Madrid se sumará a otras ciudades europeas que han restringido el tráfico de vehículos a motor en su centro histórico. El ayuntamiento de la capital de España tiene previsto cerrar al tráfico toda la almendra central de Madrid, en la que se engloban los barrios más antiguos, desde el 1 de enero de 2015, según una información publicada por el diario El País y confirmada por Ana Botella, alcaldesa del municipio. El objetivo del ayuntamiento es dar prioridad a los peatones, las bicicletas y los coches de los residentes en estos barrios, fomentando el uso del transporte público para el resto de personas que pretendan acceder de forma externa a los mismos.
Los barrios de Cortes, Las Letras y Emabajadores ya contaban con este sistema, denominado Área de Prioridad Residencial (APR), y ahora se sumarán los barrios de Sol y Palacio. Con la medida quedan afectadas zonas como La Latina, Plaza Mayor, Santo Domingo o los aledaños de Callao. La intención es que los vehículos privados no circulen por las callejuelas de estos barrios, pero sí podrán hacerlo por las grandes avenidas que circundan los mismos, como la calle Toledo, la calle Bailén o la zona de Tirso de Molina. Todas ellas darán acceso a parkings públicos en los que es necesario abonar una tarifa para dejar el coche.
El Ayuntamiento de Madrid instalará varias cámaras para grabar las matrículas de los vehículos que accedan a estas áreas. Sólo los residentes podrán aparcar en las calles de sus barrios, pero el resto de conductores podrán acceder por las mismas para dirigirse a uno de los parkins públicos. La grabación de las matrículas servirá para verificar que ninguna persona externa al barrio aparca en alguna calle y en caso contrario se le sancionará con una multa de 90 euros. En total, 300 hectáreas (3 millones de metros cuadrados) alrededor de la Puerta del Sol estarán cubiertas por el APR. Las motocicletas podrán acceder libremente a este área de siete de la mañana a diez de la noche y las furgonetas de mercancías lo podrán hacer de diez de la mañana a una de la tarde.
En línea con otras ciudades europeas, Botella ha seguido la estrategia que inició su predecesor en el cargo, Alberto Ruíz-Gallardón, actual ministro de Justicia, para reducir la circulación de coches en el centro de Madrid. Así, se han modificado los parquímetros para cobrar más caro a los coches más contaminantes. Se han reducido los límites de velocidad en las calles centrales de Madrid (lo que conlleva multas si se supera la misma) y se aumentarán los radares para controlar estas infracciones. De cara a 2020, la estrategia de movilidad pretende minimizar el uso del coche en el centro de Madrid, apostando por el transporte público (Metro, tren y autobús), las bicicletas (hace pocos meses se ha puesto en marcha un sistema de bicis eléctricas) y los peatones (se pretende aumentar las zonas peatonales un 25%).
La cuestión medioambiental también pesa sobre la decisión del Ayuntamiento. Madrid supera los niveles de contaminación fijados por la Unión Europea, que le ha abierto un expediente por este motivo, aunque desde el consistorio esperan entrar dentro de los márgenes en 2015. La reducción de coches en su centro ayudará a aminorar la polución producida por los gases que emiten los tubos de escape de los vehículos.
A pesar de las intenciones del consistorio madrileño, la realidad es que estas medidas de restricción de vehículos a motor no se acompañan de otras que fomenten medios como el uso de la bicicleta. Madrid no dispone de un carril bici como tal, que permita acceder a determinadas zonas de la ciudad con seguridad. Incluso el denominado anillo verde, una ruta ciclista que circunvala la capital, no está terminado en algunas zonas y es bastante peligroso en otras. En los últimos meses, el ayuntamiento ha habilitado zonas adelantadas para ciclistas y motoristas en los semáforos, con el objetivo de separarlos de los vehículos de mayores dimensiones y dotarles de mayor seguridad. Aún queda mucho que hacer en Madrid para que la bici sea un medio de transporte verdaderamente alternativo.