La Península ibérica ha sido una tierra de paso para diferentes culturas de la Antigüedad: fenicios, griegos, romanos… Y ello ha enriquecido el patrimonio de tal manera que aún siguen surgiendo sorpresas, como la posible ubicación del Palacio de Asdrúbal Barca en el Cerro del Molinete, en la ciudad de Cartagena (Murcia). Se trata de la residencia de uno de los generales más importantes del Imperio Cartaginés, hijo de Amílcar Barca y hermano de Aníbal Barca, el otro general que puso en jaque a Roma con la invasión de la Península itálica y la casi conquista de la capital romana. Estamos en el siglo III antes de Cristo, entre los años 245 y 207 a. C., cuando la familia romana de los Escipiones se enfrentaba en Hispania y en Italia a la familia cartaginesa de los Bárcidas, una serie de batallas que sirvieron para decantar la balanza del poder en el Mediterráneo, Europa y Norte de África a favor de la República romana y, después, del Imperio romano.
Iván Negueruela, director facultativo del Museo Nacional de Arqueología Subacuática Arqua, ha sido el artífice de este descubrimiento y nos ha respondido por correo para aclarar la importancia de este palacio. Dos motivos fueron los que llevaron a Negueruela a iniciar las pesquisas: el primero, las menciones que el escritor romano Polibio realiza sobre la presencia del palacio de Asdrúbal en Cartagena. El segundo motivo es menos poético: “el intento del ayuntamiento entre 1999-2001 de destruir gran parte del cerro [del Molinete] para construir cientos de pisos de alto nivel”. El Molinete no es un descampado cualquiera, sino que en su cima se encuentra un parque arqueológico con restos romanos en su mayoría. Hay que aclarar que Negueruela no ha realizado ninguna excavación, sino mediciones de restos arqueológicos anteriores a los romanos. Todo ello ha quedado plasmado en el libro El “magnífico palacio” de Asdrúbal en Cartagena, editado por la Real Academia de la Historia.
Para Negueruela, el hallazgo de las ruinas del palacio púnico tiene una importancia “muy alta”, porque en la Península “son mínimos los restos que conocemos de la arquitectura cartaginesa, y desde luego, ningún palacio”. Lo relevante para el profesor es que estos vestigios “nos ponen de golpe frente a una concepción sumamente monumental de grandes príncipes helenísticos en la línea de las inmensas construcciones en el otro extremo del Mediterráneo de los Atálidas o los Ptolomeos”. Y es que Negueruela explica que “parte de las creaciones del arquitecto que diseñó el palacio las encontramos a comienzos del siglo I a.C. en las grandes construcciones romanas de Tivoli, Terracina o Anxur”. Ello lleva al director de Arqua a afirmar que este descubrimiento obliga a “releer y a reescribir muchos de los capítulos de la presencia de Cartago en la Península”. ¿Se puede concluir que los cartagineses concebían la Península ibérica como un centro de poder para su imperio dada la importancia de este palacio? Negueruela lo tiene claro: “rotundamente, sí”.
El Palacio de Asdrúbal Barca
El profesor Negueruela desgrana las características de este palacio que se pueden inferir de los restos arqueológicos. Por un lado, su planta triangular, en forma de triángulo escaleno con una proporción de 3-4-5, un elemento “unico” en la arquitectura de la Antigüedad, según el profesor. A ello se suma su “inmenso tamaño”, con una hipotenusa (el lado de mayor longitud de un triángulo rectángulo) de 280 metros. Negueruela explica que es “el más grande conocido en todo el Mediterráneo”, que sólo fue superado por el de Nabucodonosor II en Babilonia durante el siglo VI a. C.
Hay otro elemento muy interesante y es que el palacio estaba tallado en la roca, es decir, “es inédito, sorprendente, radicalmente nuevo en la Historia del Arte el construir un palacio rupestre”. Y, dentro del capítulo constructivo, Negueruela explica que para levantar este palacio se tomó como referencia métrica el codo sagrado cananeo (44,89 centímetros), también utilizado en otros edificios púnicos, y se usó la geometría sexagesimal. “Detrás de este palacio hay un arquitecto con un dominio total de la alta geometría”, refiere el profesor, quien asegura que “no se trata de la absoluta simplicidad [geométrica], casi básica, de las pirámides de Egipto, o de la planta de los edificios de Oriente (Mari, Ebla, toda Mesopotamia desde Sumer hasta Babilonia, Anatolia, etcétera), en las que se dibuja un cuadrado o un rectángulo y se subdivide en habitaciones cuadradas o rectangulares. Aquí, cada parte del palacio es diferente a las demás mediante el uso de numerosas formas geométricas diferentes”. Además, las estancias se repartían en escalones para salvar las laderas del cerro.
Y más: un aspecto que se ha perdido en las construcciones modernas es la relación de las mismas con astronomía, algo que se tenía muy en cuenta en la Antigüedad, ya que se consideraba que los astros influían en el devenir humano. Negueruela explica que en el caso del palacio de Asdrúbal Barca en Cartagena, su orientación astrológica es “muy compleja” y se encuentra “muy alejada de la simplicidad de Stonehenge o los templos egipcios”. A ello se suma el papel, aún no revelado, del templo de Atargatis en la cima del palacio: “el templo de la diosa es lo único que no se talló en la roca sino que se ‘edificó’ con sillares”.
Falta de apoyos y conservación
Los trabajos de Iván Negueruela no han sido cosa de dos días. El profesor los empezó en agosto del año 2000, los dejó y los volvió a retomar, sólo, en el año 2006. Y aclara que no ha sido un trabajo de excavación, sino de “medición de cada uno de los tabiques de la colina para ubicarlos en los planos fotogramétricos del cerro y analizar uno a uno cada uno de los tabiques y muros”. Con este trabajo, Negueruela procedió a “separar lo que es cartaginés (tallado en la roca y cortado a escuadra y plomada) de lo posterior”. El profesor quita algo de importancia a su trabajo y sostiene que ha sido “sumamente fácil y lo podría haber hecho cualquier estudiante de arqueología”, ya que “no requiere más que dedicarle tiempo y alguna capacidad de análisis básico”. Además, Negueruela aclara que “no he solicitado ni un solo euro de dinero público”.
Como buena parte del patrimonio arqueológico de España, el que se halla en las laderas del Cerro del Molinete se encuentra en peligro. Iván Negueruela explica que no ha tenido apoyo de las autoridades gubernamentales, “exactamente todo lo contrario”. El profesor denuncia que “tanto la Consejería de Cultura de Murcia como el Ayuntamiento de Cartagena han ignorado y boicoteado mis trabajos desde agosto de 2000 todo lo que han podido”. Y explica porqué: “el plan de reurbanización de un cerro así, y en el mismo centro de la ciudad, suponía una operación económica de cientos de millones de euros”. En efecto, el Ayuntamiento de Cartagena ha intentado en diversas ocasiones, la última en 2014, vender diferentes solares alrededor del Cerro del Molinete, aunque esta operación ha quedado desierta. Para Negueruela “la actual crisis ha salvado al Palacio de Asdrúbal y Aníbal para siempre”.
Por último, el profesor reclama que se ponga en marcha “una campaña inmediata de desescombro y limpieza en las laderas Oeste y Norte, que podría estar terminada en pocos meses y permitiría al público no experto comenzar a ‘visualizar’ lo que queda del palacio, y a continuación excavar en serio toda la ladera Sur”. Negueruela también sostiene que se deben “destruir los numerosos e inmensos muros de hormigón que se han construido en la cima [del cerro] en 2011“. Efectivamente, hace cuatro años el Ayuntamiento, gracias al dinero público del Plan E que insufló el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, urbanizó y construyó un parque en la cima del cerro, a la vez que desplegaba una estructura sobre las ruinas romanas más visibles para protegerlas.
Negueruela exige otras medidas: “prohibición de una vez por todas del uso de las palas excavadoras por parte de los arqueólogos en el palacio de Asdrúbal y en cualquier yacimiento de Cartagena”, ya que “el daño que se ha hecho ha sido inmenso e irreparable”, segñun el director de Arqua. Y a ello suma la celebración de “un congreso internacional al que se invite a las figuras principales en arqueología cananea de los países de la Unión Europea, Israel, EEUU y Suiza”.
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