Entrevista con Jordi Clos, presidente de Derby Hotels

Jordi Clos, presidente de Dervy Hotels | Foto: Derby Hotels

Jordi Clos, presidente de la cadena Derby Hotels, ha hecho de sus inquietudes su profesión. Y seguirá dando mucha guerra, ya que el empresario desmiente los rumores sobre su retirada. “Somos una compañía hotelera con cierta sensibilidad por la cultura y entendemos que el lujo y la cultura son dos elementos que van en paralelo”, explica Clos sobre la identidad de Derby Hotels.

Y es que los alojamientos de la marca son famosos por ser verdaderos museos de arte, como el Hotel Urban de Madrid, que aglutina una colección de piezas asiáticas y africanas. La firma cuenta con 22 establecimientos repartidos por Europa “y todos tienen un espacio museístico o piezas de arte, de verdad, en las habitaciones”. Con ese “de verdad”, Clos se refiere a que un huésped puede dormir una noche cualquiera bajo un Picasso original, por ejemplo.

El propietario de esta cadena revela que sus hoteles albergan cerca de 8.000 piezas de arte. Y ello hace que el valor patrimonial de toda la cadena llegue a los 750 millones de euros, conjugando sus piezas artísticas con el valor arquitectónico de los edificios en que se hallan. “Cualquier hotel que hagamos nosotros siempre es más caro que uno estándar”, reconoce Clos, para acto seguido explicar que las calidades que emplean en los mismos (como piedra) hacen que los establecimientos perduren en el tiempo, lo que reduce costes de mantenimiento. No es mala política, teniendo en cuenta que en 2015 han cerrado con un crecimiento en su facturación del 6,44% con respecto al año pasado, con 74,3 millones de euros. De esta cantidad, 66,93 millones proceden de las noches vendidas en los hoteles Derby (un 7,75% más de facturación que en 2014), mientras que 4,2 millones vienen de la división de apartamentos (un 15,6% más). El resto, 3,2 millones de euros (un 21,8% menos que en 2014) provienen de otras empresas participadas.

Con estas ideas sobre el patrimonio y la cultura, Clos “no termina de entender la poca sensibilidad que a veces tienen fondos financieros o inmobiliarios”. Es una clara referencia al Edificio España, que en las últimas semanas ha sido centro de algunas declaraciones que incitan a dejar que el grupo chino Wanda, su comprador, pueda derribarlo. “Te gustará más o menos, pero es un edificio simbólico que pertenece a una época determinada y que tiene un valor histórico irrepetible para Madrid”, sostiene Clos. El empresario está de acuerdo en que el edificio se proteja y se conserve, “le guste o no le guste a los chinos”, sentencia. “Es muy importante para la ciudad saber conservar su patrimonio, porque nosotros no somos propietarios del mismo, sino depositarios”. Y el ejecutivo va más allá: “nuestra obligación es pasar a nuestros hijos y ciudadanos este patrimonio que hemos tenido la suerte de conservar”.

Diferentes y competitivos

Y, ¿qué opina el cliente? “No todos los huéspedes valoran esta singularidad, pero hay un volumen importante de clientes que viene a nuestros establecimientos debido a esta sensibilidad”. Los propios edificios son obras de arte en sí mismos, porque la cadena suele usar espacios históricos, como palacios antiguos o casas residenciales, para instalar sus hoteles. La arquitectura de sus hoteles y la cultura que albergan en su interior permiten que los precios de los mismos se eleven con respecto a alojamientos de la misma categoría. “Cuando compites con Mandarin o con Four Seasons puedes darles guerra gracias al posicionamiento internacional de nuestros hoteles”.

El modelo que ha aplicado Jordi Clos en su negocio es muy particular en una industria en la que las grandes marcas se han preocupado más por la gestión, para obtener una rentabilidad económica, que por los criterios estéticos. “Nosotros somos patrimonialistas”, refiere Clos, quien añade que “somos propietarios de nuestros edificios y no tenemos inmuebles en alquiler”. De esta manera, el negocio que Clos ha levantado se ha sustentado en la reinversión de los beneficios para abrir nuevos hoteles, sin recurrir en exceso a la petición de créditos a la banca. Ello también ha permitido a la cadena atravesar la crisis económico-financiera en mejores condiciones que aquellas marcas que poseían un endeudamiento elevado. Y esto también se ha llevado al personal, ya que entre los 700 empleados de la empresa muchos de ellos siguen con Clos desde su primer negocio.

Derby se expande por Europa

Clos es un referente de la hotelería catalana y es presidente del Gremio de Hoteleros de Barcelona. Por eso llamó la atención que trasladase la sede social de su holding, con el que controlan las acciones de cada uno de sus hoteles, a Madrid. El empresario explica que lo han hecho “para seguir creciendo por Europa”. Aunque también desliza que no van a realizar más inversiones en Cataluña de momento, sobre todo tras la moratoria impuesta por la alcaldesa Ada Colau en Barcelona y por la situación política en el gobierno regional, que pretende independizarse de España. El crecimiento europeo, que empezará en 2016, se centrará en Ámsterdam (Holanda), Múnich (Alemania), Copenhague (Dinamarca) y Estocolmo (Suecia).

Sobre el conflicto que el Gobierno catalán ha abierto con el Gobierno español a cuenta de la independencia de esta región española, Clos considera que “ha sido un error no hacer un referéndum, porque con total seguridad habría salido no a la independencia”. El empresario afirma que ser “separatista es otra historia” muy diferente a la del nacionalismo catalán que hasta hace unos años pedía mejoras para la región autónoma española.

Cataluña y las tasas turísticas

En cualquier caso, Clos no considera que la situación de Cataluña sea buena para los negocios. Un reciente informe de la consultora inmobiliaria Irea cifra en 383 millones de euros la inversión hotelera en Barcelona durante 2015, frente a los 582 millones de Madrid. Además, Clos refiere que se ha roto el pacto sobre la tasa turística. Desde hace unos años, el Gobierno de la Generalitat viene cobrando un impuesto a todos los turistas que se alojan en Cataluña, que “ha funcionado muy bien”, según Clos. Los hoteleros llegaron al acuerdo con el anterior gobierno de que esta tasa se usaría, en un momento de necesidad de recursos públicos, para sufragar los gastos de promoción de los destinos catalanes. “Ahora se empieza a oír que los ingresos de esta tasa se van a redirigir a otros servicios”, lamenta Clos, que se muestra contrario a su mantenimiento y que recalca que la defendió en un momento en que los recursos públicos estaban muy mermados a causa de la crisis.

Por último, Clos explica que “España tiene un potencial extraordinario” y que es posible fidelizar a los turistas que han llegado al país gracias a las turbulencias en los países africanos de nuestro entorno. El hotelero sostiene que muchos de estos turistas se van con un grado de satisfacción muy alto y que los flujos turísticos seguirán llegando a España porque los problemas políticos y de seguridad en destinos como Egipto, Túnez o Turquía no se resolverán de forma rápida. Sobre Barcelona, el hotelero no cree que exista una sobreexplotación, sino “una oferta ilegal de más de 7.500 apartamentos”. Clos estima que si los mismos se cerrasen, el número de turistas estaría acorde con las posibilidades hoteleras de la ciudad y los problemas de convivencia en algunos barrios se solucionarían.

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