La economía del alquiler de pisos turísticos

¿Cuál es la llave para regular el alquiler de pisos turísticos? | Foto: Pixabay

El turista que alquila una vivienda turística en España gasta menos en el destino y contribuye a crear menos empleo. Es una de las conclusiones del estudio sobre la materia elaborado por la consultora Ernest and Young (EY) para Exceltur, la asociación que agrupa a 25 de las grandes empresas turísticas españolas. La vivienda turística es un piso particular que su propietario alquila a otros particulares con fines turísticos, publicitando la misma en portales como Airbnb o Homeaway. Ello le reporta una cantidad y variedad de clientes mayor, por el alcance global de Internet, que cuando este tipo de viviendas se alquilaban con métodos tradicionales.

Exceltur pide una regulación de estas viviendas, creando un conjunto de leyes y normas específicas que legislen sobre calidad, seguridad o impuestos, entre otras materias. Según el estudio, si el alquiler de viviendas turísticas tributase en el Impuesto del Valor Añadido (IVA), el estado podría recaudar cada año 367 millones de euros. El alquiler entre particulares está sujeto a IVA, pero exento, es decir, el propietario no tiene que cargar el IVA al precio del alquiler ni declararlo e ingresarlo a Hacienda. Además, el informe elaborado por EY calcula que los propietarios de pisos turísticos perciben rentas anuales por valor de 2.054 millones de euros y que si se aplicase la retención del Impuesto de la Renta a las mismas, el Estado debería ingresar 432 millones de euros por este concepto. Si se aplicasen estos impuestos al alquiler de pisos turísticos, el efecto inmediato sería una subida de precios de los mismos.

Aunque la pérdida de ingresos directos para el Estado es importante, el informe destaca otros aspectos negativos del alquiler de pisos vacacionales no regulados. Así, el turista que acude a este tipo de establecimiento gasta 20,3 euros menos en alojamiento que un turista tradicional; 16,7 euros menos en compras, restaurantes y ocio; y genera un efecto arrastre (generación de riqueza en otros sectores que no son el turismo) de 31,2 euros menos. En cuanto al empleo, en los pisos turísticos se generan una media de 9,8 empleos directos, en comparación con los 53,3 empleos que crean los alojamientos reglados (como hoteles, pensiones, apartamentos o casas rurales). Otro de los aspectos negativos destacados son las molestias que determinado tipo de turistas que acuden a estos pisos generan en la comunidad de vecinos.

Negocio lucrativo

El estudio de EY también revela que el alquiler de pisos turísticos se ha convertido en un negocio lucrativo para sus propietarios. Así, el 93% de las propiedades investigadas y que se anuncian en plataformas de Internet como Airbnb lo hacían a cambio de una contraprestación económica. Sólo un 7% se basaban en el modelo de intercambio, es decir, el propietario de una vivienda intercambia la misma con otro propietario sin cobrar nada a cambio. Además, el 44% de las viviendas presentes en este tipo de portales eran gestionadas por empresas o propietarios con más de un piso ofertado. Y, el 44% de todas las viviendas no son la residencia habitual de su propietario.

Otro detalle curioso es que el turista que alquila un piso vacacional paga más por su estancia que lo que abonaría un inquilino bajo un alquiler tradicional. Así, para un piso de 56 metros cuadrados en el barrio de Gràcia de Barcelona, el alquiler mensual es de 750 euros, mientras que el alquiler vacacional asciende a 1.670 euros por mes, un 123% más.

El sector del alojamiento regulado se ha venido quejando de la competencia desleal que suponen los pisos turísticos. Por ejemplo, los hoteles deben cumplir hasta 244 normas para poder operar dentro de la legalidad en España, entre regulaciones nacionales, regionales y locales. Mientras, los pisos turísticos no tienen obligaciones, salvo las de comuincar su existencia y mantener unas determinadas condiciones de seguridad y calidad. Ello provoca que las viviendas turísticas soporten 17,2 euros menos que los negocios de alojamiento tradicionales, como hoteles o pensiones. Exceltur ha calculado que, si se aplicasen las mismas normativas a los pisos turísticos que a un hotel de tres estrellas, el precio por alquilar una vivienda ascendería de 21,7 euros de media por día en la actualidad a 38,9 euros de media por día. Por contra, el precio medio de un hotel de tres estrellas en España es de 30,7 euros.

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