La libertad absoluta tiene un nombre: Nockalm Hotel. Y es que las parejas que tienen aficiones diferentes, niños y perros… tienen que resignarse a no tener vacaciones o a no disfrutarlas. Pero, aunque parezca imposible, hay una opción. Desde luego, es posible que todos tengan las vacaciones que se merecen, en el mismo lugar. Para esto se han inventado los hoteles para niños en los que además admiten mascotas bien educadas.
En esta ocasión vamos a hablar de nuestra experiencia en el Nockalm Hotel.
Desde la perspectiva de los adultos, es un lugar en Carintia, provincia austríaca rodeada de naturaleza y completamente verde. Un paraíso en cualquier época del año, puesto que, en los meses fríos, cuenta con estaciones de esquí a dos pasos del hotel y una infraestructura estupenda para disfrutar del deporte blanco en todas sus modalidades, mientras que, en los meses más cálidos, lo que apetece es salir de excursión a colonizar los alrededores: senderismo, escalada, paseo simple o lo que uno quiera. Por su parte, el hotel, para los que somos vagos por naturaleza y pensamos que en vacaciones prima la ley del mínimo esfuerzo, nos lo ponen bastante fácil: piscina con solárium interior y exterior, hamaca alejada y todo, bar abierto todo el día con diferentes tentempiés para los más golosos, según la hora. Un lujo. También hay una amplia terraza para disfrutar de un aperitivo como es debido con unas vistas inigualables; y una deliciosa salita interior, donde por la noche se puede tomar uno una taza de chocolate caliente o un copazo sin complejos, mientras se ve la tele o se juega a un divertido juego de mesa… en plan familiar o no. Buen ambiente, optes por lo que optes. Lo mejor de todo es que hay una deliciosa habitación sólo para adultos, donde todo es silencio y paz. Allí se pueden encargar masajes o simplemente tumbarte a descansar y a tomar un refrigerio sin tener que preocuparte de absolutamente nada.
Desde la perspectiva de los peques de la casa: eso es jauja. Hay una habitación en el piso de abajo repleta de juguetes, incluido un pequeño laberinto que termina en un tobogán que te lleva a una piscina de bolas. Un sueño. ¡¡Un cuarto repleto de juguetes!! Y más aún, a la derecha y a la izquierda hay otros dos cuartos, con juegos para los niños más mayores… y para algún padre nostálgico que no podrá resistirse: billar, futbolín, maquinitas varias… también en las diferentes zonas del jardín hay un sinfín de juguetes, columpios, trampolines, areneros… incluso un castillo hinchable para saltar, un trampolín y algunos otros juegos de madera, de lo más divertidos. Por supuesto la piscina tiene su zona infantil y cajones y cajones de juguetes. Por si fuera poco, rodea el hotel una pequeña granja, es decir, hay animalitos vivos con los que los niños podrán interactuar sin problema: pajaritos, conejos, cabras, gatos, ardillas… de lo más divertido. Todo el hotel está construido a prueba de niños, es decir, hay puertas de seguridad por todas partes, ningún enano podrá caerse por la escalera si no es aposta. Todas las precauciones tomables, han sido tomadas. Incluso hay una pequeña cocina, para que las mamás más entregadas puedan preparar la comida de sus pollitos, calentarla o hacer lo que necesiten. Abierta las 24 horas. Y no olvidemos, que también hay un servicio de guardería entre semana, para olvidarse de los pequeños y dejarlos jugando con otros niños de su edad. Libertad absoluta.
Desde la perspectiva de los familiares peludos: pueden pasearse a sus anchas por todos los recintos del hotel. Repito, siempre y cuando estén bien educados… no hay restricción. Ni dentro, ni fuera. Verdes praderas harán las delicias de nuestros queridos perros, que se van a sentir mejor que en casa. Como decía, libertad absoluta. Aquí tenéis un testimonio de primera pata.
Las comidas también están pensadas para los gustos de toda la familia. Un divertido bufet con variedad de platos mantendrá contentos a todos, especialmente a los niños, porque siempre habrá algo especialmente pensado para ellos. Se nota mucho mimo y mucho cuidado en cada detalle. Incluso os dará cierta envidia de los peques, en algunos casos. Os lo digo desde la experiencia….
Por mi parte, preferí quedarme todo el tiempo en ese pequeño paraíso sin hacer otra cosa que descansar y disfrutar de un fantástico libro, pero lo cierto es que hay una oferta de actividades tan grande que casi casi es abrumadora, no le daría a uno tiempo a probarlo todo, así que en la recepción os pueden facilitar toda la información posible y ayudaros a elegir qué es lo que más os puede interesar y/o gustar. En verdad, es una oferta variada y muy entretenida: cultura, naturaleza, deporte, gastronomía, quizá por eso los clientes que van una vez, repiten, no te da tiempo a aburrirte ni a probarlo todo, aunque para mí, lo mejor de todo, es la posibilidad de descansar sin preocupación alguna. Un verdadero paraíso.