Paradores de Turismo ha cerrado el año 2015 con un beneficio de 4 millones de euros. Este hito se produce tras seis ejercicios continuados en los que ha sufrido pérdidas por valor de 139,46 millones de euros, según las cuentas del año 2014, últimas disponibles. Sin duda, haber situado a la cadena de hoteles públicos en la rentabilidad será una de las herencias de Ángeles Alarcó, presidenta y consejera delegada de la empresa, y de su equipo gestor. Pero otras zonas de la marcha de Paradores ofrecen más dudas.
Sin embargo, para llegar a estos resultados, el camino de Paradores ha estado transitado de sobresaltos. Para empezar, una inyección de 152 millones de euros para ampliar capital y cancelar la abultada deuda que mantenía la empresa pública española. Este dinero ha salido de los bolsillos de los españoles, ya que proceden de los Presupuestos Generales del Estado, que se nutren de ingresos a través de la recaudación de impuestos. Con este importe se han podido devolver las deudas de la empresa e impedir que la misma entrase en causa de disolución. Este es uno de los puntos más controvertidos, aunque es cierto que sin esta inyección de capital a Paradores sólo le hubiesen quedado dos opciones: liquidarse o bien efectuar una reducción de gastos draconiana, con más despidos, y, probablemente, el cierre definitivo de alojamientos.
En segundo lugar, un Expediente de Regulación de Empleo con el que se despidió a cerca de 350 trabajadores y un Expediente de Regulación Temporal de Empleo, con el que se han reducido jornadas y se han podido clausurar determinados establecimientos en temporadas de baja ocupación y poca rentabilidad. Esta medida ha supuesto una reducción en la partida de sueldos que paga la empresa a sus 3.600 empleados. Hay que tener en cuenta que Paradores dispone de 94 hoteles repartidos por toda España, muchos de ellos en regiones con una promoción turística escasa en determinadas fechas, por lo que se hacen insostenibles con una ocupación reducida.
La otra herencia que deja Alarcó, ex mujer del ex vicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato, ha sido la internacionalización de la cadena con la primera apertura de un parador fuera de España: el Casa da Ínsua. No será el último, ya que Frederico Costa, presidente del grupo Visabeira, el que explota este hotel, avanzó a Meraki TV Travel que en 2016 se abrirá otro establecimiento en Portugal.
El equipo de gestión de Paradores ha conseguido llevar los ingresos hasta las cifras del año 2007, con una facturación de 231 millones de euros, según un comunicado de la empresa pública. Mientras, su Ebitda (el resultado antes de impuestos, amortizaciones y gastos financieros) se ha elevado a los 30 millones de euros. De cara a 2016, el beneficio neto (después de impuestos) se espera que alcance los 8 millones de euros.
Otros indicadores de la cadena también son esperanzadores: con 1,2 millones más de habitaciones comercializadas, un 10% más de clientes y un 7% más de cubiertos vendidos que con respecto a 2014. También es interesante el funcionamiento online de Paradores, que ya recibe el 20,86% de su facturación a través de la venta online.
Pero otros aspectos muestran aún el camino que tiene que recorrer Paradores. En España, un país que recibió en 2015 algo más de 68 millones de turistas extranjeros, sólo un 36,4% de los clientes de Paradores son visitantes foráneos. El resto de los huéspedes, más de un 64%, son españoles. Esta cifra indica la alta dependencia del negocio de Paradores del viajero nacional y la mediana proyección de la cadena como alojamiento de referencia y alta calidad en el extranjero.