El turismo, como actividad económica, que aporta el 10% del PIB de España, es decir, una riqueza que supera los 100.000 millones de euros anuales, y que da trabajo a algo más de 2 millones de personas en España, el 12% del total de afiliados a la Seguridad Social que trabajan (16,83 millones), no es importante para alguno de los partidos políticos con posibilidad de formar gobierno en las próximas elecciones autonómicas. El 24 de mayo, los españoles tendrán que depositar su voto para elegir a sus representantes en los parlamentos regionales, de los que saldrán los diferentes gobiernos autonómicos. Son estos gobiernos los que tienen las competencias para regular, promocionar e impulsar el turismo de las diferentes comunidades autónomas de España.
El Partido Popular es de los pocos que menciona al turismo en su programa, donde recoge un decálogo de intenciones con respecto a este sector económico. Así, el PP explica que quiere usar el turismo para generar empleo de calidad, fomentar el emprendimiento y la innovación, y también conseguir la desestacionalización, es decir, que los turistas no se concentren en una época concreta del año, generalmente el verano. Otro punto interesante es la recuperación de destinos maduros, es decir, aquellos que necesitan renovar sus infratesructuras turísticas, como en muchos lugares del litoral mediterráneo. Otro punto interesante es el que se refiere a la puesta en valor de la diversidad cultural y patrimonial de España. El programa del PP no deja de ser una mera formulación de objetivos, pero no concreta cómo se llevarán a cabo y el dinero que hará falta para ponerlos en marcha. Es decir, son generalidades. Y, además, muchas de ellas se contraponen con la política que ha llevado en los últimos años.
En el caso del programa marco del PSOE para las elecciones autonómicas, una búsqueda con la palabra “turismo” no devuelve ningún resultado. El ideario socialista pierde una oportunidad de oro en el capítulo dedicado a la economía, donde trata el mundo rural, que atesora buena parte del patrimonio cultural de España y que podría servir como dinamizador de la vida y la economía de muchas poblaciones si se sabe promocionar y cuidar de forma adecuada. Lo mismo sucede con las costas, muy ligadas al turismo de sol y playa, que aporta tantos dividendos a España y del que sólo se hace una mención para su recuperación ecológica y evitar la especulación.
Por su lado, Podemos se refiere al turismo de forma tangencial, al abordarlo dentro del desarrollo rural como forma para favorecer el comercio de productos y servicios en el ámbito de los pueblos de España. La formación que dirige Pablo Iglesias, y que entrará en muchos parlamentos autonómicos y ayuntamientos con fuerza según las estimaciones electorales, pretende reducir trámites burocráticos, acortar plazos, apoyar la formación y la investigación. Como el programa del PP, Podemos carece de una memoria económica y de una explicación sobre cómo conseguirá estos objetivos.
En el caso de Izquierda Unida, su programa contempla una regeneración de la economía para que no se base en un “sector servicios o el turismo de bajo salarios”. IU quiere impulsar un turismo de calidad y sostenible. Es decir, lo que la formación de izquierdas pretende es cambiar el modelo turístico para que se adecúe a las condiciones medioambientales de los destinos, la protección de la cultura y el patrimonio y la reducción de la estacionalidad. Al igual que el resto de programas, no hay mayor explicación ni una memoria de objetivos o económica.
Por último, Unión Progreso y Democracia (UPyD) se fija como objetivo llegar a un turismo de calidad sostenible, compatible con el medio ambiente y que dé calidad de vida a los centros urbanos. Además, el grupo dirigido por Rosa Díez pretende crear una normativa favorable, formación y promoción del tursmo de calidad. Al igual que el resto de programas, no hay más detalles.
Poca concreción
El pecado original de todas las formaciones es que sus programas son meras formulaciones de ideas, pero sin concreción de ningún tipo. Mientras, el sector tiene bien claras sus necesidades, que llevan desatendidas desde hace años. Exceltur, la asociación que agrupa a las grandes empresas turísticas, publicó hace unas semanas un conjunto de peticiones para conseguir un turismo más sostenible. Entre ellas destacaba la cifra de que, cada día, los turistas que visitan los diferentes destinos españoles generan una actividad económica directa e indirecta de 325 millones de euros.
Para Exceltur, los diferentes gobiernos autonómicos deberían crear una consejería, o viceconsejería, de Turismo que tenga hilo directo con el presidente de la región autónoma. Además, se deberían definir un plan de turismo con visión a largo plazo para la comunidad y colaborar con otras regiones para aprovechar los flujos turísticos. La interrelación son el sector privado también es importante para Exceltur, modificar las leyes para facilitar la inversión, fomentar la rehabilitación, combatir la competencia desleal y facilitar los planes urbanísticos.
Con algunas de estas medidas, Exceltur piensa que se podría incrementar el gasto medio diario real (sin inflación) de los turistas en un 1,5%, subiendo las pernoctaciones otro 1,6%. Ello ayudaría a crear 59.000 nuevos empleos en turismo en un año (lo importante sería saber de qué calidad) e integrar a jovénes en el mercado de trabajo. Las empresas también podrían mejorar en un 2% anual su rentabilidad, con el objetivo de tener un margen de beneficio del 10% que permita realizar inversiones para el crecimiento del negocio y del empleo.