operar las actividades de ese “superpoder” que gestiona aspectos como la Defensa de la nación o la Justicia, entre otros, mientras que los funcionarios y actividades dependientes de cada uno de los estados y municipios estadounidenses seguirán funcionando con normalidad.
Ley de Sanidad
La administración federal que dirige Obama cierra por la entrada en vigor de algunos aspectos de la Ley de Sanidad (también conocida como Obamacare) el próximo 1 de enero de 2014. Esta norma expande, por primera vez, una especie de seguro de salud universal a casi todos los estadounidenses. Hasta ahora, EEUU se ha caracterizado por un funcionamiento de su sanidad regido por los seguros privados. Para que un estadounidense estuviese asegurado era condición indispensable que tuviese trabajo, por lo que si lo perdía quedaba desprotegido. Ello supone un negocio inmenso para el sector asegurador del país. Obama llegó al Gobierno con la promesa de extender una especie de sanidad universal a todos los estadounidenses, independientemente de que trabajasen o no.
Los republicanos se ha opuesto a esta ley desde el principio y en el nuevo presupuesto se debían incluir los créditos necesarios para ponerla en marcha. Aunque la ley ha sido bendecida por una sentencia del Tribunal Supremo, el partido republicano considera que eleva los gastos que el contribuyente debe afrontar para que la misma funcione.
Obama presentó su presupuesto, con los créditos para la Ley de Sanidad, en la Cámara de Representantes, controlada por el partido republicano, donde fue modificado. Este nuevo texto se ha enviado al Senado, controlado por los demócratas, donde ha sido rechazado, lo que ha imposibilitado su aprobación y ha llevado al cierre del Gobierno federal.