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El Museo del Prado cumple 195 años con desafíos sin resolver

by REVISTA80DIAS.ES
Entrada histórica del Museo del Prado, con el pintor Diego de Velázquez en primer plano | Foto: Turismo de Madrid
Entrada histórica del Museo del Prado, con el pintor Diego de Velázquez en primer plano | Foto: Turismo de Madrid

Entrada histórica del Museo del Prado, con el pintor Diego de Velázquez en primer plano | Foto: Turismo de Madrid

El Museo del Prado cumple 195 años durante el mes de noviembre. La institución cultural, con sede en Madrid, alberga una de las mayores colecciones (si no es la mayor) de pintura europea de autores tan importantes como El Bosco, El Greco o Velázquez. Si la Historia hubiese ido por otros vericuetos, el museo hoy se encontraría en otro lugar. El edificio que acoge la institución fue concebido como Gabinete de Ciencias Naturales por el arquitecto Juan de Villanueva en 1785, por orden del rey Carlos III, impulsor de la modernización de Madrid. Entre los objetivos del monarca se encontraba la expansión de la ciudad más allá del Paseo del Prado. Para ello, Carlos III concibió la idea de crear una especie de triángulo al principio del paseo, compuesto por el Gabinete de Ciencias Naturales, el Jardín Botánico y el Museo Astronómico. Se conoció como la colina de las ciencias. La construcción del gabinete avanzó y el rey Fernando VII, nieto del anterior y espoleado por su mujer, María Isabel de Braganza, decidió que se destinase a albergar el Real Museo de Pinturas y Esculturas. La apertura oficial del mismo se produjo el 19 de noviembre de 1819 y el primer catálogo disponía de 311 pinturas, aunque el museo ya guardaba 1.510 obras que procedían de los sitios reales.

Hay que situar la creación del Prado en su contexto. España vivía bajo las formas políticas del Antiguo Régimen, pero ya había experimentado su primer periodo constitucional y, desde finales del siglo XVIII, los efectos de la Ilustración proveniente de Francia habían ido haciendo efecto en los intelectuales españoles. La creación de un museo de pintura supone permitir al pueblo la contemplación de obras de arte que hasta ese momento se encontraban en los diferentes palacios reales de la monarquía española. También significó una labor de recopilación, catalogación y estudio científico de maestros de la pintura que habían pertenecido a la realeza, ya que la diferenciación entre patrimonio real y estatal no estaba tan definida como ahora.

La historia y la política cultural de España han cambiado mucho en los últimos doscientos años, ampliando sus miras y abriéndose al público. En la actualidad, el Museo del Prado se integra en el denominado “triángulo del arte”, que se completa con el Museo Reina Sofía, dedicado al arte contemporáneo, y el Museo Thyssen-Bornemisza, también centrado en el arte europeo, pero con un carácter menos universal que el del Prado. Estas tres instituciones, que se concentran a muy pocos metros unas de otras, suponen un atractivo cultural para los turistas que llegan a la ciudad de Madrid.

El Museo del Prado en datos

Para comprender la importancia del Prado en la escena cultural internacional y para Madrid, lo mejor es conocer sus cifras. En 2013, la institución fue visitada por 2,36 millones de personas, lo que implica una caída de visitantes con respecto a los últimos seis años, cuando se mantenían por encima de los 2,7 millones anuales. En concreto, durante 2012 visitaron el museo 2,77 millones de personas. En su memoria, el Museo no explica a qué se debe este descenso, aunque puede estar relacionado con el cambio tarifario aplicado en 2013 y el descenso de turistas que llegaron a Madrid durante el último año. La entrada al museo cuesta en la actualidad 14 euros (7 euros para colectivos con derecho a reducción), aunque es cierto que las últimas horas del día el acceso es gratuito. Una de las principales críticas que se puede hacer al Museo fue el cambio de su política de tarifas, que con la actual entrada se da acceso a la colección permanente y a las exposiciones temporales. Pero, si el visitante sólo está interesado en una exposición temporal, tendrá que pagar el mismo importe.

La cuestión del precio está muy relacionada con cómo se financia el Museo. De los 35,72 millones de euros que ingresó la institución en 2013, sólo un 32% proviene de subvenciones estatales (11,3 millones de euros), que cayeron un 29% en el último año con respecto al anterior. El resto, unos 24,4 millones, son ingresos propios del Museo. Estos resultados muestran claramente la nefasta política cultural del Estado español, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, que son incapaces de subvencionar la actividad de su principal institución cultural. Y ello obliga al Museo a buscar recursos a través de otras vías, como la cesión de espacios para eventos, los patrocinios (6,9 millones de euros en 2013) o una sociedad de difusión de sus actividades. La venta de entradas supuso 13,2 millones de euros en 2013 y sólo habría servido para cubrir un tercio de los gastos del Museo.

La reducción de la financiación por parte del Estado conlleva la disminución en el dinero disponible para conservar los edificios y realizar tareas de preparación de fondos. Y la necesidad de buscar dinero en otras fuentes, sobre todo las privadas, que son la segunda vía de financiación tras la venta de entradas, puede atraer intereses que no estén relacionados con el arte y la cultura a la órbita del Museo. Y más en un país como España, que carece de una Ley de Mecenazgo que regule las aportaciones privadas para instituciones culturales.

El Museo para Madrid y dentro del Mundo

Desde el punto de vista cultural, los datos del Prado impresionan. En sus dependencias se encuentran cerca de 7.600 pinturas, 1.000 esculturas, 4.800 estampas y 8.200 dibujos, a los que se suman diversos documentos históricos. En la exposición permanente sólo se exhiben 1.300 obras, ni una quinta parte de todas las pinturas disponibles. Casi todos los grandes maestros europeos tienen cabida en El Prado: El Bosco, El Greco, Rafael, Tiziano, Durero, Velázquez, la completa colección de Goya, Pedro Berruguete, Jan Van Eyck o Sorolla, entre muchos otros.

Un informe del Instituto de Estudios Turísticos (IET) detalla que un 17% de los turistas que llegaron a España en 2010 acudieron al país mediterráneo para disfrutar de su cultura (con un gasto medio diario de 101 euros, un 56% más que el resto de turistas). Un número muy limitado para un destino que recibe 60 millones de turistas anuales. La memoria del Prado explica que el 61% de sus visitantes son extranjeros, lo que da idea de la importancia de esta institución en el plano internacional.

En cualquier caso, y a pesar del recurso cultural que supone El Prado, no hay que caer en triunfalismos y es necesario ponerlo en contexto con otros museos internacionales. La revista The Art Newspaper sitúa a la institución española en el lugar dieciocho dentro de una lista de 100 museos internacionales. La clasificación se ha elaborado por el número de visitantes y por encima del Prado se encuentran museos tan importantes como el Louvre (París) con 9,33 millones de visitantes en 2013; el British Museum (Londres), con 6,7 millones; el Metropolitan Museum of Art (Nueva York), con 6,23 millones; y la National Gallery (Londres), con 6 millones. También destaca el Museo Reina Sofía (Madrid), en duocédimo lugar, con 3,18 millones de visitantes.

¿Por qué el Prado no recibe tantos visitantes como los principales museos europeos? En primer lugar, porque España no se asocia con cultura entre el tipo de turista que nos visita mayoritariamente (británicos y alemanes). De hecho, entre los visitantes internacionales que llegan al museo español destacan los estadounidenses, japoneses, italianos, franceses, mexicanos y argentinos. Todos, excepto italianos y franceses, sólo representan un 3,6% del total de turistas que llegan a España y, de ellos, sólo una mínima parte recala en Madrid. En segundo lugar, la capital de España no atrae a un número de turistas extraordinario como París, Londres o Nueva York, consecuencia de la falta de una estrategia clara de promoción y de posicionamiento del producto turístico en el exterior. Y, por último, el museo sigue reinventando las formas de financiar su actividad, ya que la tendencia es a obtener menores recursos del Estado, a pesar del beneficio que supone el turismo cultural en creación de empleo, cotizaciones sociales y generación de impuestos. Un extenso reportaje de la revista The Economist cuantificaba en un 24% los recursos que obtienen los museos estadounidenses del Estado, mientras que el 64% proviene de su actividad o de donaciones privadas. En el caso del British Museum, con un presupuesto de 160 millones de dólares anuales, cada dolar que aporta el Tesoro británico para gasto es superado por más de un dólar de ingreso.

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1 comment

Viajes de Primera 14/11/2014 - 11:35

Es uno museo fundamental en España y en Europa pero no encuentra su hueco entre los grandes. Hacéis un buen análisis de la situación, sobre todo a nivel económico: no tiene sentido que para ver sólo una exposición temporal se pague la tarifa completa como tampoco el subdesarrollo de los mecenazgos por parte de fundaciones y filántropos, tan activos y socialmente importantes en EEUU… Quizá tardemos más pero seguro que logramos auparlo al puesto que se merece…

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