Google monopoliza la mitad del tráfico de búsquedas

La mitad de las búsquedas que se realizan en Google no acaban en una web, sino en lo que se ha denominado “zero-click searches”, es decir, el usuario termina su búsqueda en la respuesta que le muestra el propio buscador. O, dicho de otra manera, la mitad de las búsquedas que tienen lugar en Google no llevan a ninguna página web de otra empresa, blog o medio de comunicación, sino que se quedan en el propio Google. Para una empresa, pequeña o mediana, este hecho supone perder oportunidades de captar clientes y generar conversiones.

Las cifras provienen de un estudio realizado por Jumpshots, que han evaluado 1.000 millones de búsquedas y se refieren al mercado estadounidense, donde Google es utilizado por el 94% de los usuarios. En el primer trimestre de 2019, Google recibió 150.000 millones de búsquedas en EEUU, de las que un 48,96% se resolvieron sin ningún clic (el usuario se dio por satisfecho con la respuesta del buscador); el 45% de las búsquedas acabaron con un clic hacia la web de una tercera empresa; el 7,2% de las búsquedas generaron clics en resultados de pago; y el 6% restante terminó con clics en las web de Alphabet (la compañía matriz de Google), como YouTube o Maps, entre otras.

OPINIÓN: Por qué regular y limitar a Google

Con estos datos se puede decir que Google incumple el objetivo de su buscador en su propio beneficio. La misión de la empresa californiana es “organizar la información del mundo y hacer que sea útil y accesible para todos”, según reconoce en su web. Sin embargo, el buscador ha conseguido que menos de la mitad de las búsquedas acaben en páginas de terceros. Los resultados con cero clics son la muestra de que Google no desea que el usuario salga de su web (o de su aplicación). Del análisis de Jumpshot también se concluye que en el primer trimestre de 2019, Google ha enviado un 20% menos de clics orgánicos a través de los resultados de búsqueda mediante navegadores de Internet. Los resultados de búsqueda orgánicos (y los clics orgánicos) son los que se producen por el posicionamiento natural que consiguen las páginas web, sin pagar por situarse en las primeras posiciones.

Dónde se hace clic tras la búsqueda en Google | Fuente: Jumpshots

Otro de los puntos más relevantes de las búsquedas con cero clics es que los resultados de las mismas se generan con el contenido creado por terceras partes y no por Google. Es decir, Google aprovecha el trabajo y la información creada por otros para generar las respuestas con las que el usuario ya no necesita acceder a webs de terceros. Por ejemplo, cuando un usuario introduce una búsqueda como “Martín Lutero”, Google devuelve resultados de diferentes páginas, pero en la parte derecha superior aparece una tarjeta con los principales datos del monje agustino, lo que reduce el número de clics en los resultados de otras páginas. Lo mismo sucede si se busca “¿cuánto mide la muralla china?”, puesto que Google indica el tamaño de la misma sin necesidad de acceder a ningún otro artículo.

Los datos aportados por Jumpshot se refieren a búsquedas realizadas a través de ordenadores de escritorio, portátiles y móviles (desde navegadores de Internet). Sin embargo, en las cifras no se incluyen las búsquedas con móviles Apple ni en la aplicación de Google para móviles Android. Con su aplicación, Google pretende que el usuario no la abandone para conseguir toda la información que necesita: búsquedas, mapas, vuelos, reserva de hoteles, etcétera. Es lo que se denomina “superaplicaciones”, porque incluyen todos los servicios posibles, y es la evolución que están adoptando otras empresas, sobre todo las asiáticas como Alibaba, que han incorporado pagos móviles y transferencia de dinero, entre otras opciones, en sus aplicaciones de smartphone.

¿Qué gana Google?

¿Qué gana Google evitando que el usuario entre en webs de terceros? En primer lugar, el buscador consigue que el internauta siga navegando por las webs (o las aplicaciones, si está en el móvil) del propio Google. Esto incrementa las posibilidades de hacer clic en enlaces de pago, por los que Google cobra una comisión a los anunciantes (esta es la principal fuente de ingresos de la empresa estadounidense). En segundo lugar, el usuario puede acceder a otras herramientas de Google, como YouTube o Maps, donde el buscador también posiciona anuncios y cobra comisiones a los anunciantes.

De momento, por cada clic que se hace en un anuncio de Google se producen 11,6 clics en resultados orgánicos (no pagados). Es decir, los usuarios pinchan en más páginas que han conseguido un posicionamiento natural que en las que Google sitúa en primera posición porque han pagado al buscador para que lo haga. Pero es llamativo que el 6% de las búsquedas acaben con un clic en una web del propio Google. Para la muestra analizada (1.000 millones de búsquedas, un 10% del total de las realizadas) esto supone que 60 millones de búsquedas acabaron con una entrada a un producto de Google. Si se extrapola a los 150.000 millones de búsquedas en el primer trimestre de 2019 en EEUU, el número de entradas a productos de Google fue de 9.000 millones.

Las consecuencias para determinados segmentos de negocio en Internet son profundas. Google es la principal herramienta de búsqueda en Internet en la mayoría de regiones mundiales, lo que significa que es la puerta de entrada de los usuarios a los contenidos y productos que generan las empresas, desde medios de comunicación o blogueros a tiendas online. En los últimos años Google ha focalizado parte de su negocio en los viajes y ofrece diversas herramientas a sus usuarios, como comparadores de vuelos, comparadores de hoteles y la posibilidad de organizar itinerarios de viajes. Cualquier empresa que se encuentre en este sector tiene dos caminos. El primero es invertir en publicidad en Google para aparecer (a altos costes) en los primeros resultados de búsqueda. El segundo es realizar un buen SEO en sus contenidos para situarse en los primeros puestos. Pero esto no garantiza nada, porque después deberá competir con la respuesta que ofrezca el propio Google (quizá usando las informaciones de esta empresa, por las que no pagará nada), con los anuncios de terceros o con los anuncios de los servicios del propio Google.

Esta orientación de negocio que Google ha dado a su buscador ha llevado al Departamento de Justicia de los EEUU a iniciar una investigación antimonopolio contra la empresa. En Europa, la Comisión Europea ya ha impuesto varias multas a Google por limitar la competencia en determinados mercados, como el de la publicidad.

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