MADRID.- La última Encuesta de Población Activa (EPA), el estudio que sirve para calcular la tasa de paro en España, ha arrojado resultados positivos para el sector turismo y la economía española en general, aunque tiene luces y sombras. El informe que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja un descenso de la tasa de paro hasta el 24,47%, un hito en lo que va de crisis económica, ya que el indicador (que mide la proporción de personas sin empleo sobre el total que puede trabajar) ha llegado a situarse cerca del 26%. Como era de esperar, el Gobierno de Mariano Rajoy (Partido Popular) ha echado las campanas al vuelo, asegurando que se ha iniciado una recuperación económica, a pesar de que la sociedad española no la nota. Buena parte de “culpa” de que haya menos personas sin empleo la tiene el sector turístico, que ha dado trabajo a miles de personas en la hostelería. Pero, la cuestión es ¿qué tipo de trabajo?
Las cifras de la EPA muestran que en el segundo trimestre de 2014 (meses de abril a junio) se han contratado 64.400 personas más en los servicios de alojamiento, mientras que los restaurantes han dado empleo a 89.000 personas más. En total, 153.400 personas más con empleo en dos de las ramas más singnificativas del turismo. Estos datos se explican por la celebración de la Semana Santa en abril, en la que se ha notado un aumento de las vacaciones de los españoles, y por las contrataciones de cara al verano en el mes de junio. En total, el sector hostelero da trabajo a 1,42 millones de personas. Con toda seguridad, la EPA del tercer trimestre será más favorable, ya que incluirá los empleos de toda la temporada estival.
Los datos son positivos, pero esconden una realidad aplastante: un tercio de los contratos en hostelería son temporales. Del total de asalariados en hoteles y restaurantes, 429.800 personas cuentan con un contrato temporal. De todos estos, el 24% están contratados por entre cuatro y seis meses, mientras que un 30% piensan que su contrato dura más de un mes. Es decir, que un tercio de todos los trabajadores de la hostelería finalizarán sus trabajos cuando acabe el verano y los flujos turísticos de españoles y extranjeros se reduzcan. En definitiva, un trabajo inestable y que aporta poca seguridad a los empleados que se ocupen en estos puestos, más allá de unos pocos meses.
Otra cuestión a tener en cuenta es la calidad de este trabajo. Según la encuesta de estructura salarial que también confecciona el INE, los trabajadores de la hostelería tienen un salario medio anual de 13.867,01 euros (datos de 2012), 1.155 euros al mes si se computan 12 pagas, ó 990,50 euros si se pagan 14 mensualidades. La cifra contrasta con lo que ganan de media los empleados de comercio (19.473,68 euros) o los de la construcción (22.686,24 euros). Y ello a pesar de que en hostelería existen empleos cualificados: con idiomas o formación universitaria y de máster. Sobre este particular se preguntó a José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur, la asociación que agrupa a las grandes empresas turísticas, y no dio una respuesta clara, argumentando que no iba “a valorar si son altos o bajos [los salarios]” y añadiendo que habría que preguntar “a las 60.000 personas más que hoy tienen trabajo gracias al turismo”.
El incremento en los salarios de la hostelería pasa por una mejora en los beneficios de las empresas del sector, a pesar de que en los años previos a la crisis (de 2004 a 2007), cuando las compañías conseguían resultados positivos, la media salarial no subió de los 13.500 euros anuales, según los datos del INE. Otra clave es la mejora del producto turístico en España, pasando a un sol y playa de mayor calidad, que atraiga a turistas con un mayor gasto en los destinos, que requieran a personal más cualificado. También en encontrar otras opciones turísticas para los recursos que tiene España. Además, los bajos salarios evitan que trabajdores con mayor potencial accedan a este sector. Y todo ello a pesar de la llegada masiva de turistas extranjeros y del supuesto incremento del gasto turístico, aunque la realidad muestra que los ingresos han caído un 30% en los últimos diez años. Pero, mientras la gallina de los huevos de oro funcione y llene las arcas estatales, vía impuestos, y empresariales, ¿quién se atreverá a cambiar el modelo?