Empleo turístico en las Islas Baleares

El empleo turístico en Baleares carece de calidad. Es la principal conclusión a la que llega Francisco Caparrós, jefe del Servicio de Evaluación, Estrategia de políticas activas y Calidad de los procesos en el Servicio de Ocupación de las Islas Baleares (SOIB, el antiguo INEM). En un artículo publicado en la revista Cuadernos de Turismo, que edita la Universidad de Murcia, Caparrós concluye que la reforma laboral que el Partido Popular aprobó en 2012 ha provocado que los contratos temporales hayan aumentado de forma considerable.

En las conclusiones que aporta Caparrós explica que en 2012 se registraron 325.000 contratos en la temporada de verano, con una tasa de paro del 23%. Dos años después, el número de contratos en temporada alta alcanzó los 390.000, pero la tasa de desempleo sólo se redujo al 20%. Caparrós concluye que esto es consecuencia de la temporalidad, lo que implica que “si alguien quiere emplearse todo el año, debe firmar varios contratos”. Los meses veraniegos son los de mayor afluencia turística a Baleares, que en todo 2018 recibió 13,86 millones de turistas internacionales y más de 1,5 millones de visitantes españoles en 2017.

Pero la temporalidad no es la única pega del modelo de empleo turístico en las Islas Baleares. El jefe del Servicio de Evaluación del SOIB indica que la parcialidad y el pluriempleo son las otras características del trabajo turístico en el archipiélago balear. Caparrós explica que muchos trabajadores deben contar con varios empleos para conseguir un nivel de ingresos suficientes por los costes salariales bajos (el salario medio en las islas es de 1.000 euros mensuales) y la parcialidad de la jornada. Este responsable indica que el 90% de los nuevos contratos son temporales y el 40% a tiempo parcial, es decir, que no llegan a ocho horas de trabajo diarias.

Otro de los grandes problemas del mercado de trabajo balear es la estacionalidad de su turismo, que concentra sus mayores flujos en los meses de verano. Esto hace que el SOIB dedique más recursos a colocar trabajadores en este periodo del año y menos en dar formación a los potenciales empleados para que se incorporen a una carrera laboral más dilatada. La estacionalidad también desmotiva a los trabajadores para cualificarse en profesiones que garanticen empleo a largo plazo.

Caparrós opina que la formación es una de las claves para mejorar la calidad del empleo en las Islas Baleares, pero también deben existir puestos de trabajo que demanden a estas personas cualificadas. A este respecto, el responsable del SOIB explica que la estructura empresarial de las Islas Baleares se caracteriza por las microempresas (96% del tejido empresarial) con menos de 10 empleados y un balance anual inferior a los 2 millones de euros. Las empresas sin trabajadores son más de la mitad. Este panorama hace que se desaliente la formación, ya que no hay una amplia oferta de puestos directivos que requieran mayores conocimientos o títulos concretos.

Esta radiografía del mercado de trabajo de Islas Baleares se puede extrapolar en muchas de sus características a otros destinos de sol y playa. El problema de las Islas Baleares es que su economía se basa fuertemente en los servicios, que aportan el 34% de la riqueza del archipiélago balear, seguido de la actividad inmobiliaria (en la que se encuentra la venta de hoteles y segundas residencias), con un 13% del PIB. Caparrós indica que la baja tasa de educación universitaria (sólo el 27% de la población balear con capacidad de trabajar), las altas cifras de abandono escolar (32%) y la baja inversión en I+D (0,5% del PIB, unos 152.000 euros) convierten a la economía balear en poco productiva y precaria. Y la oferta de empleos de baja cualificación durante el verano no anima a los desempleados a mejorar su formación con vistas a conseguir mejores trabajos.

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