Los turistas procedentes de países musulmanes no dejan de crecer en todo el mundo, sobre todo los que proceden de Qatar, Arabia Saudí o Dubái, emiratos y estados ricos en petróleo y cuya clase dirigente ha decidido salir fuera de sus fronteras a conocer mundo. El informe Global Muslim Travel Index, elaborado por MasterdCard y CrescentRating, cuantifica en 2,6 millones el número de viajeros musulmanes que visitaron España en 2014. En todo el mundo, cerca de 108 millones de musulmanes viajaron a diferentes destinos, con un gasto total de 133.000 millones, un 10% del que realizan todos los viajeros internacionales.
El incremento del nivel de vida en los países musulmanes está provocando que un mayor número de personas puedan realizar viajes fuera de los mismos. Además, no sólo hay que considerar a los viajeros que residen en estados bajo confesión religiosa islámica, sino que en buena parte de Europa y otras regiones del mundo existen amplias capas de la población que son inmigrantes musulmanes y que también se desplazan. A ellos hay que sumar el caso de los países asiáticos, ya que en muchos de ellos la confesión islámica es la predominante, por ejemplo Malasia.
El estudio sitúa a España en el noveno lugar del ranking de estados visitados por turistas árabes y en el cuarto puesto dentro de Europa, si no se considera a los países de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), ya que en este caso, España pasaría al 35º puesto. Este interés por el país europeo no es raro, ya que el mismo fue dominado, durante ocho siglos, por diferentes confesiones islámicas, lo que ha dejado en España una honda huella cultural y arquitectónica. Los viajeros musulmanes que llegan a España no sólo vienen buscando el Al-Andalus que perdieron en 1492, sino que también solicitan las comodidades de un país occidental, con buen clima y que sirve de puerta de entrada a otros estados europeos.
Con todo, los primeros destinos que visitan los viajeros musulmanes son Malasia, Turquía, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Qatar. En primer lugar, hay que entender que, además de por motivos de ocio, a muchos de estos países se viaja por una cuestión religiosa, como las peregrinaciones a Medina y La Meca. Por otro lado, los propios países musulmanes atraen a sus viajeros de la misma confesión religiosa porque están preparados para atender sus costumbres. Alimentación, tradiciones religiosas, alojamientos, etcétera, se encuentran adaptados para un viajero musulmán. Este detalle, que es tan importante, es uno de los muchos que se tratarán en el primer Congreso Internacional de Turismo Halal, que se celebrará en Córdoba entre el 24 y el 26 de marzo. De momento, en España sólo hay un hotel, dos restaurantes y una agencia de viajes que cumplen los requisitos para ser considerados halal, según reconoce Hanif Escudero, director de Normalización y Desarrollo del Hub Instituto Halal, en una entrevista con la revista Viajesdeprimera.
Los viajeros de países musulmanes se encuentran muy influidos por la tradición islámica. El turismo halal se basa en respetar las normas que el Corán impone como saludables y beneficiosas para la comunidad de creyentes, sobre todo en la alimentación, ya que el libro sagrado para los musulmanes contempla una larga lista de alimentos prohibidos. En este sentido, los hoteles deben adaptar sus menús, entre otras cuestiones, y las agencias de viajes deben velar por conseguir y contratar los alojamientos que se adapten a estos requisitos, por ejemplo.
Sin embargo, con este tipo de viajeros, los destinos occidentales se enfrentan a un desafío: ¿hasta qué punto se deben respetar las tradiciones e imposiciones coránicas en sociedades caracterizadas por la libertad individual y religiosa? La atracción y diversificación de turistas cualificados, con inquietudes y un alto nivel adquisitivo, debe ser prioritaria en la política turística de un destino, pero no hay que perder de vista que, a diferencia de lo que ocurre en el mundo occidental, en los países islámicos la religión se impone sobre la vida pública y privada, no existiendo una separación. Tan importante es saber respetar las tradiciones de un turista y acomodarse a sus peticiones como saber transmitirle la particularidad del destino al que viaja y los valores en que se sustenta.
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