MADRID.- Cuando un empleado realiza su trabajo recibe la justa compensación por el mismo. Si se le despide, dependiendo del país en el que se encuentre, la indemnización puede ser mayor o menor. Sin embargo, los ejecutivos de grandes empresas van por otro lado en estas cuestiones. En las últimas semanas, las grandes firmas turísticas que cotizan en la bolsa española han presentado sus informes de gestión del año 2013. En los mismos se muestra a las claras que, en una España con una tasa oficial de desempleo superior al 25% de la población activa, los grandes ejecutivos no pasan calamidades.
Por ejemplo, el caso de Iberia, la aerolínea integrada en el grupo IAG tras su fusión con British Airways. La compañía aérea ha sufrido en los últimos dos años una reestructuración de su negocio, abandonando rutas y despidiendo a 3.100 trabajadores tras aplicar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que causó polémica y movilizaciones. Su principal impulsor y muñidor fue Rafael Sánchez-Lozano, ex consejero delegado de Iberia (Antonio Vázaquez era su presidente). A las pocas semanas de alcanzar un acuerdo con los sindicatos para el despido del personal en la aerolínea, Sánchez-Lozano dejó su cargo de consejero delegado. Por el abandono de Iberia, Sánchez-Lozano ha recibido 3,6 millones de euros, entre indemnización y el bonus por objetivos de 2013, que se ha repartido ahora. Este ejecutivo había recalado en la aerolínea procedente de Caja Madrid (hoy Bankia) gracias a Miguel Blesa, ex presidente de la caja.
Iberia está consiguiendo salir de los números rojos, en buena medida gracias a los pasos de Sánchez-Lozano, con la reducción de personal, pero también a la nueva estrategia que está aplicando Luis Gallego, nuevo consejero delegado de la empresa. No obstante, Sánchez-Lozano fue una pieza en la estrategia marcada desde IAG por Willie Walsh, el consejero delegado de todo el conglomerado, quien impuso la necesidad de adelgazar los costes laborales de la aerolínea española a través de despidos.
Otro caso sorprendente es el de NH Hoteles. La hotelera, que no ha pasado un 2013 muy bueno y se ha visto obligada a desinvertir en varias áreas de negocio, ha repartido entre cinco directivos un total de 12.240 acciones, valoradas en 59.976 euros. Por su lado, otros 25 empleados se han hecho con 30.495 acciones, por un valor de 149.425 euros. Se trata de una retribución variable que se fundamenta en la consecución de unos objetivos de negocio. Sin duda, NH está capeando la crisis y su propia crisis (depende mucho del negocio español y el segmento de hotelería urbano es uno de los más perjudicados) de forma correcta, ya que ha reducido sus números rojos un 86,3% en 2013, hasta alcanzar unas pérdidas de 39,8 millones de euros, frente a los 292,1 millones del año 2012. Sin embargo, al igual que en el caso de Iberia, NH ha realizado en el último año un ERE con el que ha finiquitado el empleo de más de 400 trabajadores.