La aerolínea alemana Lufthansa recibirá una ayuda de 9.000 millones de euros del Gobierno alemán para garantizar su supervivencia tras la crisis económica provocada por el coronavirus Covid-19. Es el rescate de una compañía aérea más importante de los últimos años y el Gobierno alemán conseguirá el 20% del accionariado de la empresa así como la opción de otro 5% para vetar futuras compras de Lufthansa por empresas rivales.
De esta manera, Alemania muestra de nuevo su doble rasero en materia económica. Mientras al resto de estados miembros de la Unión Europea (UE) les pide contención en el gasto y reclama la aplicación de una política económica neoliberal, el país dirigido por la canciller Ángela Merkel no ha dudado en insuflar dinero público para salvar una compañía privada en buenas condiciones financieras. No es la única participación del Gobierno alemán en empresas, pues también está presente en Deutsche Post, Deutsche Telekom y el Commerzbank. Y, además, el país europeo limita la posibilidad de que Lufthansa sea comprada o participada por otra empresa.
El paso dado por Alemania marca el camino de lo que harán el resto de países de la UE con sus grandes empresas aéreas. Por ejemplo, el conglomerado IAG, donde se agrupan British Airways e Iberia, podría obtener un rescate de sus respectivos gobiernos (el británico y el español) para cada una de las aerolíneas. En segundo lugar, la política de Alemania muestra una vez más que la liberalización del sector aéreo en Europa no ha sido completa, ya que los Gobiernos estatales siguen dispuestos a rescatar empresas de capital privado tras las que existen inversores que sólo buscan maximizar su rentabilidad, pero a los que no se pide que aporten recursos para financiar estas empresas. El Gobierno alemán ha justificado el rescate para salvar Lufthansa en los puestos de trabajo que dependen de la aerolínea, que tiene una plantilla de 138.000 empleados. Estas declaraciones han sido contradichas en la presentación de resultados del primer trimestre de 2020, donde los ejecutivos de Lufthansa han reconocido que tendrán que aplicar recortes en el empleo. Así, Brussels Airlines, una de las aerolíneas del grupo, reducirá un 25% su plantilla, mientras que Austrian Arlines, otra filial, recortará costes de personal en un 20%. Estas medidas se integran en un plan de ajuste que ha preparado Lufthansa para reducir gastos y mantener liquidez en los próximos meses.
Olaf Scholz, ministro de Hacienda alemán, ha explicado que esta “ayuda que estamos preparando será limitada en el tiempo”. De momento, el Gobierno comprará nuevas acciones de Lufthansa e invertirá 300 millones en esta operación. La idea del ejecutivo alemán es vender estas acciones en 2023. Además de este dinero, el Gobierno invertirá 5.700 millones en capital sin derecho a voto. Y por otro lado, Lufthansa recibirá un préstamo de 3.000 millones de diferentes bancos privados y del banco público de desarrollo KfW. A cambio de estas cantidades, el Gobierno alemán tendrá dos asientos en el Consejo de Administración de Lufthansa y ha exigido que no se repartan dividendos a los accionistas durante 2020. La Comisión Europea debe autorizar la operación, cosa que sucederá con seguridad, pues ya flexibilizó en abril el uso de ayudas de Estado para rescatar empresas privadas.
El grupo Lufthansa, que incluye a la aerolínea de bandera y a Eurowings, ingresó 36.424 millones en 2019, un 2,5% más que en el ejercicio anterior. Además, el conglomerado es absolutamente rentable con un beneficio de 1.213 millones. Sólo la aerolínea de bandera aporta 16.273 millones de ingresos y beneficios por valor de 595 millones. Asimismo, la situación financiera del grupo es sólida, pues cuenta con obligaciones por importe de 15.986 millones, pero sus activos ascienden a 42.659 millones. Ningún responsable de Lufthansa ni del Gobierno alemán ha explicado por qué no se usan los más de 6.000 millones de euros en beneficios acumulados que tiene el grupo para afrontar los meses que vienen por delante.
El 3 de junio, el grupo Lufthansa presentó sus resultados del primer trimestre de 2020 (meses de enero a marzo). El conglomerado ha septuplicado sus pérdidas hasta los 2.123 millones de euros con respecto al mismo periodo de 2019. El primer trimestre de las aerolíneas es el de menor actividad, pero los resultados de Lufthansa son curiosos, porque el cierre total de los aeropuertos para evitar la propogación del coronavirus se produjo a mediados de marzo, cuando ya había pasado casi todo el trimestre. Según el grupo, sus ingresos trimestrales han ascendido a 6.441 millones de euros, un 17,8% menos. Además de la pérdida de ingresos, buena parte de la culpa de estos resultados lo tiene la depreciación que la empresa ha contabilizado, doblando la del mismo trimestre del año anterior y que la compañía no ha explicado.
La asociación europea Transport and Environment, dedicada a promover un transporte menos contaminante, ha calculado que el importe de las ayudas para rescatar aerolíneas europeas puede ascender a 26.000 millones de euros en los próximos meses. Sin embargo, esta asociación ha denunciado que ninguna de estas ayudas monetarias incluye la contrapartida de que las aerolíneas tengan que invertir en aviones menos contaminantes. Andrew Murphy, portavoz de la asociación, indica por correo que “nos oponemos a recates que no conllevan condiciones medioambientales” y añade que ahora que las aerolíneas están solicitando ayudas públicas “es el momento de imponer condiciones”. Murphy también explica que Lufthansa cuenta con sustanciales emisiones de largo radio y que es en este tipo de emisiones en las que se deben centrar los gobiernos para obligar a que se reduzcan con nuevos combustibles. “La ayuda a Lufthansa debería estar ligada al uso de estos nuevos combustibles”, concluye Murphy.