Paradores de Turismo terminará 2015 con un beneficio de 1,15 millones de euros, según la previsión contemplada en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2016. Para llegar a ser rentable, la compañía pública, participada por el Estado español, ha tenido que atravesar un desierto que comenzó en 2012, cuando el nuevo equipo gestor, que desembarcó con la victoria del Partido Popular (PP) en las elecciones de 2011, llegó y se encontró “un espectáculo de 110 millones de euros de deuda”, dinero que habían solicitado los gestores anteriores para la construcción de nuevos alojamientos, como el Parador de Cádiz o el de Alcalá de Henares, según reconocen fuentes de la empresa a este medio.
Paradores no lo tiene fácil en un entorno de alta competencia, aunque el segmento de lujo en España, al que se dirige la cadena, no está excesivamente reñido en el país mediterráneo. En cualquier caso, la cadena pública de alojamientos tiene por delante una tarea ardua, puesto que debe dar la vuelta a los negativos resultados económicos de los últimos seis ejercicios, que alcanzan la cifra de 139,46 millones de euros, según las cuentas del año 2014.
La dirección de la empresa tampoco ha estado exenta de polémica cuando se descubrió la presunta relación que Ángeles Alarcó, actual presidenta de Paradores y ex esposa de Rodrigo Rato, ex vicepresidente del Gobierno con José María Aznar (PP), tuvo en la supuesta trama de fraude fiscal que Rato ideó para evadir impuestos de España. El cargo de presidente de Paradores se ha venido adjudicando a figuras cercanas al partido político que en ese momento sustentaba al Gobierno español, por lo que el sillón del máximo ejecutivo siempre ha tenido un cariz muy político, frente a los cuadros medios de dirección y a los responsables de los alojamientos, que son profesionales del mundo de la hostelería.
Inyección de dinero público
Para hacer frente a los pagos de la elevada deuda y refinanciarla, el Gobierno de Mariano Rajoy (PP) ha aportado 40 millones de euros en la empresa. Se trata de dinero público que ha servido para financiar los pagos de los préstamos a los bancos y para saldar las inversiones comprometidas en diferentes edificios. La cadena hotelera cuenta en la actualidad con 94 establecimientos y Rosario Silva, profesora de estrategia empresarial de la escuela de negocios IE Business School, recuerda que “la dificultad [de Paradores] para ser rentable no sólo procede del elevado gasto en conservación y mantenimiento de los edificios sino también de la localización de algunos de estos alojamientos en lugares poco turísticos”.
Paradores es un caso particular dentro de la hotelería española, puesto que donde las empresas privadas han reducido su cartera de alojamientos para reducir costes, la compañía estatal ha seguido abriendo nuevos hoteles. De hecho, el Estado se ha comprometido a construir otro Parador en Molina de Aragón (Guadalajara). Silva explica que en las zonas menos turísticas “el Parador debe convertirse en un destino, para lo que debe hacer un esfuerzo muy fuerte en comercialización”, estrategia que “aumenta los costes y hace difícil mantener un ratio alto de ocupación”. La profesora entiende que “aquellos establecimientos localizados en zonas de escaso interés turístico, y donde el Parador es difícil que se pueda convertir en un motor de actividad turística, no parece que tenga sentido mantenerlo dentro de la red”.
Función social y turística
Tradicionalmente se ha asociado la apertura de un Parador con la creación de riqueza para la zona en que se producía, aunque esta regla no siempre se cumple. Carles Tudurí, profesor de la Universidad Oberta de Catalunya, explica que “en el caso de Paradores priman otros intereses para mantener abiertos estos establecimientos, como la desconcentración turística, atrayendo turistas a destinos con poca oferta” y añade que con ello “se mantienen edificios emblemáticos en buen estado y se ofrece un modelo de calidad”. De la misma opinión es Silva, quien sostiene que “la misión de Paradores es contribuir a la integración territorial, a la recuperación y mantenimiento del patrimonio artístico de España y a la preservación y disfrute de espacios naturales”.
Sin embargo, a pesar de esta misión, en enero de 2013 la cadena se ha visto obligada a realizar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en su plantilla, que afectó a 350 personas, tras llegar a un acuerdo con los sindicatos, y que “no ha dado ningún problema”, según las mismas fuentes de Paradores. A pesar de ello, durante los meses previos a la negociación se produjeron diferentes huelgas entre los empleados, pero es cierto que tras la firma del ERE, al que se acogió “el 50% de la gente de forma voluntaria”, no ha habido ningún incidente. En opinión de Rosario Silva, para conseguir la rentabilidad plena de la cadena “el enfoque debería seguir estando en mejorar la estructura de costes [de Paradores] y al mismo tiempo en mejorar el valor que recibe el cliente”.
En relación con los costes de Paradores (que ascendieron a 219,87 millones en 2014), la cadena ha realizado “cierres estacionales durante tres o cuatro meses [al año] y en 2014 se clausuraron 25 alojamientos, pero no todos a la vez”, reconocen las fuentes de la cadena pública. Por eso, además del ERE, Paradores viene aplicando a sus trabajadores (una plantilla media de 3.620 personas, según los datos de la compañía) un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE): “los empleados se toman todas sus vacaciones durante los meses de cierre, después van al paro, donde se les paga la prestación por desempleo, y con la garantía de que cuando se abra su Parador, se les vuelve a contratar”, aseguran las fuentes consultadas en la cadena hotelera. Esta medida se adoptó tras su propuesta y acuerdo con los sindicatos.
Calidad y precio
Sobre la calidad percibida por el turista, la profesora de la IE Business School explica que “el bajo índice de ocupación [hasta 2014] revela que los potenciales clientes no están valorando la oferta de Paradores, por lo tanto, sería preciso entender mejor la calidad del servicio que el cliente recibe en cada establecimiento y si la relación calidad/precio es adecuada”.
Aunque parezca que en el precio está la clave para incrementar la ocupación, la realidad es más compleja: “una bajada de precio probablemente aumentaría la ocupación, pero si la oferta del destino es poco atractiva, aunque se baje el precio, la demanda no aumentará, por lo que el resultado final puede ser un descenso del margen que no compense el leve incremento de la ocupación”, sostiene Silva. En un estudio realizado por esta profesora, algunos hoteles de la misma categoría en la zona de un Parador tenían precios superiores a este.
Desde Paradores aseguran que “los precios responden a un producto que ofertamos: la excelencia” y sostienen que la ocupación en el verano de 2015 ha rozado el 82% de media en los alojamientos abiertos. Hasta finales de agosto, el precio medio de las habitaciones en Paradores se ha incrementado en 1,27 euros, por lo que no parece que la reducción de tarifas vaya a ser la estrategia de la cadena, que en 2014 ingresó 211,6 millones de euros.
Cliente internacional y privatización
Una de las claves para incrementar la rentabilidad de Paradores puede encontrarse en el cliente internacional, que pasa más noches en los establecimientos y realiza un gasto mayor. “Durante la crisis, la aportación del turista nacional ha decrecido, porque lo primero en que se ahorra es en ocio, ello ha hecho que entre 2012 y 2013 la relación de clientes fuese de un 70% internacionales y un 30% nacionales”, explican desde Paradores. Algo que ha empezado a cambiar con las diferentes promociones que ha realizado la cadena de alojamientos públicos, donde reconocen que su mejor mercado internacional es Reino Unido, seguido de Francia y Alemania. En lo que va de año, el número de clientes internacionales ha crecido un 10,3% y el número de huéspedes nacionales se ha incrementado un 8,7%.
Otras voces del sector hotelero han abogado por la privatización de la cadena de alojamientos para garantizar su rentabilidad y existen opiniones para todos los gustos. Rosario Silva explica que “el Gobierno debería estar abierto a contemplar esta posibilidad de gestión privada por parte de una compañía hotelera para intentar conseguir que Paradores sea rentable”. Por su lado, Carles Tudurí mantiene que “para privatizar Paradores habría que tener bien claro cuáles son los beneficios que se persiguen más allá de una oportunidad de negocio para socios privados”, ya que la gestión pública “influye de forma positiva en la imagen de España como destino turístico, ayuda a mantener edificios emblemáticos, promociona la gastronomía local y establece unos estándares de calidad en destinos con poca oferta turística”, según este experto.
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