China se ha posicionado como uno de los grandes actores internacionales en el negocio del turismo y los viajes. Y al país asíatico le queda mucho recorrido en este segmento, a juzgar por las tasas de crecimiento y por el potencial de su economía, a pesar de la ralentización que ha soportado en los últimos años. Ejercicio tras ejercicio, el poder adquisitivo de los chinos crece, lo que contribuye a crear una clase media con ganas de viajar. El ingreso medio de los chinos es de 4.699 dólares, según un informe de Euromonitor, diez veces menos que el de un estadounidense. Sin embargo, en 2030 se espera que la clase media-alta suponga el 90% de la sociedad china, con un ingreso de 15.000 dólares.
A ello se suma la tecnificación de la sociedad china, donde el móvil es un elemento tan necesario como otros bienes de consumo. De hecho, en 2013 existían 226 millones de smartphones (teléfonos inteligentes) en manos de chinos y la penetración de esta tecnología era del 80%. Por ello no extraña que portales como el chino Ctrip, especializado en la venta de viajes, sea la referencia del 70% de chinos para buscar y reservas viajes.
El estudio de la consultora Euromonitor compara el potencial de China con una economía madura como la de los EEUU y llega a la conclusión de que en 2016 la el país asiático superará al estadounidense desde el punto de vista económico. En el segmento de viajes, las cifras son significativas: en 2013, los chinos realizaron 2.700 millones de viajes dentro del propio país, frente a 1.000 millones de los estadounidenses. En lo que se refiere a viajes al extranjero de los chinos, la previsión es que en 2017 sean los primeros emisores, con 105 millones anuales, superando a los alemanes, un pueblo tradicionalmente viajero, y a los estadounidenses.
China es un país con una población superior a los 1.300 millones (en comparación con EEUU, que tiene censados a 316 millones de personas), buena parte de ellos jóvenes que se están aprovechando del crecimiento económico y de las nuevas tecnologías. A pesar de esta situación, el país asiático sufre grandes desigualdades en función de la región que se estudie. E incluso en grandes ciudades como Pekín los índices de pobreza son elevados. Antes de que acabe el año, una de las empresas chinas más relevantes en la venta a través de Internet, Alibabá, realizará una demostración de su poder cotizando en la bolsa de los EEUU. La compañía podría valorarse en 15.000 millones de dólares, por debajo de Facebook, y será el pistoletazo para que otras empresas del gigante asiático sigan sus pasos.
En los próximos años China tendrá que enfrentarse a diversos desafíos. El primero de ellos es conseguir que el binestar y la riqueza económica llegue a cada uno de los más de 1.000 millones de habitantes del país, con el riesgo de que si se producen grandes desigualdades se puede generar una tensión social nada apetecible para los mandatarios chinos. Por otro lado, si el país quiere ser una referencia mundial no sólo económica, debe modificar su política, controlada de forma monolítica y unitaria por el Partido Comunista y sin posibilidad de disidencia ni de partidos alternativos. A medida que los chinos viajen y los jóvenes tomen conciencia del mundo en el que viven, las élites del país tendrán que tomar una decisión sobre el modelo de apertura y política que desean para su país.
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