Bodegas y campos de viñas rodean el Hotel Balneario Monasterio de Valbuena, en la provincia de Valladolid, el último establecimiento que la cadena Castilla Termal ha inaugurado a orillas del río Duero. Tras una inversión superior a los 15 millones de euros, la firma dirigida por Roberto García incorpora a su oferta su primer alojamiento de cinco estrellas, que además ofrece terapias termales. Arancha Iglesias, la directora del hotel, explica a este medio que la apertura del establecimiento se ha producido con la ocupación casi completa de las habitaciones puestas a la venta.
El Monasterio de Valbuena data del siglo XII, cuando la noble castellana Estefanía de Armengol ordenó su construcción en esta zona del Duero. Para poblarlo, Armengol trajo a monjes cistercienses que seguían la regla de San Benito, quienes dieron vida a las tierras circundantes. En la actualidad, el monasterio es propiedad del Arzobispado de Valladolid, que ha concedido un derecho de superficie por 50 años a Castilla Termal para su uso y acondicionamiento. Si García y su equipo saben sacarle provecho, este hotel balneario se puede convertir en un ejemplo de cómo usar un negocio privado para revitalizar cultural y turísticamente una zona que de por sí ya ofrece muchos atractivos. En cualquier caso, el monasterio ya era sede de la Fundación de las Edades del Hombre, cuyo objetivo es promocionar la cultura y el valor patrimonial de las diócesis de Castilla y León.
Una de las misiones de García es atraer mayor número de clientes internacionales a los establecimientos de su cadena. El director general de Castilla Termal se plantea que entre el 15% y el 20% de los huéspedes de su cadena para 2017 sean extranjeros, aunque reconoce que para alcanzar estos niveles “hay mucho por hacer”. Sin embargo, desde Castilla Termal han puesto su granito de arena, ya que los trabajadores saben idiomas y en cada uno de los hoteles de la cadena hay un profesor de inglés. De momento, el número de clientes de fuera de España que Castilla Termal recibe en sus alojamientos sólo supone un 4% del total, aunque Roberto García manifiesta que “se ha duplicado el número respecto al año anterior”.
García se enfrenta a un problema que afecta a cadenas similares, como puede ser Paradores por el atractivo monumental de sus instalaciones, y es que el modelo turístico español está pensado para atraer al turista extranjero que busca playa y sol, y no al cultural. La diferencia es que Paradores es una cadena pública, que cuenta con el dinero del Estado español y con la potencia promocional que le da Turespaña, mientras que Castilla Termal es una compañía privada que usa sus propios recursos para seducir al cliente extranjero. García reconoce esta realidad y sabe que la tarea que tiene por delante es “complicada”, ya que “salen solos al mercado”. Por eso, el primer ejecutivo de Castilla Termal manifiesta que le “gustaría más colaboración pública para internacionalizar”. Además, el 8% de la facturación de Castilla Termal se va en el mantenimiento de los edificios e instalaciones que gestiona.
Riqueza y entorno
Las obras para darle un uso hotelero al Monasterio de Valbuena, que cuenta con 18.000 metros cuadrados, han durado un año y se han invertido más de 15 millones de euros (aunque en 2001 ya se había realizado otra intervención para albergar la Fundación de las Edades del Hombre). Con este dinero se han habilitado 79 habitaciones, la mayoría de categoría superior. En esta inversión ha participado Alentia Capital con un 20%, una asociación castellanoleonesa en la que se integran ahorradores e inversores y cuyo fin es facilitar financiación para proyectos regionales sin pasar por las entidades financieras. La construcción, que ha respetado el monasterio, ya que está declarado Bien de Interés Cultural desde 1931, ha dado empleo a unas 200 personas y la mayoría de las empresas participantes han sido proveedores de la región. Con la actividad alojativa en marcha, el número de empleados del hotel balneario es de 70.
Roberto García quiere usar el hotel balneario como catalizador de riqueza en la zona en que se encuentra. Cerca del Monasterio de Valbuena se encuentran algunas de las bodegas más famosas de Ribera del Duero, como Vega Sicilia o Matarromera. Es decir, que el turismo del vino será un buen gancho para atraer clientes. Ahora bien, este tipo de turismo tendrá que adaptarse y modificar sus pautas, ya que todavía depende mucho del turista nacional. Además, será necesario adaptar las vías de comunicación y las propias visitas a las bodegas para hacer la región más atractiva al visitante extranjero. García explica que “el desarrollo turístico de Castilla y León debe pasar por la internacionalización”, así como que ya están en conversaciones con los diferentes actores de la zona para potenciarla de cara al turismo. En definitiva, “una apuesta por el turista de calidad, que es mejor, porque deja más en todo el entorno”, en palabras de García. El alojamiento dispone de dos restaurantes en los que se servirá una cocina basada en productos de la tierra y el hotel balneario también cultiva su huerta ecológica, un jardín de especias y un viñedo propio de 4,5 hectáreas, como cuentan en la revista Viajesdeprimera.com.
Aguas termales
La oferta termal del Monasterio de Valbuena es otro de sus atractivos, junto con su historia y arquitectura. El spa, de 2.000 metros cuadrados, ha sido construido en un edificio anexo al monasterio y el agua se capta a 230 metros de profundidad. Con este balneario, Castilla Termal ampliará la oferta de tratamientos que dispensaba en sus otros establecimientos. El agua del balneario es mineromedicinal sulfatada, hipotermal y de mineralización media, lo que las hace ideales para tratamientos digestivos, metabólicos y de mejora de la actividad hepática. Además, también se usarán para terapias de adelgazamiento y antiestrés.
El balneario está abierto a todos, incluso a los clientes que no están alojados en el hotel. Por su lado, Roberto García reconoce que en el concepto de la cadena no entra el termalismo social, que se basa en proyectos como los del Imserso para llevar a personas mayores de 55 años a balnearios subvencionando una parte del precio. La filosofía detrás del Hotel Balneario Monasterio de Valbuena es atraer a un cliente de lujo y con claros intereses culturales, además de los de cuidado personal.
El respeto por el medio ambiente también está presente en el alojamiento. Para calentar el agua de las piscinas se usa la que se obtiene de las profundidades de la tierra. En el establecimiento las luces son de led y se han incorporado aislamientos térmicos y acústicos.
Evolución de Castilla Termal
Castilla Termal cuenta con 10 años de presencia en el mercado y gestiona alojamientos como el Burgo de Osma, Villa de Olmedo, Solares (en Cantabria) y ahora el Monasterio de Valbuena. Roberto García admite que la cadena sigue evaluando posibilidades de nuevas aperturas, pero que el crecimiento se basará en la gestión y alquiler de otros alojamientos.
En 2015 se han incorporado más de 80 nuevas personas a la cadena, la mayoría por la apertura del Monasterio de Valbuena, y se han incrementado un 30% el número de habitaciones. Según Roberto García, el objetivo es alcanzar los 17 millones de euros de facturación en 2016.
Corrección: en la versión anterior de este artículo se indicaba que la dirección pretendía conseguir entre un 15% y 20% de turistas internacionales para el Hotel Balneario Monasterio de Valbuena. El dato correcto es que ese porcentaje es el que se prevé para toda la cadena. El error ya ha sido subsanado en el texto.
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