Se puede visitar Barcelona en tres días, aunque es mejor disponer de una semana para empaparse de toda la ciudad. Pero, si contamos con quince días, no podemos dejar escapar la oportunidad de conocer no sólo la capital de Cataluña, sino algunos pueblos de la Costa Brava, región que se encuentra en la provincia de Gerona. Aquí recomendamos cuatro de estos municipios para perderse y salir del bullicio barcelonés.
Tossa de Mar
Recorriendo la costa en coche podemos llegar a Tossa de Mar, una pequeña localidad que en verano es invadida por los turistas franceses. Así que aconsejamos evitar las fechas de temporada alta, sobre todo julio y agosto. Los romanos ya la conocían como Turissa e incluso se han descubierto ruinas de esta civilización que hablan del pasado agrícola y exportador del municipio. Por ello, se puede visitar la denominada Villa Romana dels Ametllers e incluso algunas de las piezas expuestas en el museo municipal.
En Tossa de Mar también destaca su recinto amurallado y los restos de la iglesia gótica de San Vicente, encaramados en un peñasco y que son perfectamente visitables. Se trata del único recinto medieval amurallado que permanece en el litoral catalán. En los siglos XV y XVI llegó a haber, dentro del recinto, cerca de ochenta casas.
Empuriabrava
Si seguimos subiendo por la costa de Gerona llegaremos a Empuriabrava. Es una curiosidad en nuestro camino, ya que aquí sólo tienen casa las personas más adineradas. No es un pueblo como tal, sino una especie de urbanización que pertenece a Castellón de Ampurias y en la que, en vez de usar coche, se usa una lancha para recorrer sus canales y salir al mar. Casi todas las casas, que son chalets de considerables dimensiones, disponen de embarcadero. Esta pequeña Venecia se construyó en los años sesenta del siglo pasado en un lugar que hasta entonces se conocía como los pantanos de Ampurias.
Antes de llegar a Empuriabrava podemos pasar por las ruinas de Ampurias, al principio del golfo de Rosas, que es una playa kilométrica. Aquí encontraremos vestigios de una ciudad romana, muy cuidados y excavados. En su recinto se sitúa una de las sedes del Museo de Arqueología de Cataluña, lo que nos proporcionará un contexto sobre estas ruinas y la importancia de la provincia romana tarraconense, en la que se incluía toda Cataluña.
Cadaqués
Otro pueblo de la Costa Brava digno de visitar es Cadaqués, municipio pintoresco casi arrancado a la montaña. Este fue el reducto en el que Salvador Dalí vino a esconderse y que cuenta con un museo sobre la figura del estrafalario artista de la Generación del 27. Por aquí han pasado íberos, griegos, romanos e incluso judíos.
Sin embargo, Cadaqués es famosa por la cantidad de artistas que desfilaron por sus calles y disfrutaron de su tranquilidad y la belleza de sus paisajes. Picasso, Duchamp, Magritte, Federico García Lorca, Gala, Josep Pla o Luis Buñel. Algunos de ellos, amigos de Dalí.
Nos acabamos de introducir en el Cabo de Creus, la zona más oriental de la península ibérica, llena de calas de aguas turquesas. A algunos de estos rincones entre pedruscos y montañas sólo se puede llegar en embarcación.
El Port de la Selva
Y podemos acabar nuestro recorrido en el pueblo de Port de la Selva, desde donde se puede divisar el macizo de los Pirineos, la frontera natural entre España y Francia. Es un pequeño pueblo que se hizo famoso para el turismo a partir de 1920.
Uno de los lugares más destacables es el Monasterio de San Pedro de Roda, que no se encuentra dentro de la población, sino en la montaña que le sirve de pared y que permite tener unas vistas privilegiadas de toda la bahía. Se trata de un monasterio benedictino que se construyó sobre otro del siglo X.
No se conoce el origen del monasterio, que debió ser importante por su tamaño. Lo intrincado de la zona en que se encuentra ha hecho que volase la imaginación: la leyenda dice que al mismo llegaron las reliquias de San Pedro desde Roma. Hoy es monumento nacional y está restaurado. En una de sus terrazas se ha abierto una cafetería.