“Cortina de humo”. Es una estrategia que tiende a ocultar algo más grave con una acción menos importante. Eso es lo que significa la petición del grupo socialista en el Congreso de los Diputados para que Fernando Conte, presidente de Iberia, comparezca en la cámara baja y dé explicaciones sobre la situación de la compañía. Primer punto, el Congreso no es el lugar para que el máximo ejecutivo de una empresa privada dé explicaciones de nada. Las excusas y las argumentaciones las debe proporcionar Conte en una Junta de Accionistas, máximo órgano al que le debe su cargo y remuneración. Ese es su sitio. Segundo punto, Iberia no es la culpable de la situación del Aeropuerto de Barajas ni del Ministerio de Fomento. Lo que está sucediendo en la primera aerolínea española es un problema entre la empresa y los sindicatos, con un rehén en medio: los pasajeros. Barajas no se paralizó el viernes por este tema, verdadero quid de la cuestión. La nevada sólo aumentó la crisis de Iberia con sus pilotos. Pero en Barajas también opera Air Europa, Spanair, Vueling…
El caso es que aquí siempre pagan los mismos: el viajero que ha reservado con antelación su billete y que tiene que aguantar las “huelgas de celo” de los comandantes de las aeronaves y las cortas entendederas de los negociadores de la compañía. Si los pilotos están realizando una huelga sin declararla es ilegal y lo que debería hacer Iberia es preocuparse de los miles de viajeros perjudicados y reclamar judicialmente la investigación de los hechos. Así, a quienes debe dar explicaciones Fernando Conte es a los que ponen el dinero para que Iberia siga funcionando: los accionistas y los viajeros. Lo demás es un capote que el grupo socialista del Congreso echa a Magdalena Álvarez para que camufle su incompetencia. Ella es quien debe dar explicaciones.
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