Iberia retorna a los cielos latinoamericanos

A330 de Iberia | Foto: Iberia

¿Está resucitando Iberia? La compañía aérea española, integrada en el grupo IAG junto con British Airways, ha comenzado a retomar algunas de las rutas a Iberoamérica que dejó de operar en 2012, cuando su crisis de negocio se hizo más evidente, la última a Montevideo (Uruguay). Desde su fusión con la aerolínea británica, Iberia ha creado una filial de bajo coste (Iberia Express), se ha enfrentado a huelgas de sus trabajadores, se le han impuesto dos laudos arbitrales para regular las condiciones laborales de sus pilotos, ha despedido o dado de baja voluntaria a cerca de 3.100 personas, ha abandonado rutas que no le resultaban rentables y ha soportado una reconversión interna que todavía vive sus últimos momentos. Todo esto entre 2011 y 2013. Los sindicatos con representación en la compañía han mantenido que Willie Walsh, consejero delegado del grupo matriz IAG, ha sido el impulsor de estas medidas, con las que pretendía minimizar el peso de Iberia en el grupo para favorecer a British Airways, compañía de la que procede Walsh. Ahora que Iberia se recupera habrá que ver qué capacidad de negocio aporta a todo el grupo.

La realidad es que Iberia se encontraba en una situación alarmante en 2013 y arrastraba a todo el grupo a obtener pérdidas. En el proceso de reestructuración de la compañía española, IAG se ha dejado cerca de 1.000 millones de euros para el pago de indemnizaciones y otros conceptos. A medida que 2012 y 2013 avanzaban, Iberia iba gastando su caja de forma preocupante, por o que tuvo que vender participaciones en algunas empresas como el proveedor tecnológico Amadeus para engordar su patrimonio. Para hacerse una idea de su estado, en 2012 las pérdidas operativas de Iberia fueron de 351 millones de euros, es decir, que la aerolínea perdía casi un millón de euros al día. Además, este resultado contrastaba con el de British Airways, que en 2012 ganó 347 millones, por lo que el desequilibrio que se creaba en el grupo era importante. En esta situación, la dirección de Iberia, con la presión de IAG, decidió abandonar determinadas rutas que no le resultaban rentables en ese momento en su mercado internacional prioritario: Iberoamérica.

La reapertura de las operaciones hacia Montevideo, ruta en la que la compañía espera mover unos 2.300 pasajeros a la semana, según Luis Gallego, su presidente, se une a la de Santo Domingo (República Dominicana), Estambul (Turquía) o Atenas (Grecia), que también dejó Iberia hace un año y medio. Sin embargo, en este periodo las cosas han cambiado. Es cierto que Iberia ha adelgazado su estructura con despidos y reducciones salariales, lo que le permite operar con menos costes y ser más eficiente. Pero hasta conseguir estos objetivos, las rutas que dejó la compañía española han sido ocupadas por otros operadores no menos importantes. Por ejemplo, la línea Madrid-Montevideo también es trabajada por Air Europa, del grupo Globalia, dirigido por Juan José Hidalgo, que ha reducido los precios de sus billetes para igualarlos a los de Iberia. Es decir, que la empresa dirigida por Gallego tendrá las cosas menos fáciles que hace dos años. A pesar de todo, el mercado latinoamericano es la zona natural de influencia de Iberia y su principal aporte al grupo IAG, ya que British Airways está especializada en América del Norte y Asia. Para completar el círculo, la compra de Vueling por parte de IAG aportó al conglomerado aéreo una firma de bajo coste especializada en vuelos europeos.

Beneficios en Iberia

Que Iberia ha entrado en la senda correcta lo muestran otros indicadores. Su número de viajeros ha crecido un 0,6% en lo que va de año, con aumentos del 4% en agosto, consecuencia de la recuperación del interés en viajar por los españoles y de la leve mejoría de la economía. En lo que se refiere al grupo IAG, en el mercado latinoamericano, operado por Iberia, el número de viajeros se ha reducido un 1,2% entre enero y agosto. Así que la compañía española tiene por delante el reto de recuperar estos números. De hecho, entre enero y junio, Iberia ha conseguido un beneficio operativo de 16 millones de euros, cuando en el mismo periodo de 2013 obtuvo unas pérdidas de 35 millones. Es muy probable que después de casi cuatro años de pérdidas, Iberia vuelva a los beneficios.

Con todo, uno de los retos a los que se enfrenta la compañía es seguir reduciéndose. Ahora tiene en marcha un ERE voluntario para 1.427 trabajadores, dirigido a pilotos y personal de cabina, que se suma al de los 3.100 despidos que acordó hace un año. En total, más de 4.500 personas (un 24% del total de empleados) saldrán de Iberia, que contaba con una plantilla de 18.500 trabajadores antes de los recortes de empleo. Los costes de personal en cualquier empresa es el capítulo más importante, llegando a suponer casi un tercio de los costes totales. En el caso de las aerolíneas, sólo los gastos en combustible superan a los de personal. Con estos despidos, Iberia reducirá su nómina (una empresa no sólo paga el salario del trabajador, sino la Seguridad Social del mismo, que supone un 29% aproximadamente del sueldo) y conseguirá que las nuevas incorporaciones se realicen a precios de mercado, es decir, con sueldos más bajos y condiciones laborales más inestables.

IAG ha ido configurando su grupo para dar a cada aerolínea el lugar que se merece. Por un lado, British Airways e Iberia, cada una en su área de influencia para vuelos de medio y largo radio en Europa, Norteamérica, América del Sur y Asia. Iberia Express se ocupa de las operaciones de corto radio en España y determinadas ciudades de Europa y Norte de África, mientras que Vueling se ocupa de hacer sombra a aerolíneas como Ryanair y Easyjet en el mercado europeo, con un perfil de cliente que tiende hacia los negocios. Iberia tendrá que pensar qué hará con el puente áreo Madrid-Barcelona, en su momento la ruta más transitada, aunque desde el éxito del AVE (con una cuota de mercado del 61%), ha perdido relumbrón. Por otro lado, la intermodalidad puede ser otra vía de negocio para la compañía: ofrecer billetes de tren más avión desde determinadas capitlales de España, un producto que Iberia ya ha probado con Renfe, la empresa pública de transporte ferroviario.

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