La edición 2018 de Fitur, la feria internacional de turismo de España, se ha quedado con menos brillo tras el rechazo de la hotelera NH a Grupo Barceló. Podía haber sido la gran operación hotelera de 2018 en España y Europa. En un hecho relevante, el consejo de administración de NH Hoteles comunicaba a sus accionistas que el rechazo a la oferta de compra de Barceló se debía a que “no permitiría crear valor para el accionista por encima del proyecto independiente de NH”. Además, los ejecutivos de la cadena consideran que no son “apropiados ni el valor intrínseco asignado a NH por la oferta de Grupo Barceló, ni su alcance, ni la ecuación de canje ofrecida por éste”. Así se ponía fin a un potencial gigante de 4.000 millones de euros de facturación anual.
En una empresa cotizada, este varapalo, que ha contado con el visto bueno de todos los consejeros de NH Hoteles, habría supuesto la dimisión de Simón Pedro Barceló, el copresidente del grupo con mismo nombre y el impulsor de la fusión. Sin embargo, Barceló es una empresa familiar y las cuitas por este fracaso se enjuagarán de otra manera. No es pacífica la relación entre Simón Pedro Barceló Vadell y Simón Barceló Tous, el otro copresidente y primo del primero. El accionariado de esta compañía mallorquina, propietaria de más de 230 hoteles y 700 agencias de viaje bajo la marca B the travel Brand, está formado por los descendientes de Sebastián Barceló Tous y Gabriel Barceló Vadell y en la última junta general de accionistas hubo problemas para aprobar las cuentas presentadas por Simón Pedro Barceló para el ejercicio 2016, a pesar de haber conseguido incrementar su beneficio un 25% y la facturación un 15,1%.
De haberse llevado a cabo, la fusión de NH y Barceló habría creado la tercera empresa hotelera de Europa, sólo por detrás del grupo francés Accor y de la multinacional estadounidense IHG. Ambas compañías habrían facturado conjuntamente 4.300 millones de euros anuales y habría sido la primera hotelera española por número de alojamientos. Pero también se ha perdido una oportunidad crucial: la de poner al sector empresarial turístico español al nivel del volumen de negocio que genera esta actividad para el país mediterráneo. España recibió en 2017 más de 80 millones de turistas, se situó como el segundo país más visitado del mundo, por delante de EEUU y a muy poca distancia de Francia. Además, los ingresos por turismo han superado los 58.600 millones de euros. Sin embargo, el país mediterráneo no cuenta con grandes empresas turísticas internacionales, cuya cifra de negocio esté acorde con la importancia del sector para España.
A diferencia de otros mercados, el sector hotelero español está muy fragmentado y sólo dispone de varias empresas de cierta envergadura: Meliá Hotels, NH Hoteles o Barceló Hoteles, entre ellas. Sin embargo, el nivel de incidencia internacional de estas compañías es muy reducido en comparación con los grandes gigantes como Accor, IHG o Marriot-Starwood, por poner un ejemplo. Hasta la década de los años 2000, las hoteleras españolas han estado muy centradas en el viajero español y, como mucho, en los negocios que poseían en el Caribe, fundamentalmente en la República Dominicana y en México. Ha sido a partir de los últimos veinte años cuando los grandes grupos hoteleros españoles han diversificado su negocio para centrarse en el turista europeo y estadounidense, con mayor poder adquisitivo. Asia, y en concreto China, son los nuevos objetivos. Pero eso sí, la evolución es lenta, porque las grandes hoteleras internacionales tienen fuerte presencia en el extranjero.
Por ejemplo, en el caso de NH el 75% de sus ingresos provienen del extranjero (el 87% de Europa, principalmente de Alemania, Benelux e Italia). Por su lado, Meliá Hoteles obtiene el 56% de sus ingresos operativos del negocio internacional, lo que da idea del peso que el mercado del turismo español tiene todavía en la empresa mallorquina. Barceló no desglosa sus ingresos por área geográfica, pero sí indica en su última memoria que el 49% de sus hoteles se encuentran en los EEUU, mientras que el resto se reparten entre Europa, América Latina y el Caribe. Estas compañías españolas se pueden comparar con el conglomerado IHG, que se encuentra al mismo nivel de ingresos anuales (1.700 millones de dólares en 2016), aunque con más habitaciones. La compañía estadounidense obtiene el 58% de sus ingresos del continente americano, que incluye EEUU, Canadá, México e Iberoamérica, mientras que Europa y Asia suponen el 27% de sus ingresos. Es decir, una facturación más diversificada.
La operación propuesta por Barceló tenía sentido, pero se ha encontrado con un NH fuerte (a pesar de que su consejo de administración está enfrentado a uno de los principales accionistas, el grupo chino HNA), que ha salido de una reciente crisis, obtiene beneficios y ha aprobado un plan estratégico a tres años. La hotelería española seguirá fragmentada y, de momento, solitaria. Ahora, NH debe dar el salto fuera de Europa, un paso estratégico que habría sido más sencillo en compañía de Barceló.