Los datos del verano ya sí que son preocupantes y no pueden tener otra lectura que la de que el sector turístico también entrará en recesión durante el próximo ejercicio. Es cierto que el listón se ha mantenido a nivel nacional en lo que se refiere a desplazamiento, que no gasto, de los turistas patrios. Sin embargo, entre junio y septiembre, España ha perdido 1,08 millones de turistas foráneos. Este tipo de visitante representa el 50% de los ingresos del sector, así que una bajada de estas características no es nada buena para todo el conjunto del turismo.
Por otro lado, los datos también muestran el agotamiento del modelo de sol y playa, por el que el Gobierno aún apuesta con contundencia con grandes campañas promocionales. Desde aquí no queremos que la administración deje de apoyar a los destinos de sol y playa, al contrario, hay lugares verdaderamente aprovechables (como la costa catalana, por citar alguno). Pero la verdad, objetiva y sugerida por los datos, es que se deben reorientar las acciones promocionales de la administración. Los Presupuestos para el año 2009 están a punto de aprobarse, aunque aún pasarán por alguna enmienda. Habrá qué ver cómo se utilizan, y para qué, los 550 millones de euros que la Secretaría de Estado de Turismo tiene presupuestados para el próximo ejercicio bajo el epígrafe de “Coordinación y promoción del turismo”. La renovación de las infraestructuras turísticas es necesaria, sí. España es sol y playa, sí, pero durante cuatro meses. Además, nuestro país cuenta con una cultura centenaria, una gastronomía envidiable y unos parajes rentables. Sol, playa, turismo rural, turismo cultural, turismo de negocios. También llamamos la atención sobre estos temas a las administraciones autonómicas.
Dejamos para lo último la iniciativa, apoyada por la Secretaría de Estado de Turismo, de las Rutas del Vino. Es un buen paso, dado en la dirección correcta. España es mundialmente conocida por sus excelentes caldos y eso se debe aprovechar. No dejemos que el sector languidezca al sol (y playa).