MADRID.- Uno de los símbolos de la crisis económica, política y social que atraviesa España sigue tragándose dinero sin contar con una utilidad aparente. El Aeropuerto de Castellón, que gestiona la Diputación de Castellón (Comunidad Valenciana) a través de la empresa pública Aerocas, sufrió unas pérdidas de 7,5 millones de euros en 2012, un 10,6% menos que en el ejercicio precedente, cuando los números rojos ascendieron a 8,4 millones.
La partida de mayor gasto es la que corresponde a “otros gastos de explotación”, que ha supuesto un agujero de 5,05 millones de euros, de los que 2,37 millones se han dedicado a servicios profesionales independientes, mientras que 2,4 millones se han destinado a “otros servicios”. Sin especificar más. En estas partidas contables se suelen esconder gastos de difícil justificación, así como pagos a empresas externas por diferentes servicios.
Sin embargo, los resultados de estas partidas son llamativos, ya que en 2011 sólo se dedicaron 918.663 euros a la partida de “servicios profesionales independientes”, mientras que la de otros gastos sólo registró 129.607,11 euros en 2011. Es decir, en el último año estas partidas se han multiplicado por 2,5 y 18 veces, respectivamente.
Personal sin vuelos
Sin embargo, frente a estos aumentos de los que se desconocen a qué gastos concretos se destinaron, en 2012 se produjo un fuerte descenso en el epígrafe de publicidad, propaganda y RRPP, que pasa de 5,09 millones en 2011 a 702.840 euros un año después. Por su lado, los gastos financieros (derivado de pago de intereses y comisiones bancarias) se incrementaron hasta situarse en 2,37 millones de euros en 2012, frente a los 2,15 millones de 2011, de los que 1,86 millones son por deudas con empresas del grupo y asociadas.
Un capítulo importante es el de los gastos de personal en un aueropuerto sin vuelos ni actividad. Los mismos han caído ligeramente de 368.865,49 euros en 2011 a 330.917,18 euros en 2012, sin variaciones en una plantilla de siete personas: un directivo, tres mandos intermedios y tres administrativos.
En 2012 se supo que Javier García, director general de aeropuerto, había cobrado un sueldo anual de 88.104 euros en 2011. De esta cantidad, 46.029 euros se corresponden con el desempeño de su cargo, mientras que 42.074 euros los ingresa al ocupar el cargo de director de vigilancia y control del contrato y obra del aeropuerto. Es decir, que en una misma empresa pública García obtiene dos salarios.
Aeropuerto sin actividad
Según consta en la memoria adjunta a las cuentas del Aeropuerto de Castellón, los números han sido preparados con el principio de empresa en funcionamiento, ya que Aerocas “está realizando todas las gestiones oportunas para la puesta en funcionamiento y explotación del aeropuerto” y, mientras tanto, “va a seguir contando con el apoyo financiero” de la Generalitat mediante aportaciones a través de la Ley de Presupuestos. Es decir, que los contribuyentes valencianos (y muy posiblemente los españoles a través de las transferencias que el Estado realiza a la Generalitat valenciana) seguirán sufragando las pérdidas de un aeropuerto inoperativo.
En realidad, el aeropuerto y la empresa que lo gestionan deberían disolverse. El informe revela que las pérdidas acumuladas sitúan el patrimonio de la sociedad en 61,48 millones de euros, inferior a la mitad del capital social, lo que la lleva a un supuesto de disolución, y apunta que el decreto de reestructuración del sector público empresarial establece la incorporación de las acciones de la Sociedad Proyectos Temáticos de la Comunitat, partícipe de Aerocas, la empresa que gestiona la infraestructura, y su posterior extinción sin practicarse liquidación.
Construcción sin valor
En ese informe se hace constar que el coste de las obras de construcción asciende a 158,4 millones y que, dada la realidad económica y técnica del proyecto y que su puesta en marcha dependa de factores y decisiones externas, carece de información suficiente para evaluar si “existe indicio de deterioro de valor de estos activos”.
El Aeropuerto de Castellón nació patrocinado por Carlos Fabra, expresidente del PP de la misma provincia, y que tildó de “ineptos” a quienes criticaron que, aun año después de su construcción, el aeródromo no entrase en funcionamiento. Fue el propio Fabra quien animó a los vecinos de la capital provincial a pasear por las pistas de aterrizaje hasta que se les diesen el uso que les corresponde a las mismas. Fabra debió pensar que si Valencia y Alicante tienen aeropuertos, por qué no iba a tenerlo Castellón y se gastó 150 millones de dinero público.
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