Qué fiestas se celebran en diciembre

En el mundo occidental se tiende a pensar que las principales fiestas en diciembre son la Navidad y el Año Nuevo. Nada más lejos de la realidad. Diciembre es un mes para las celebraciones. Las hay de todo tipo. Algunas más curiosas que otras. Aquí tienes una lista con algunas de las celebraciones más interesantes y diversas de todo el planeta.

Las Posadas en Iberoamérica

Es una fiesta tradicional de diciembre que tiene lugar en Honduras, México, Guatemala, Panamá, Nicaragua y Costa Rica. Del 16 al 24 de diciembre se recuerda el peregrinaje de la virgen María y San José de Nazaret a Belén, huyendo de Herodes y buscando un lugar donde guarecerse para que naciera el niño Jesús.

En su origen se trataba de una celebración religiosa en la que se rezaba durante los 9 días y a cada uno de esos días se le otorgaba un sentido de penitencia y recuerdo. Sin embargo, en la actualidad se trata de celebrar con los amigos y vecinos. Un grupo está dentro de la casa, otro está fuera y llama a la puerta. Entonces se produce un diálogo musical entre ambos grupos: unos piden posada y los otros se la niegan hasta que se dan cuenta de que es la sagrada familia quien está intentando entrar. Y, una vez todos juntos, comienza la fiesta con ponche navideño, recetas tradicionales, dulces y una divertida piñata para los niños. Naturalmente en cada país se añaden y se cambian cosas a gusto del celebrante, pero esta es la esencia.

Perchten, Krampus y Nikolo

En este caso vamos a hablar del folklore alpino y sus fiestas de diciembre. Krampus es una criatura con un aterrador aspecto demoníaco, que aparece la noche del 5 al 6 de diciembre y que merodea por las calles (durante dos semanas) buscando a los niños que han sido malos. Se pasea con una campana o cencerro y con cadenas oxidadas para ir haciendo ruido y asustar a la gente. Se dice que captura a los niños malos y se los lleva en un saco, a las profundidades del infierno para comérselos. Lo reconoceréis porque tiene pinta de diablo, con cuernos en la frente, una larga lengua roja y una cabellera negra como la de un león. También tiene pelo por todo el cuerpo y en lugar de piernas, tiene patas de caballo. Un horror, así que más vale portarse bien.

En contraste está Nikolo, es mucho más benévolo que su amigo Krampus y llega cada 6 de diciembre para dejar a los niños buenos un pequeño regalo. Tradicionalmente es un saco lleno de chocolate, frutos secos y alguna fruta fresca. Esta tradición se remonta a la figura del obispo San Nicolás de Myra/Bary, quien quedó huérfano de niño, pero heredó una gran riqueza que, sin embargo, no le hizo feliz en absoluto. Hasta que un día leyó una historia en la que el hombre generoso era mucho más feliz que el egoísta. Puso la teoría en práctica y vio que funcionaba. Se convirtió en un hombre feliz que compartía todo lo que tenía, especialmente dulces y frutas.

Es una historia muy interesante, pero lo es más aún cómo se ha desarrollado en el tiempo. En algunos países como Holanda creen que San Nicolás viene de España, que es donde vive… Otros creen que vive en Myra (Turquía), en Bari (Italia) o en el Polo Norte… Lo importante es que venga cada año con dulces y juguetes.

Los Perchten son completamente diferentes y su tradición se remonta a la época pre-cristiana. Esos largos inviernos en los que la gente no podía prácticamente salir de casa en Austria no están tan lejos. Y no lo hacían sólo por las nevadas que bloqueaban las casas, sino también para no encontrarse con esos espíritus que dominaban los bosques y las montañas y que, en invierno, campaban a sus anchas.

El Perchten se asocia a la personificación del destino y a las almas de los muertos. Originalmente se representaba a los perchen con una máscara marrón y con una piel de oveja banca, aunque ahora se mezcla con el Krampus y son indistinguibles. Se supone que Percha es la reina de las nieves, la mujer que controla y domina a los demás espíritus, que pueden ser de dos tipos: los Schiachperchten, que son los “Perchten feos”, los que parecen demonios y que van a castigar a las personas que hayan sido malas durante el año, golpeándoles con sus látigos; y las Schönperchten, que son las “Pertchen hermosas”, angelitos vestidos de blanco (suelen ser femeninas) y ellas vienen a traer suerte y buenos augurios para el año siguiente, a las buenas personas.

Es tradición realizar procesiones, llamadas Perchtenlauf, por todo el país, durante la última semana de diciembre y la primera de enero (aunque desde que lo mezclan con el Krampus y Nikolo, las hacen conjuntamente en torno al día 5 de diciembre). De ahí viene la creencia popular de empezar el año nuevo haciendo muchísimo ruido para ahuyentar a los espíritus malos que vienen a pegarte y a castigarte… y por eso los austriacos empiezan el año al ritmo del vals, con fuegos artificiales, petarnos y tambores.

Janucá!

También llamada Hannukah, la Fiesta de las Luces o Luminarias judía también se celebra en diciembre. ¿Conoces ese candelabro con 9 brazos? No el que tiene forma triangular que se coloca junto a las ventanas, ese viene de los países nórdicos, donde se celebra Santa Lucía, el día 13 de diciembre. No. Estamos hablando de uno con 9 brazos, que representan los 8 días que, milagrosamente, ardió el aceite e iluminó el templo. Un aceite que sólo debía haber alcanzado para un día y duró 8.

Tradicionalmente, se enciende un brazo del candelabro o januquía, cada día, con un brazo extra. La fiesta tiene lugar el 25 de Kislev, según el calendario judío. Lo que puede ir desde finales de noviembre hasta finales de diciembre, según el calendario gregoriano.

A lo largo del tiempo, esta fiesta ha ido variando en la forma de celebrarla, pero la esencia es la misma. Un dreidel (pirinola) para que los niños jueguen y de paso aprendan que “un milagro ocurrió aquí” y un poquito de las tradiciones y la kábala. Comida frita, en honor al aceite, dulces, manzanas, miel, granadas… y unas cuantas monedas para los niños que se hayan portado bien.

Santa Lucía

El día 13 de diciembre, en Suecia, se celebra Santa Lucía, la festividad de la luz. Porque se supone que los días empiezan a ser más largos y hay más horas de sol… aunque realmente esto ocurre a partir del solsticio de invierno, que es el día 21. Es una tradición que tiene más o menos 400 años de antigüedad.

La celebración comienza con una procesión de chicas jóvenes, niñas y niños, que desfilan vestidos con largas túnicas blancas y capirotes adornados con estrellas. Las chicas suelen llevar una corona de hojas verdes, como el acebo, excepto la primera, “Lucía” quien llevará una corona con 4 velas encendidas. Y algunos de los niños pueden vestirse de duendecillos. Todos llevan velas en las manos y entran cantando villancicos tradicionales. El lugar debe estar en completa oscuridad (una iglesia, una oficina, un colegio…) y al entrar la comitiva con las velas, entra la luz y se va acercando. Lucía, es la doncella principal, la que va la primera. El resto de las chicas, siguen la procesión repartiendo entre los presentes bollos de azafrán (lussekatter y pepparkakor) y galletas de jengibre.

Esta fiesta marca la mitad del adviento, normalmente en cada casa hay una corona de adviento y encender una vela por cada semana es muy importante, pero encender muchas velas (como las del candelabro triangular que se coloca en las ventanas) el día de Santa Lucía trae suerte y buenos augurios para el año que entra. Otra costumbre, ya un poco anticuada, es que el 13 de diciembre, la hija mayor de cada familia haga de “Lucía” y sirva el desayuno en la cama a sus padres. También es tradicional hacer un pastel que se llama “corona de Santa Lucía”, al que se le ponen las 4 velas del Adviento, encendidas y luego, la familia y los amigos invitados pueden disfrutar juntos de los dulces a la luz de las velas.

Las fiestas de Yule

Esa fiesta escandinava, adoptada por la religió Wicca, celebra el solsticio de invierno, de manera que tiene lugar el día 21 de diciembre, al caer el sol. Originariamente se relaciona a la mitología germana y al paganismo nórdico. En un principio duraba 12 días, por lo que fue asimilado por el cristianismo como Navidad, aunque Hannukah también duraba más o menos el mismo tiempo.

Esta fiesta de diciembre tiene su origen en Escandinavia. Era una celebración dedicada a la familia, a la fertilidad, a los ancestros… y se celebraba con una gran mesa llena de comida y deliciosas recetas. Al principio lo hacían delante de las tumbas de los fallecidos para que estuviesen presenten, pero con el tiempo, la mesa del comedor de casa ha ido adquiriendo más atención. Es mucho más cómoda y hace menos frío. La hospitalidad es una norma.

Tiene mucho que ver también con la religión Ásatrú y con la festividad de Yalda, de los iraníes. Es costumbre cantar, preparar el pastel Yule log o tronco de Navidad (y que es posible encontrar en Ikea, por supuesto), representa el leño de Yule, un tronco que es el centro del ritual. Cada año se decora un tronco (en lugar del arbolito) y se quema el tronco del año pasado durante 12 horas, luego las cenizas se esparcen por los campos para asegurarse la fertilidad de las cosechas. Las casas se decoran con muérdago o heno (actualmente artificial, porque está protegido…) por ser el que crece en el roble o con ramas verdes, se encienden velas y se ponen junto a la ventana y se decora la casa o la puerta principal con figuras de madera. Se llevan a cabo numerosos rituales, como escribir la carta al espíritu de la Navidad y después de cenar, esperan todos juntos a que salga el nuevo sol.

Kwanzaa

Esta es una fiesta de diciembre casi exclusivamente estadounidense, ya que es algo, digamos, de nuevo cuño. Se trata de una festividad que celebran los afroamericanos, casi exclusivamente en Estados Unidos, con la intención de recuperar sus raíces y fomentar su cultura.

Kwanzaa se celebra entre el 26 de diciembre y el 1 de enero. Durante esa semana se hacen libaciones y se enciende una vela de la Kinara, que es el candelabro de Kwanzaa, cada día. La primera noche se enciende la vela más grande y cada noche se enciende una más hasta completar los 7 brazos del candelabro entero, que representan los 7 valores fundamentales de su ideología (Nguzo Saba).

Las casas se decoran con objetos de arte africano, con telas de colores vistosos y llamativos, con frutas frescas, artesanías, etc. Todo ello representa su idealismo. Los niños están llamados a participar y si lo hacen, por supuesto, tendrán regalos (zawadi), aunque con un carácter menos materialista que la Navidad. Eso sí, los regalos se dan el 1 de enero.

Los niños deben mostrar gratitud y respeto a sus antepasados y tomar parte en el ritual de libaciones que se hace de forma compartida, como si de un cáliz se tratara, esto se conoce como Kikombe cha Umoja. Se suele adornar con mazorcas de maíz. Una por cada niño y dos por cada adulto. Por último, una taza que representa la unidad familiar. La música, las lecturas y las recetas tradicionales también tienen un lugar preeminente en esta celebración tan especial.

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